Este es Namibia, un elefante huérfano de cuatro toneladas, un verdadero espectáculo por su dominio del balón de fútbol. Vive en el Parque de Elefantes de Knysna en Sudáfrica.
Pero no es el único. Hay una docena de elefantes huérfanos en el parque, todos de diferentes edades. Todos vivieron experiencias traumáticas, separados de la comodidad y de las relaciones esenciales en el ambiente salvaje, y ahora están creando vínculos con sus adiestradores humanos. Cada elefante es un individuo distinto y la compenetración con sus adiestradores toma años en desarrollarse.
“Es terapia de desarrollo cognitivo”, dice Greg Vogt, administrador del parque. “El futbol y jugar con balones de futbol les da un elemento en la relación con los adiestradores y los elefantes. Cada elefante es un individuo, una personalidad específica y cada adiestrador tiene su propia personalidad”.
Khulumani Moyo es uno de los adiestradores que se encarga de Namibia desde hace algún tiempo. Él conoce a todos los elefantes del parque y los cuidados necesarios para su bienestar. “Aquí están disfrutando de una segunda vida”, dice. Luego señala a Namibia con particular orgullo. “Como se puede ver es saludable, está feliz aquí”.
La relación entre los elefantes huérfanos en el parque, y los pocos que permanecen en la vida salvaje, no está clara. Pero en el parque están usando el futbol para construir vínculos más fuertes entre los humanos y los elefantes, y para aprender más sobre cómo estos animales entienden el mundo a su alrededor.