Mario Vargas Llosa, nuestro afamado Premio Nobel, reiteró hace unos días que votar por Ollanta Humala o Keiko Fujimori era como votar entre el cáncer y el sida. Los resultados de la primera vuelta electoral, coloca a los seguidores de lo que afirma nuestro novelista en ese escenario que hace unas semanas no podían imaginar.
Lo sucedido es una comprobación de lo que puede ocurrir cuando el egoísmo de ciertos políticos impide llegar a acuerdos. Si se suma las votaciones de los llamados representantes de centro con una clara tendencia democrática (Pedro Pablo Kuczyinski, Alejandro Toledo y Luis Castañeda) y uno solo hubiera representado a esa tendencia, indudablemente que hubiera ingresado a la segunda vuelta con la mayor preferencia y con muchas posibilidades de ganar las elecciones.
Pero los tres se mostraron irreductibles en sus aspiraciones y el resultado de esta división fue lo que ha ocurrido: la presidencia será por Ollanta Humala o Keiko Fujimori ( el cáncer o el sida, según Vargas Llosa).
No es la primera vez que en el mundo la división política favorece a candidatos con menor favoritismo absoluto.
Ya Nicolás Maquiavelo había afirmado en el siglo XVI:” Divide y reinarás”, basado en el principio romano “Divide y Vencerás”. Al parecer, algunos políticos no tienen presente esa lección contundente.