Casey Haynes es un niño australiano quien durante tres años fue objeto de la agresión de sus compañeros de clase, hasta que decidió reaccionar y golpeó a uno de sus agresores al que dejó inválido.

Este caso de “bullyng” ha tenido repercusión mundial al difundirse un informe de la televisión subido a Youtube, donde fue visitado por millones y consiguió innumerables comentarios de apoyo a Casey y de denuncia contra los casos que ocurren todos los días en las escuelas, muchas veces sin la acción adecuada de las autoridades educativas.

Dos de los comentarios fueron: “no hay manera de prevenirlo, muchas veces cuando una madre va a pedir ayuda la respuesta que recibe de directores de colegio es negarlo todo, decir que la victima miente y apoyar al acosador , eso lo viví yo como madre y lo viví con otras madres”

“Esto es así, esto ocurre miles de veces en los colegios , es muy raro ver que las victimas se defiendan, pero personalmente opino que la mejor opción para aconsejar al que este siendo abusado es esta: pelea contra los que te molesten porque sino se hace así seguirán molestando, y si la victima se aguanta y termina sus estudios pues tiene que entender que lo que le paso deja marcas imborrables, luego terminan
volviéndose asesinos o se suicidan, así que lo mejor es defenderse.”

Según los entendidos, la palabra bullying describe un modo de trato entre personas. Su significado fundamental es: acosar, molestar, hostigar, obstaculizar o agredir físicamente a alguien. Es un continuo y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño o niña por parte de otro u otros, que se comportan con él/ ella cruelmente con objetivo de someter, arrinconar, amenazar, intimidar u obtener algo de la víctima.

En el Perú el bullyng por fin ha sido tomado en serio por el Estado. La Comisión de Educación del Congreso aprobó recientemente un dictamen (Ley N° 29719 – Ley AntiBullying) para prevenir y sancionar la violencia escolar en todos sus extremos.

La medida establece que cada plantel deberá contar con al menos un psicólogo para tratar este tipo de acoso, además de formar una junta que vele por la convivencia pacífica, integrada por el director del colegio, un representante de la Asociación de Padres de Familia, dos docentes y un miembro del personal auxiliar.