A continuación la primera parte de un estudio hecho por el autor sobre la problemática de las fuentes informativas
El periodista, más allá de toda acción o presión extra profesional, debe considerar siempre que su información para ser creíble debe ser, sobre todas las consideraciones, veraz. Es decir, que lo que informa corresponde exactamente a los hechos, basado en fuentes confiables y verificables.
Realizar una tarea informativa en base a rumores o a datos no confirmados y comprobados son la causa fundamental para practicar un periodismo sin credibilidad. Un periodismo desprestigiado y sin respaldo en la opinión pública.
Un tema principalísimo para conseguir la ansiada credibilidad es, en consecuencia, que toda información debe estar basada en fuentes de toda confianza. Y se entra a una de las mayores preocupaciones en la labor periodística: las fuentes informativas.
Según Javier Mayoral “El mensaje periodístico, formalmente independiente, está hipotecado por oscuras servidumbres. Se ha escrito oscuras porque los profesionales de la información no identifican debidamente a sus fuentes; y servidumbres, porque los periodistas difunden una versión de realidad que, con gran frecuencia, es tan sólo una versión interesada –y, por tanto, cabe deducir que deformada- de esa realidad”.
Abordar el tema de las fuentes informativas es una obligación de toda gestión periodística. Un medio cuyos periodistas y editores son exigentes en la selección y determinación de sus fuentes – lo que asegura una información exacta y veraz- merecerá ampliamente las preferencias del público sobre los que no son tan rigurosos en ello.
Para Gerbert Gans “Fuente de información es la persona o grupo de personas que el periodista observa o entrevista y que le proporcionan las informaciones de base o los apuntes para una noticia. También consideramos fuente de información a los documentos o depósitos de la información que pueden ser consultados, tales como archivos, libros, revistas.”. Con toda autoridad, se puede agregar ahora Internet.
Informador y Fuente Informativa
Al hablar de fuentes, hay que distinguir entre informador y fuente informativa. El informador es el que mantiene una relación ocasional con el periodista. Se limita a suministrarle unos datos concretos en un momento determinado .Como ocurre cuando un reportero acude a la cobertura de un suceso y hace “entrevistas al paso” para obtener los datos del hecho. La principal diferencia es que el contacto con el informador es unilateral. Por el contrario, una fuente informativa mantiene una relación habitual con el periodista y entre ambos se mantiene un proceso informativo bidireccional.
Es difícilmente discutible la idea genérica de que las fuentes de información proporcionan contenidos, datos o argumentos a los periodistas para que éstos puedan incluir en sus textos todo o parte de ese material. Sin embargo, sí conviene considerar la noción de simples ‘abastecedores de información’ que a menudo se asocia a la definición de fuente. En tanto que obedecen casi siempre a una estrategia retórica y discursiva muy precisa, las fuentes no sólo ofrecen información, sino que además, con mucha y creciente frecuencia, esperan obtener un beneficio de su acercamiento a los periodistas. O, dicho de otro modo, casi siempre las fuentes no acostumbran a aportar información a los periodistas por generosidad y altruismo. Actúan, más bien, llevadas por la ambición de prefabricar un relato de los hechos. Esto es: si entregan información a quienes cuentan qué ocurre (los periodistas), es sólo para influir más intensa y directamente en el relato de lo ocurrido.
Y este detalle debe poner en guardia a los periodistas, porque resulta muy fácil naufragar en un laberinto de definiciones que oscilan entre la ingenuidad más absoluta y el cinismo más descarnado. Las fuentes cuentan o mandan, confían o engañan, ayudan o sobornan. En función de los autores que manejemos, se obtendrá una u otra impresión. Sin embargo, hay algo en común en todas estas teorías: ninguna renuncia a lanzar su clasificación de fuentes.
Porque más importante que optar sin dudarlo entre decenas de clases de fuentes, es descubrir cómo acostumbran a utilizar esas fuentes los periodistas. O a defenderse de ellas, si aceptamos que la inmensa mayoría de las fuentes de información, en las sociedades modernas, aspiran a influir en los relatos periodísticos a los que pretenden llegar de forma expresa o tácita. Sabemos que las fuentes han trazado un minucioso plan para difundir su versión de la realidad: por eso hay decenas de oficinas de prensa e imagen.
Es importante determinar si el periodismo dispone de un plan de defensa para mantener su relato a salvo de versiones conscientemente deformadas de la realidad (o a salvo de intereses particulares que pretenden servirse del público, más que contarle algo).