El blog Periodismo en Las Américas aborda el sensible tema de la violencia sexual contra las periodistas.
Tras la agresión sexual y los golpes a la corresponsal de la cadena CBS Lara Logan en Egipto, periodistas y organizaciones de prensa están cuestionando por qué se sabe tan poco acerca de la violencia sexual contra mujeres periodistas. Más aún, la mayoría de los manuales para periodistas, como el del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por su nombre en inglés), ni siquiera incluye una sección sobre violencia sexual o acoso.
En gran parte, la falta de discusión sobre el asunto se relaciona con la falta de datos. “Tenemos muy poco en nuestro sitio [sobre el tema] porque las agresiones sexuales por lo común no nos son reportadas […]. También reconocemos que la decisión de discutir sobre violencia sexual es una muy personal. Continuaremos documentando incidentes de violencia sexual en la medida que recibamos la información, pero siempre con el consentimiento del periodista involucrado”, esscribió Lauren Wolfe, editora senior del CPJ.
El manual del CPJ está en revisión y la nueva edición incluirá una sección sobre agresiones sexuales, informó la revista Mother Jones.
El ataque a Logan generó una ola de comentarios en internet y mensajes en Twitter de gente que culpó a la corresponsal por lo sucedido y, de hecho, el periodista Nir Rosen se vio obligado a renunciar a su beca en la Universidad de Nueva York debido a las bromas que hizo en Twitter sobre la agresión a Logan. También hubo varios mensajes que argumentaron que una mujer no debería haberse arriesgado a trabajar en un país donde el acoso sexual es frecuente.
No se Debe Limitar a las Reporteras
Sin embargo, Judith Timson, del diario Globe and Mail, señaló que no se debería limitar lo que las reporteras mujeres pueden cubrir sobre la base de su género. “El problema con esta historia —como con toda historia de agresión sexual en cualquier país— está en cómo lidiamos para entender a mujeres que han sido maltratadas sexualmente, y cómo no conseguimos hacerlo. Al parecer, somos incapaces de ir más allá de su apariencia física si es que las víctimas son bonitas, aún cuando estudio tras estudio muestra que los hombres agreden sexualmente a mujeres de todas las edades y apariencias. También nos mostramos a favor de restringir la libertad de las mujeres en lugar de perseguir con ahínco a los culpables y llevarlos a la justicia”.
Poynter también analizó algunas de las dificultades para reportar sobre violencia sexual, como por ejemplo si acaso hay que hablar de “víctimas” o “sobrevivientes” y si hay que indagar sobre las circunstancias y posibles causas de un crimen sexual. “Es muy fácil decir que lo que Lara Logan estaba haciendo era peligroso, cuando en realidad no deberíamos prestar atención a lo que la víctima ha hecho, sino a lo que el autor del crimen ha hecho. No es responsabilidad de la víctima evitar una agresión sexual y eso es algo que parece ser olvidado en muchas de la coberturas sobre crímenes sexuales”, dijo la periodista Anna North, citada por Poynter.
Según Spectrum, lo que sucedió a Logan sólo pone de relieve los peligros que todos los periodistas enfrentan. “Cuando un reportero va a una zona hostil como Egipto, éste es el tipo de situación que va a enfrentar. Eso no significa que fue culpa de Logan, o que ella se lo buscó. Significa simplemente que ella estaba haciendo su trabajo como periodista y pagó un altísimo precio por ello”.
Como dijo Gayle Tzemach Lemmon en el Huffington Post, Logan estaba en Egipto “porque era su trabajo. Porque ella es buena en su trabajo. Y porque es lo que ella hace […]. Lo que sucedió después es una tragedia. Una por la cual Logan no debería jamás ser culpada”.