¡Ah, esa relación de amigos cariñosos, amigos con derechos, “amigovios”, relación abierta, o cuanto nombre se le quiera poner! Yo lo que he visto, conforme han pasado los años, es que este tipo de relación se ha venido haciendo cada vez más frecuente, supongo que desde el advenimiento de la revolución sexual en la segunda mitad del siglo pasado. El asunto es que ahora es ubicua, está por todas partes y el que menos ha pasado alguna vez por una relación así, y larga, con meses o años de duración.
Lamentablemente no he visto estudios concluyentes al respecto (y con esto no quiero decir que no existan), así que sólo puedo hablar desde mi experiencia clínica (y también desde mi experiencia personal, ¿para qué negarlo?). Generalmente, este tipo de relaciones acaba mal, por lo menos uno de los dos termina sufriendo mucho, y, según lo que he visto, la que suele acabar llevando la peor parte es ella.
No quiero ahondar en el supuesto por qué de la poca probabilidad de éxito de este tipo de relaciones. Sólo quisiera dejar una recomendación, en especial a las chicas, a las mujeres: no es muy conveniente embarcarse en una relación así. Lo más probable es que acabes mal. Es poco probable que ese hombre al que no le agradas lo suficiente como para intentar iniciar una relación seria contigo, vaya a cambiar de opinión por el hecho de que tienes sexo con él una o dos veces por semana. Vaya, he visto casos en que ha ocurrido, que el hombre acabó enamorándose de su amiga cariñosa, pero es uno o dos entre decenas. Si deseas tomar ese riesgo, pues adelante, pero, insisto, lo más probable es que la apuesta acabe en tu contra.
Si un hombre “sale contigo”, a ti te gusta, quisieras que sean algo más, pero él no da el siguiente paso contigo y más bien lo único que avanza es el camino hacia la cama, pues no, te sugiero que pases.
Si acabas en la rutina de verse cada cierto tiempo para tener sexo (en el mejor de los casos luego de hacer alguna otra cosa juntos), pues ya estás dentro, ya tienes un amigo cariñoso, y no tendría buen pronóstico. Mejor evitarlo.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe