El autor de este blog habló en el homenaje final a Manuel Jesús Orbegozo en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de San Marcos. Aquí una selección de su discurso:
Qué se puede decir de ti que no se haya dicho con tantos homenajes y reconocimientos que has recibido.
Quiero mencionar lo que escribió Francisco Miró Quesada Cantuarias en el prólogo de tu libro “Periodismo”, casi una biblia para profesionales y estudiantes; tu antiguo, notable director expresó: “Las cualidades que distinguen al periodista y que Manuel Jesús Orbegozo posee en grado sobresaliente son: larga práctica, sólida cultura periodística, originalidad, a veces tan fuera de lo común que su artículos parecen de antología, rapidez en el trabajo, vocación periodística muy profunda, rayana con la mística, capacidad extraordinaria como maestro, y permanente auto exigencia de perfeccionamiento. Pero tiene, además, dos cualidades que lo enaltecen: coraje a toda prueba y probidad insobornable”.
No pretendo detallar las centenares de crónicas y reportajes que conseguiste en tus nueve viajes alrededor del mundo, hacer referencia a tus miles de fotos, ni a los dramáticos episodios que tuviste que enfrentar, ni al trato preferente y amigable que las máximas personalidades del mundo te dispensaron, ni a esas anécdotas como tu matrimonio africano no consumado, recurso extremo para obtener la visa negada.
Quiero enfocar tu actividad docente, durante 40 años, como uno de los profesores más queridos y admirados de nuestra Escuela de Comunicación Social, de la que fuiste también director.
Como lo recordó en un inspirado perfil Juan Gargurevich, quien debía hablar en esta ceremonia pero declinó porque confesó iba a terminar llorando, en 1968 fuiste invitado a dictar clases en la escuela de periodismo de nuestra Universidad de San Marcos. Ya habías colaborado antes en la fundación del instituto Jaime Bausate y Mesa y podías lucir cierta experiencia pedagógica pero la realidad sanmarquina no era por entonces favorable a una buena administración.
Pero el entusiasmo suplía la falta de aulas y facilidades. Compartiste alumnos con profesores muy distinguidos. Ya se había jubilado el viejo maestro Corpus Barga y se avecinaban tiempos difíciles pues el gobierno militar haría cambios drásticos en la educación.
Te hiciste cargo del curso de Redacción Periodística, compartiendo tu tiempo con tus tareas en la redacción. Pero no había aulas para tus raros horarios, sin tiempo libre. Entonces los estudiantes decidieron alquilar un local en el centro que pertenecía al sindicato de Construcción Civil y allá marchaban todos a beber de tu experiencia. Y cuando fueron desalojados enrumbaron a tu casa donde tu familia soportó abnegadamente la invasión de los alumnos que querían escuchar a su profesor.
“El periodismo es la práctica en un 70 por ciento” repetías y citabas a los alumnos a las siete de la mañana en lugares diversos como hospitales, asistencia pública, comisarías, pueblos jóvenes. “A ver jóvenes, busquen la noticia” era la consigna que planteabas.
Insistentemente, decías: “El periodismo es una pasión y quien no lo ve así, está condenado a ser un periodista de medio pelo”.
En la introducción a tu libro ya mencionado, escribiste: “Es importante recordar que todo aspirante a aprender y practicar el periodismo, no podrá lograrlo ni menos ejercerlo profesionalmente si, por lo menos, no pretende alcanzar tres perfecciones: 1) Ser técnicamente perfecto (teoría y práctica); 2) Ser éticamente perfecto: y 3) Ser culturalmente perfecto, es decir, aspirar a manejar un máximo de cultura humanística.
A nuestra Escuela le hará mucha falta maestros y periodistas de tu jerarquía. Has puesto la varilla muy alta. Pero alcanzarla será anhelo e inspiración para nuestros profesores.
Hace un año te rendimos homenaje como reconocimiento por tus 40 años dedicados a la docencia en la Escuela y para celebrar tu distinción como Profesor Emérito de esta Universidad.
Este año te haremos un homenaje póstumo con la creación de la Cátedra Manuel Jesús Orbegozo, que se dedicará a profundizar y divulgar tu obra y del periodismo en general. Igualmente, el certamen Premios de Comunicación, que distingue los mejores trabajos de los alumnos, llevará tu nombre.
Gracias, Manuel Jesús, por el ejemplo que dejas de una vida profesional impecable.
Gracias, Manuel Jesús, por tus valiosas, singulares enseñanzas a estudiantes de 40 promociones.
Gracias, Manuel Jesús, a nombre de tu querida Escuela.
Gracias, Manuel Jesús, por haber compartido tanto tiempo en la docencia y en nuestra dura distinta profesión, sin horarios, días libres y hasta vacaciones.
Como lo expresaste en alguna oportunidad que tu mayor deseo era escribir la crónica de tu muerte; con seguridad en la eternidad estarás terminando lo que, sin duda, será tu mejor crónica.