Con el desarrollo asombroso de las redes sociales hay posiciones tan entusiastas que otorgan a esta relativamente nueva y maravillosa manifestación de la comunicación humana poderes y posibilidades exagerados y poco realistas.
Se afirma que, por ejemplo, un candidato que tiene muchos seguidores en Facebook o Twitter es el que tiene el favoritismo del electorado. Olvidan que el alcance de las redes sociales, en comparación con el número de electores en el país, es casi ínfimo.
Tener 100 mil seguidores indica que cuenta con 100 mil electores. Con 100 mil simpatizantes que manifiestan a través de las redes su preferencia electoral. Y el número de votantes es de unos 20 millones.
No han faltado “entendidos” en el asesoramiento de candidaturas que han vendido la certeza de que las redes sociales serán decisivas en el proceso electoral. Por lo indicado nada más inexacto.
Y lo hacen basados en la experiencia electoral exitosa de Barack Obama que lo convirtió en el primer candidato norteamericano en utilizar las redes sociales en su campaña. En realidad, lo hizo como un recurso más -sobre todo de coordinación- y no como el principal o decisivo. Obama gastó centenares de millones de dólares en la promoción de su candidatura en diarios, revistas, radio y televisión. Encabezó centenares de mítines y reuniones proselitistas y convenció a muchos electores norteamericanos por su excelente desempeño en tres debates presidenciales.
Más aún, para tener una justa apreciación hay que indicar que en Estados Unidos casi todos los hogares poseen una computadora para ingresar a Internet y, por lo tanto, a las redes sociales.
Esto para compararlo con la realidad peruana en la que la computadora no es un masivo elemento en los hogares. En Lima, en menos de la tercera parte y en provincias muchísimo menos, con zonas que carecen de acceso alguno a Internet. Otro detalle importante: aún los que acceden a las redes, en su inmensa mayoría, no lo hacen para seguir a los candidatos.
En realidad, son los periodistas aficionados o encargados por sus medios de buscar temas noticiosos en las redes sociales y en todo lo que aparece en Internet los que originan una difusión más o menos masiva de sus hallazgos. Porque, de no ser así, la opinión pública casi no se enteraría de lo publicado por las redes.
Al respecto, recuérdese lo afirmado por el candidato Alejandro Toledo: “Consigo titulares con mis mensajes en Twitter.”