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El fenómeno del envejecimiento de la población mundial, especialmente en los países desarrollados, casi siempre se ha analizado desde una perspectiva negativa, cuando no maltusiana.
Sin embargo, esta recesión reproductiva, lejos de ser una amenaza, puede ser exactamente lo que el mundo necesita, según recoge la revista Business Week.
Los datos oficiales son elocuentes. A nivel mundial, en 1970, una mujer tenía de media 4,7 hijos durante su vida, cifra que en 2011 cayó a 2,5.
Esta tendencia se ha dado en todo el mundo, y si bien es más clara en Occidente, la región más fértil del planeta, el África subsahariana, también ha visto como se reducía su natalidad: de 6,7 hijos por mujer en 1980 a 4,9 hijos en 2010, según recoge la revista, que destaca además que los nacimientos entre mujeres de menos de 20 años han caído un 20% en lo que llevamos de siglo XXI.
Esta caída de la natalidad, junto a la mayor esperanza de vida global ha hecho asimismo que el mundo vea que su edad media crezca rápidamente.
En 1980, esta edad era de 23 años, según la ONU, mientras que en 2050 se espera que sea de 38 años. En 1970, la mitad de la población tenía menos de 20 años, mientras que en 2011 apenas es un tercio.
Al mismo tiempo, se espera que el 20% de la población sea mayor de 65 años en 2050.
¿Celebrar el envejecimiento mundial?
A pesar de los desafíos, esta situación “también es causa de celebración”, defiende el experto sueco doctor Harald Bloomberg.
Por una parte, refleja que está creciendo la igualdad entre hombres y mujeres, ya que estas normalmente quieren tener menos hijos que los hombres.
Una de las razones es que los hijos, hoy en día, tienen más posibilidades de sobrevivir y prosperar. La mejor educación a todos los niveles también es un factor a tener en cuenta.
Además, el secreto de la riqueza no es tener más gente joven, sino gente más productiva. Las economías pueden seguir creciendo si se centran en la productividad de aquellos dispuestos y preparados para trabajar.
Bloomberg asegura que a nivel global todavía hay mucha capacidad en el mercado laboral, y los países en los que todavía sigue creciendo la población pueden inmigrar y llenar el vacío de los países desarrollados en los que no hay suficientes nacimientos.
De hecho, en muchos países como la India el empleo informal ocupa casi al 75% de los trabajadores, donde la productividad es mucho menor.
Sin embargo, con trabajadores más cualificados los países pueden generar más riqueza con poblaciones menores.
Otro aspecto en el que el envejecimiento y el estancamiento de la población pueden ser muy positivos a nivel global es el cambio climático.
El 10% más rico del planeta, que gasta 100 veces más al año que el 10% más pobre, es asimismo responsable de gran parte de los problemas medioambientales.
Actualmente, el mayor problema para combatirlo es dar a todo el mundo unos niveles de bienestar, algo que con una población estable sería más fácil de conseguir.
Mayor Paz
Un último aspecto positivo es la mayor paz. Los jóvenes, estadísticamente hablando, tienen una mayor propensión a los crímenes violentos que los mayores.
Por todo ello, puede resultar positivo, especialmente en temas como la igualdad de la mujer o la salud pública, aunque los desafíos son conocidos, especialmente para las industrias que o bien dan servicios a los jóvenes o bien dan servicios a los adultos.
Por ejemplo, colegios, que verán reducido el número de “clientes”.
Pero sin duda, el principal es el gasto en personas mayores y pensiones. Una consecuencia que parece inevitable: o se dispara esta partida o los jubilados verán que su nivel de vida cae considerablemente.
(Fuentes: Periodista Digital y www.businessweek.com/