A diferencia de lo que ocurre en otros países, los semanarios alemanes superviven exitosamente.
Las revistas Die Zeit, Der Spiegel, Focus y Stern causan la admiración y la envidia de muchas organizaciones periodísticas.
Se ha explicado que ese éxito se debe, entre otras razones, a que están totalmente alejados del periodismo simplista, de despacho y de prisas.
En esas publicaciones el periodista tiene libertad de escribir ideas y pensamientos, lo que se traduce en una pluralidad informativa, y, al contrario de los que se pueda pensar, en beneficios económicos.
Los semanarios alemanes no dependen económicamente de empresas que puedan influir en sus publicaciones.
Sus redacciones no escatiman en periodistas ni en tiempo para realizar sus investigaciones.
Las revistas explican las causas de los acontecimientos en profundidad y analizan lo que pasará la semana siguiente.
Los periodistas gozan de privilegios legales que no tienen sus colegas de otros países: las autoridades están obligadas a garantizarles el libre acceso a la información; no se ven forzados a revelar sus fuentes ante la policía y los tribunales, y el material reunido en el ejercicio de su profesión no puede ser confiscado jamás por las autoridades.
Los semanarios alemanes tienen presente el concepto de servicio público y se alejan del servilismo al Gobierno.