En la rutina periodística, la entrevista está entre las actividades más esenciales. Es el alma del periodismo: puede explotar o detonar un tema, dar vida a narrativas y facilitar la comprensión de acontecimientos complejos. Aún así, la mayoría de los reporteros perfecciona esta habilidad a base de prueba y error. Y, a veces, el error se publica con terribles desaciertos para el editor.
A pesar de no ser una ciencia exacta, dominar algunas técnicas puede facilitar el camino del periodista que quiera convertirse en un entrevistador que arranca buenas respuestas hasta de las fuentes más evasivas. Conozca algunas de ellas en esta guía preparada por Natalia Mazotte para el Centro Knight con vínculos y consejos de profesionales expertos en el asunto.
1. Defina sus objetivos
Antes que nada es necesario saber qué quiere lograr de la entrevista: ¿declaraciones, confirmación, contexto, reconstruir una escena? Este es el primer paso para trazar la estrategia que será utilizada.
2. Prepárese
Una buena entrevista comienza mucho antes del contacto con el entrevistado. Como Jon Talton, columnista del Seattle Times, escribió para el Centro Reynolds, conocer muy bien a la fuente y el tema que será tratado es la tarea. Hacer una lista de preguntas previas no garantiza el éxito de la entrevista, pero investigar y estar completamente enterado de lo que será debatido y de la persona con quien se debatirá puede rendir buenos frutos.
3. Sepa cómo preguntar
Así como Liebling, los periodistas frecuentemente se enfrentan con entrevistados que no están tan dispuestos a hablar todo lo que uno desearía. Saber preguntar, en estos casos, hace toda la diferencia. Según las lecciones del periodista de investigación canadiense John Sawatsky, una autoridad en el arte de la entrevista, escribió para American Journalism Review y para Poynter que:
Evite preguntas cuyas respuestas puedan ser apenas “sí” o “no” (a no ser que quiera confirmar alguna información exacta), y mejor use las del tipo “cómo”, “por qué” y “qué”.
Mantenga las preguntas cortas y enfocadas en un solo asunto (uno a la vez).
Evite hipérbolas o palabras complicadas.
Mantenga su opinión fuera de las preguntas.
No intente argumentar con la fuente para convencerla de su versión; en lugar de ello, pídale comentar sobre alguna información que usted sepa que es verdadera.
Siempre cuestione: ¿cómo sabe usted eso?
Pregunte sobre temas sensibles sin sonar “combativo”.
Pida ejemplos y descripciones, eso ayuda a la fuente a recordar y articular sus respuestas.
4. Conduzca una conversación
La ganadora del Pulitzer Isabel Wilkerson considera las entrevistas “conversaciones guiadas” en las cuales la dinámica de la relación es más importante que cualquier cuestión individual.
Es fundamental mantener una interacción visual y corporal con un entrevistado. Demostrar empatía hace que la fuente sea más abierta, o aumenta las probabilidades de abrirse. “Entrevistar es la ciencia de ganar la confianza, después ganar la información”, resalta John Brady en “El arte de la entrevista”.
5. Escuche y controle el ritmo
A veces el periodista está tan preocupado de seguir con su lista de preguntas que no percibe los momentos en los que la historia puede tomar un mejor camino. No se cierre la puerta a recibir información más interesante que pueda dar el entrevistado, por apresurarse a pasar a la siguiente pregunta. Si hay limitaciones de tiempo, concéntrese en el tema más importante, elija con sabiduría. Si el tiempo no es limitado, explore los puntos que serán más interesantes durante la entrevista.
6. Haga preguntas a partir de las respuestas
No deje sus dudas sin contestar. Preguntas derivadas de las respuestas mal comprendidas dan mucha tela para cortar. Como enseña Banaszynski, “para cada pregunta, pregunte otras cinco”.
Sea un oyente interesado y perciba cuando las respuestas lo llevan a otras preguntas sobre el tema. Conforme explica Sawatsky, cuanto más usted demuestre que está realmente oyendo, más confianza se establece.
7. Negocie los términos de antemano
Deje claro el propósito y el contexto de la entrevista y procure saber en el inicio las preocupaciones de la fuente. Eso puede evitar que usted sea sorprendido con un pedido de “off the record” [no publicar la información proporcionada] después de una entrevista reveladora.
8. Cara a cara, teléfono, o correo electrónico
La entrevista puede ser hecha de varias formas: en persona, por teléfono, Skype, e-mail, con o sin cámeras de video. La mayoría de los periodistas prefiere que la conversación sea cara a cara ya que permite que el reportero observe detalles del comportamiento del entrevistado y de la escena que escapan en conversaciones por teléfono o correo.
Aquellos que optan por grabar en video deben estar atentos a algunas cuestiones técnicas, como la captura del audio y los planos que serán usados.
9. Sea experto pero atrévase a ser ignorante
Asegúrese de que entendió lo que significan ciertas expresiones y busque analogías. En las palabras de Ann Friedman, “hágase el tonto”, especialmente cuando el asunto es técnico y complejo. Pida a la fuente que le explique como si estuviera hablándole a un niño.
10. Sea atento después de la entrevista
Siempre es bueno anotar teléfonos, e-mails, direcciones, detalles sobre el local o el entrevistado. Si lo requiere, no dude en contactarlo nuevamente para enviar sus dudas o incluso programar una segunda entrevista. Después de la publicación, siempre es bueno pasar el material a la fuente para estar abierto a sus comentarios.
Chip Scanlan añade que la auto-evaluación es una buena forma de mejorar. Al transcribir las conversaciones grabadas (y grabar es fundamental), observe no sólo las respuestas, sino también sus preguntas. “¿Usted hace más preguntas que cierran la conversación en lugar de estimularla? ¿Usted interrumpe a su interlocutor cuando él está comenzando a soltarse? ¿Usted es un ser humano interesado y amable o un promotor atormentado?”
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