Los gemidos de las tenistas se han convertido en un problema. Es al menos lo que dice la Asociación de Tenis Femenino, que está estudiando implantar una máquina que mida los decibelios de los gritos de las jugadoras y sancionar a aquellas demasiado “gritonas”.
Algunas tenistas, como era de esperar, ya han protestado.
Como recuerda V.I. en ‘La Razón’, el torneo de Wimbledon, cada año, es fuente de sorpresas y noticias inesperadas.
Este 2012, la noticia importante ha sido, sin duda, la temprana eliminación de Rafa Nadal ante el número 100 del mundo.
Eso en lo que se refiere a la hierba y al gran torneo londinense.
A bastante distancia de allí, según informa la cadena de deportes estadounidense ESPN, se cuecen otras cosas.
La más curiosa en la iniciativa de la WTA, que en colaboración con la Federación Internacional de Tenis, está estudiando instalar en las canchas una máquina que mide los decibelios, de tal manera que se pueda amonestar primero, y sancionar después, a una jugadora que repetidamente grite demasiado.
Estos “policías del ruido” pretenden dirimir la frontera entre lo que puede ser una “manía” puntual de las jugadoras y una estrategia para desconcentrar al rival.
A esta última tesis se ha abonado, por ejemplo, la polaca Caroline Wozniacki, que se ha quejado en repetidas ocasiones de que sus oponentes exageran los gritos para desconcentrar a la oponente.
Los gemidos se han convertido en habituales en el tenis femenino (también en algunos casos en el masculino) y son muchas las jugadoras que abusan de este desagradable sonido, aunque en el circuito son famosas especialmente por su potencia de voz las dos primeras del ranking de la ATP, la rusa Maria Sharapova y la Bielorrusia Victoria Azarenka.
La primera jugadora en introducir la moda de los gemidos en las pistas de tenis, concretamente en Wimbledon, fue Victoria Heinicke, quien en 1962 se ganó la denuncia de una oponente que le acusó de haberla desconcentrado durante el partido.
Desde entonces, la práctica se ha generalizado, y se ha convertido en motivo continuo de queja y de burla.
En la pasada edición de Wimbledon, sin ir más lejos, la organización pidió que “se hiciera algo” ante los molestos gruñidos.
Algunos, por cierto, tan sensuales que terminan excitando a un sector del público.
¿Y por qué sólo molestan a los pacatos los gemidos de las mujeres?
“Creo que este tema se está siendo un poco injusto con las mujeres”, aseguró a la ESPN Stacey Allaster, directora ejecutiva de la WTA,
“Los tenistas masculinos también gritan, pero, obviamente, nuestro ADN es diferente. Los hombres tienen una voz más grave, y nosotras fuimos bendecidos con un tono más alto”.
Allison aseguró que, además de penalizar, en el presente, los gritos de las tenistas, también están estudiando la posibilidad de enseñar a las jugadoras jóvenes técnicas de respiración, con el ambicioso objetivo de “erradicar los gruñidos en la próxima generación”.
(Publicado por Periodista Digital)