El rostro de Keith Richards de The Rolling Stones es la muestra de toda una generación La factura de un sobreesfuerzo físico y el consumo continuado de sustancias para sobrellevarlo ha propiciado un envejecimiento acelerado.
En un interesante artículo publicado por el portal de periodistadigital.com, titulado “Tenemos la cara que nos merecemos” cirujanos y expertos llegan a la conclusión de que sí, efectivamente, nos merecemos la careta que durante décadas nos hemos forjado.
Se sostiene que hoy en día más que doparse la gente se medica para aguantar el ritmo de vida marcado por un ambiente tan competitivo.
El paso del tiempo deja huella en el rostro, y esas marcas serán más o menos acentuadas en función de cómo se ha vivido. Se detallan algunas causas:
* Los excesos
* La mala alimentación
* El estrés
* La falta de sueño
* El tabaco
* El prolongado tiempo que se pasa, tanto de día como de noche, en locales cerrados
* Engordar y adelgazar a ritmos acelerados (deforma el rostro dejando piel colgando en cuello y cara)
* Prolongadas exposiciones al sol
* El factor genético
* La fisonomía facial
Especialistas en Cirugía Plástica y Estética indican que la actual sociedad deja tambien huellas muy marcadas en las caras. Hoy en día también se puede afirmar que además de tener la cara que nos merecemos, tenemos el rostro que nos marca un modelo de vida concreto.
En el noventa por ciento de los casos tratados en las clínicas de cirugía, los tratamientos se aplican a caras flácidas, que nada tienen que ver con grandes excesos ni consumos abusivos de drogas.
Muchas de las actuales caras son fruto, más que de una mala vida, de los dañinos hábitos impuestos por la sociedad moderna.