Los 8 mitos sobre el colesterol

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 No todo lo que se dice sobre el colesterol y muchos aspectos relacionados con él, como los alimentos prohibidos o los remedios para reducirlo, es cierto.

«Frente a muchas de las afirmaciones erróneas en torno al colesterol, conviene recordar que este elemento es esencial para la vida, puesto que forma parte de todas las células de nuestro cuerpo, incluidas las cerebrales, y para el funcionamiento del sistema inmunológico», asegura el periodista Ramón Sánchez-Ocaña, en su libro «Vivir bien sin colesterol», donde da todas las claves sobre este aspecto de la salud. Por ello, advierte, «es aconsejable que se conozca qué hay de verdad en algunas de las creencias más extendidas». Sánchez Ocaña ha desarrollado gran parte de su carrera profesional al frente de programas de divulgación científica y médica en televisión.

Estas son, según Periodista Digital, las más repetidas:

 

1. El marisco tiene mucho colesterol

No lo crea. Según comprobaron los científicos, gracias a los métodos actuales, los mariscos son muy ricos en esteroles, entre los que está el colesterol, es cierto, pero no en la medida que se creía hace unos años. Algunas especies pueden aportar bastante grasa. Además, el marisco aporta ácidos grasos omega 3 y esteroles que bajan el colesterol malo, por lo que puede consumir almejas u ostras (siempre en el marco de una dieta equilibrada y salvo que su médico le indique lo contrario por alguna razón). Como suele decirse, lo único que tiene de malo el marisco es el precio.

  2. El colesterol es una moda

Hace muchos años que se investiga sobre el colesterol, su síntesis y sus graves consecuencias, la gravedad de la situación aún no ha calado suficientemente entre la población. Las dolencias cardiovasculares son una auténtica epidemia, y reducir el colesterol es una medida de primer orden para comenzar a superarla. Es verdad también que, hasta hace muy poco tiempo, la única medida que podíamos tomar era la dieta estricta y que sus resultados eran escasos. Sin embargo, la incorporación de nuevos medicamentos al arsenal terapéutico de que disponemos ha hecho que, en poco tiempo, se pueda controlar el colesterol de manera más efectiva”.

  3. Es bueno bajar mucho el colesterol

Depende. Hay que reducirlo mucho únicamente si está muy elevado. Los especialistas aconsejan que el nivel óptimo debería estar alrededor de 200 miligramos/decilitro. Pero bajarlo en exceso no parece muy conveniente. Ya hace tiempo se demostró que cuando, gracias a una medicación excesiva y a la dieta, el colesterol llegaba a situarse en torno a los 150, bajaba el riesgo coronario… pero aumentaba el riesgo de padecimientos graves de colon. Y también se ha relacionado un colesterol muy bajo con una mayor tendencia al suicidio y a la violencia”.

    4. Lo natural es siempre mejor

Esto no es verdad. Tendemos a identificar ‘natural’ con bueno y, por tanto, llegamos a pensar que todo lo procesado es artificial, pero no es así. Hay cosas naturales que nos benefician y las hay que resultan perjudiciales. Identificar natural con sano, con bueno, atribuyéndole más virtudes que a lo procesado, es falso. Como también es falso creer que todo lo procesado es mejor. La realidad es que hay procesos que permiten que lo natural llegue a nuestra alimentación en mejores condiciones (el frío, la conserva, etcétera). Actualmente, a menudo se le da al adjetivo ‘natural’ una excelencia que no tiene. Los adjetivos tienen que colocarse en su sitio. Hay cosas naturales buenas, y las hay malas (una seta mortal o el veneno de una serpiente, por ejemplo)”.

  5. Las nueces tienen demasiadas grasas

Las nueces tienen demasiadas grasas… pero buenas. Es verdad que, como todos los frutos secos, las nueces tienen un buen porcentaje de grasa, pero también lo es que, en conjunto, ofrecen unos ácidos grasos muy beneficiosos. Por ejemplo, en 100 gramos de nueces hay 5,6 gramos de ácidos grasos saturados (no saludables)… frente a 12,4 gramos de monosaturados (como los del aceite de oliva) y 47,5 gramos de polisaturados (como los del omega 3).

  6. El infarto ocurre por culpa del estrés

Puede influir, pero hay otros factores. Quienes han sobrevivido a un infarto dicen, casi en su totalidad, que fue debido al estrés profesional. No obstante, casi todos ellos tenían un colesterol muy elevado y muchos, además, fumaban. Pero no es la tensión o la irritación del estrés lo que afecta al corazón, sino que en el proceso de estrés se movilizan las grasas y se deposita el colesterol.

7. El colesterol de la madre no influye en el del bebé

Esta afirmación no está demostrada. Su explicación radica en que, aunque todos los niños del mundo (y de todas las razas) nacen con la misma tasa de colesterol y, por consiguiente, esta se puede considerar independiente de las cifras que tenga la madre, los recién nacidos pueden heredar una predisposición a tenerlo elevado. De hecho, se han efectuado estudios muy interesantes sobre épocas de hambruna: cuando las madres sufrieron escasez de alimentos durante un tiempo prolongado (por ejemplo, en la segunda guerra mundial), sus hijos tuvieron tasas elevada de colesterol al llegar a la edad adulta.

 8. El ajo ayuda a bajar el colesterol

Esto carece de toda base científica. Aunque esta idea es bastante popular, no se ha demostrado. Un estudio de la Universidad de Exeter (Reino Unido) concluye, tras muchos análisis, que la eficacia de este alimento contra la hipercolesterolemia no es estadísticamente significativa

 

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