Doña Letizia y su atuendo en el Día de la Hispanidad -12 de octubre- se han vuelto a convertir en el centro de todas las miradas. La Princesa de Asturias acudió al desfile con look completamente opuesto al que dicta el protocolo para esta ocasión, enfundándose un pantalón gris y una blusa en color nude firmado, nuevamente, por Felipe Varela.
El tandem formado por la Princesa Letizia y su diseñador de cabecera, Felipe Varela, ha cosechado grandes éxitos desde que la Princesa empezara a confiar en él para las grandes ocasiones. Sin embargo, esta vez la elección fue algo menos acertada con un traje poco adecuado para la solemnidad del acto del que se trataba.
Nadie sabe si lo hizo por destacar, por llamar la atención o por innovar un poco, pero el caso es que Letizia apareció luciendo un pantalón y una blusa, en un día en el que el protocolo exigía traje corto para las señoras.
Aunque Letizia ha conseguido deslumbrar entre sus cuñadas en anteriores ocasiones -la boda de Victoria de Suecia o la de Nicolás de Grecia- esta vez la Infanta Cristina y la Infanta Elena le dieron una buena lección de elegancia.
Elena, con un espectacular conjunto de Chanel en tonos rosados y Cristina, con un maravilloso vestido gris azulado, demostraron a la futura Reina de España que, a veces, antes de innovar, es mejor seguir a rajatabla lo que dicta el protocolo.
LA NUEVA CARA DE LA AFGANA MUTILADA
La joven afgana Bibi Aisha, que apareció en la portada de la revista Time con su rostro mutilado como consecuencia de las leyes talibanes, dio a conocer su nueva imagen, gracias a una prótesis nasal que la prepara para la cirugía reconstructiva a la que será sometida.
Aisha -de 19 años- llegó a Los Angeles, Estados Unidos, para iniciar el proceso de reconstrucción de su rostro, que tardará al menos ocho meses.
Asimismo, la joven recibió un galardón de la organización encargada de la cirugía, “Grossman Burn Foundation”, de parte de María Shriver, esposa del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
La joven explicó que cuando tenía 12 años fue entregada en matrimonio a un talibán que abusó de ella y que incluso llegó a forzarla a que durmiera en un establo junto con los animales.
La joven trató de escapar y entonces un líder talibán ordenó a su marido que la castigara, de forma que le cortó la nariz y las orejas antes de abandonarla.
A Aisha se le dio por muerta, pero logró llegar a casa de su abuelo y avisar a su padre. Más tarde, fue trasladada a un centro militar estadounidense, donde permaneció internada por dos meses.