La forzada dimisión de Mubarak marca un nuevo hito en la historia del desarrollo de las redes cibernéticas y su uso para promover causas políticas o sociales, en una forma tan poderosa que se constituyen en un factor de importancia para remover a un presidente o cambiar un régimen.
Desde el principio, el movimiento anti Mubarak en Egipto fue impulsado por el uso de las redes sociales.
Una parte de las acciones contra el presidente egipcio se iniciaron en Facebook con la creación de grupos que rápidamente fueron ganando miles de seguidores y organizando y promoviendo las primeras manifestaciones en la Plaza Tahrir.
Luego, en una especie de segunda etapa, los asistentes a dichas manifestaciones comenzaron a contar sus historias en el mismo momento en que ocurrían los hechos, en una narración colectiva y simultánea que salía al mundo desde celulares y computadoras conectadas a la red.
Los mensajes, fotografías y videos mostraron los episodios de represión y violencia con que el régimen buscó atemorizar y apagar las manifestaciones en su contra.
El gobierno egipcio respondió al activismo en la red clausurando primero el acceso a Facebook y Twitter y después cerrando por completo la conexión a todo el ciberespacio, para pasar a ser el primer régimen que despoja del internet, de un día a otro, a todos sus ciudadanos.
Aunque para entonces, la revolución egipcia ya estaba sembrada en la red y el mundo estaba siguiendo los acontecimientos dentro de ese país, por lo que la acción de censura, repercutió pronto en contra del régimen.
Políticos en Estados Unidos y otros países condenaron el hecho y poderosas compañías en la red como Google y Twitter idearon iniciativas para solventar el cierre de la red en Egipto.
Google, Twitter y SayNow, una compañía de mensajes de voz en la red, lanzaron una estrategia orientada a dar voz a los manifestantes que se habían quedado aislados de internet, para recoger sus protestas y colocarlas en la red.
A menos de 48 horas de decretarse el cierre de internet en Egipto, las tres compañías crearon “Speak2Tweet”, un servicio que permite a cualquier persona que tenga acceso a un teléfono el dejar un mensaje grabado que se convertirá en un “tweet” de voz y circulara por la red y el mundo.
Miles y miles de mensajes fueron grabados, aunque la gran mayoría de ellos eran en árabe y su influencia o repercusión política se limitaron a quienes hablan esa lengua.
El Foro de Democracia Personal, un grupo estadunidense no partidista que analiza la interacción de la política y la tecnología, ha señalado que internet ha creado una nueva fuerza política que acompaña, complementa e impulsa las manifestaciones en las calles y plazas.
La red ha hecho posible ahora que casi cualquiera pueda convertirse en un publicista, en un organizador comunitario, en un reportero, en un recaudador de fondos o en un activista.
El costo de encontrar personas con ideología similar o seguidores de un mensaje que los atraiga, se ha reducido a casi cero, sostiene el Foro de Democracia Personal.
“Cada vez más gente está descubriendo este nuevo poder y quieren hacerse oír tras años de haber sido tratado como sujetos pasivos de la manipulación mercantil”, aseguró el organismo en su manifiesto sobre sus propósitos y objetivos.