El Yoga, como herramienta terapéutica, es cada vez más valorado por los aportes que hace a nuestro bienestar y por cómo reconstituye y regenera nuestra salud completa
La vivencia difícil de la enfermedad activa un estado de estrés crónico que nos hace más vulnerables, debilitando nuestro sistema inmune, afectando la capacidad de regenerar tejidos y facilitando la aparición de otras enfermedades.
“El yoga proporciona efectos comparables a los del ejercicio aeróbico” es el título de uno de los últimos artículos publicados (diciembre de 2014) en la revista “European Journal of Preventive Cardiology”.
Tras una revisión sistemática de 37 ensayos controlados aleatorios con 2.768 participantes, investigadores del Centro Médico de la Universidad Erasmus, en Rotterdam (Países Bajos) y la Escuela de Salud Pública de Boston, Harvard (Estados Unidos) concluyen que:
-la práctica del yoga mejora los factores de riesgo asociados con la enfermedad cardiovascular.
-el yoga constituye un “tratamiento potencialmente efectivo” para la salud cardiovascular.
-el yoga puede proporcionar los mismos beneficios en la reducción de factores de riesgo que actividades físicas tradicionales como andar en bicicleta o caminar a paso ligero.
Los ensayos comparaban personas que hacían yoga tanto con personas que hacían otro tipo de ejercicio físico como con personas sin actividad física. Encontraron que hacer yoga redujo el IMC (índice de masa corporal), la presión sistólica y la LDL (lipoproteína de baja densidad conocida como “colesterol malo”) y aumentó la HDL (lipoproteína de alta densidad conocida popularmente como “colesterol bueno”).
También redujo el colesterol total, el peso corporal hasta en 2 kg, la presión diastólica en 4,9 mmHg, la frecuencia cardíaca en 27 latidos /min. Algunos de estos parámetros mejoraron significativamente cuando además se asoció el yoga a la medicación. No parece que encontraron mejoras en los parámetros de la diabetes (glucemia en ayunas y la hemoglobina glicosilada).
Los investigadores señalan que debido al impacto del yoga en la reducción del estrés, “que lleva a un efecto positivo en el estado neuroendocrino, metabólico y la función cardio-vagal”, éste proporciona efectos comparables a los del ejercicio aeróbico por lo que el yoga puede ser muy útil para reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con menor tolerancia física, con problemas cardíacos previos, los ancianos o aquellos con dolor musculoesquelético o en las articulaciones.
¿Cómo nos ayuda el Yoga?
La práctica del Yoga produce sensación de bienestar, de relajación, una mejor concentración, confianza en uno mismo, mejora la eficiencia, mejora las relaciones interpersonales, aumenta la atención, disminuye la irritabilidad, y representa una perspectiva optimista en la modulación de la respuesta inmune en el estrés por vida.
Debido a que fomenta la auto-conciencia, el yoga es un enfoque prometedor para tratar con la respuesta al estrés. Incluso el mundo occidental ha aceptado ahora Yoga como terapia complementaria para ayudar a los sobrevivientes de cáncer en el manejo de los síntomas como la depresión, la ansiedad, el insomnio, el dolor y la fatiga.
El estudio que se realizó aplicando el Programa YOCAS (Yoga para Supervivientes de Cáncer) es una muestra de ello. Karen Mustian, radiooncóloga del WilmotCancer Center de la Universidad de Rochester (Estados Unidos), lo presentó en el Congreso Americano de Oncología (ASCO) del año 2010. En dicho ensayo se evaluaba la eficacia en la calidad del sueño, la fatiga y la calidad de vida en pacientes supervivientes de cáncer que practicaban Yoga respecto un grupo control.
Se incluyeron 410 pacientes; un grupo de ellos realizó dos sesiones semanales de 75 minutos, realizando 16 posturas o Asanas combinadas con ejercicios de respiración y meditación. Los resultados fueron positivos para los que practicaron yoga comparando con los que no lo hicieron; los “yoguis” presentaron una mejoría en la calidad del sueño, en la fatiga, y en la reducción de medicación inductora del sueño.
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