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Mario Vargas Llosa, en su columna quincenal del diario La República, titulada “La era de los impostores” escribe que el personaje más mediático en España es el ‘pequeño Nicolás’, un joven veinteañero que, desde que era un adolescente, se las arregló, embaucando a medio mundo, para hacerse pasar por amigo de la realeza, de grandes empresarios, autoridades y políticos de alto vuelo y del servicio de inteligencia, todos quienes le habrían encargado delicadas e importantes misiones. Lo extraordinario del caso es que buen número de estos personajes se tragaran sus patrañas, lo recibieran, lo escucharan y (al parecer) hasta lo gratificaran por sus servicios.
Para ratificar esa impresión, el portal de Periodismo Digital revela dos de las últimas novedades relacionadas con tan singular personaje.
La primera se refiere a cómo el “pequeño Nicolás” se coló en la proclamación de Felipe VI, hecho considerado como una de sus más publicitadas hazañas en su rol de impostor.
La treta que empleó Francisco Nicolás Gómez Iglesias, verdadero nombre del “pequeño Nicolás”, para poder estrechar la mano de los Reyes, fue utilizando el carnet de identidad de un amigo, y que al parecer, ya había falsificado en varias ocasiones. Algo que reconoció cuando fue detenido.
El nombre que reveló en la sede policial el “pequeño Nicolás” fue el de Álvaro de Pedroso, un chico de su quinta que reside actualmente en la India y al que habría conocido en su etapa de relaciones públicas en discotecas madrileñas.
Entre ambos existiría una estrecha relación de amistad, la suficiente al menos como para que los dos jóvenes se pusieran de acuerdo en urdir un plan que ha requerido varias semanas de averiguaciones policiales.
Pedroso logró una invitación del Palacio de la Zarzuela para poder asistir a los actos de celebración del nuevo reinado en las dependencias del Palacio Real. Pero el amigo del pequeño Nicolás no tenía ninguna intención de acudir al evento.
Esta comprobación ha obligado a la Casa del Rey a iniciar una investigación interna para depurar responsabilidades y corregir los errores en materia de seguridad.
LA FRUSTRADA ESTAFA DE 20 MILLONES
La segunda revelación es que la detención el pasado 14 de octubre de Francisco Nicolás Gómez Iglesias habría evitado in extremis el que hubiese sido su mayor golpe: obtener un préstamo de 20 millones de dólares (16 millones de euros) de un banco guineano.
Esta presunta tentativa de estafa habría empezado a fraguarse cuando Francisco Nicolás junto a otro compinche se puso en contacto con la entidad africana para solicitar el crédito.
La garantía que Francisco Nicolás habría puesto encima de la mesa para que le concedieran el préstamo habría sido una finca de su compinche en esta operación, situada en la provincia de Toledo.
Para que dicha finca sirviese como aval en un préstamo de tal cantidad, que debe suponer los dos tercios del empréstito, el joven la presentó como una gran finca de caza con un valor superior a los 10 millones de euros, siendo en realidad un terreno con una residencia prácticamente derruida.
Tras convencer a los banqueros y ser detenido poco después, el ‘pequeño Nicolás’, que siempre ha hecho gala de su gran número de contactos y negocios relacionados con Guinea Ecuatorial, afirmó: “tenía un negocio de 20 millones de dólares en Guinea Ecuatorial” y que “si las cosas se ponen feas, tengo un avión preparado para largarme cuando quiera”