El video explica el horóscopo de Koestler con equivocación de género.
¿ Es posible determinar el destino de una persona en base a la interpretación de los sucesos ocurridos en el día del nacimiento de esa persona? ¿ Las noticias pueden ser más precisas que lo que sentencian los astros, las líneas de la mano, las cartas…?.
Esto era más que una realidad para Arthur Koestler, novelista, ensayista, historiador, periodista, activista político y filósofo social húngaro de origen judío.
A Koestler (1905-1983) se le ocurrió un día realizar su autobiografía y comenzarla hablando de su propio horóscopo, un horóscopo basado en los acontecimientos mundiales que sucedieron el día de su nacimiento.
Afirmó: “Marx sostenía que el hombre es un producto de las circunstancias sociales. La astrología que el hombre depende de las circunstancias cósmicas. Yo creo que ambas proposiciones son válidas; de aquí surge la idea del horóscopo secular.”
Detalló: “ El procedimiento para trazar el horóscopo secular es muy simple. Lo único que tuve que hacer fue ir a las oficinas […] y pedir que me mostraran el ejemplar del día siguiente a mi nacimiento, hecho que ocurrió el 5 de septiembre de 1905.”
Así, consultando los periódicos, Koestler comenzó a conocerse y a conocer lo que le depararía el destino, analizando desde los anuncios clasificados, hasta las noticas sociopolíticas más importantes.
Koestler menciona que en el mismo año y mes de su nacimiento se publicó un ensayo “ Sobre la electrodinámica de los cuerpos en movimiento”, firmado por Albert Einstein; que también en el mismo año, Sigmund Freud publicó sus “Tres conferencias sobre la teoría de la sexualidad”. También menciona a Wells, Kipps , Thomas Mann, Tolstói, Chéjov, Rousseau, Cézanne, Matisse, y Picasso (vendía sus dibujos al marchant Soulier por veinte francos cada uno.”
Concluyó “El reloj que había marcado la hora de mi nacimiento también anunciaba el fin de la era del liberalismo y del individualismo, de esa civilización de dura competencia y sin embargo de facilidades, que había logrado conciliar, gracias a un insólito contrato, amable y cruel, el eslogan de la «supervivencia de los más aptos» con el de laissez faire, laissez aller (dejar hacer, dejar pasar).”