04/07/16: CÓMO MEJORAR LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ

EQUIDAD VERSUS ELITIZACION DE LA EDUCACION:

POLITICAS PARA MEJORAR LA CALIDAD DE LA EDUCACION EN EL PERÚ – I 

Efraín Gonzales de Olarte

¿Cómo mejorar la calidad educativa en el Perú? Es la pregunta que está actualmente en cualquier agenda política y de desarrollo, pero que no tiene una respuesta clara. En la educación peruana se han hecho cosas al tanteo o tratando de imitar modelos o políticas ensayadas en algún otro lugar. Hasta hace poco no se podía inferir, de lo que hace el Ministerio de Educación, cuál era el norte para mejorar la calidad educativa. Sin embargo, no hace mucho, se está tratando de mejorar la calidad de los maestros, dar mejores condiciones para la carrera magisterial, mejorar las condiciones materiales para los estudiantes, hay una política de becas (18, presidente de la república, maestro, catedrático), en base a mayores recursos fiscales, no obstante la pregunta que uno se hace es: ¿a dónde conduce todos estos esfuerzos? por lo demás loables pero ¿llevarán a la mejora de la educación? ¿cómo, para quiénes y en cuánto tiempo?

Para tener una política educativa es necesario partir de tres preceptos: sistema educativo, estrategia política  y largo plazo. El primero significa que es necesario tomar como objeto de la política a la secuencia de niveles: educación básica – primaria – secundaria – superior (técnica y universitaria), como una cadena que debe estar bien articulada y que debe permitir tener metas en cada eslabón y en el conjunto. El segundo, cuál es la estrategia política, es decir a quién se quiere beneficiar, con qué objetivos, con qué medios y en cuánto tiempo se quiere reducir las brechas y carencias que tiene la educación en cada nivel y en el conjunto. Tercero, debe ser proyectada al largo plazo, es decir que debe ser una política de estado.

El gran objetivo de la política educativa debería ser doble: el contribuir al desarrollo de cada persona y, por este medio, a generar el “capital humano” necesario para impulsar el desarrollo de todos los peruanos. Es decir, un objetivo personal y social al mismo tiempo. ¿Cómo generar  una educación para lograr estos objetivos? , partiendo de la situación actual tanto en avances como en recursos. Además, se debería tener metas con plazos determinados, por ejemplo en 10 años 0% de analfabetos, en 15 años estar por encima del promedio latinoamericano de las pruebas Pisa, en 15 años tener a todos los egresados de secundaria en universidades o institutos técnicos, en 15 años tener 20 universidades con estándares internacionales en enseñanza e investigación.

Dada la situación actual de mediocridad del sistema educativo, que se refleja por ejemplo: en las bajas evaluaciones de las pruebas Pisa, las bajas calificaciones que obtienen los egresados de secundaria al tratar de ingresar a universidades públicas o que no haya más que una o dos universidades en los rankings internacionales, es pertinente preguntarse qué estrategia seguir para lograr los objetivos propuestos.

Creo que hay dos caminos posibles. El primero es avanzar progresiva y masivamente en todo el sistema educativo, es decir, se debe hacer el esfuerzo de incrementar calidad poco a poco, en todos los niveles y en todos los aspectos (currículo, enseñanza por competencias, calidad de los profesores, materiales, remuneraciones, investigación, infraestructura, gestión). Es la estrategia equitativa y progresiva.  El avance dependerá de la cantidad de recursos financieros y humanos con los que se puede contar, sobre todo en la educación pública. Pero la idea es que “todos” tienen derecho a mejor educación de manera progresiva. El problema de esta estrategia es que no se sabe  en cuanto tiempo todos podrán tener un nivel internacional educativo ni se conoce cuál sería el resultado final.

El segundo camino es elevar inmediatamente  algunos aspectos del sistema educativo con metas de más corto plazo, pero para un número limitado de colegios, estudiantes, profesores. La idea es lograr construir algunos prototipos exitosos replicables en el futuro, para lo cual no se necesitan inmensos recursos sino un plan de mejora con una meta específica. El ejemplo actual son los colegios de alto rendimiento (COARs), con el Colegio Mayor a la cabeza, las distintas becas señaladas, los programas de mejora de la calidad de los profesores,  la nueva ley universitaria si es debidamente financiada para las 12 universidades públicas más importantes. Esta estrategia, a diferencia de la anterior, crea mayor desigualdad de la ya existente, aunque con la mejora focalizada en los casos exitosos, pero que pueden ayudar a establecer modelos que se pueden replicar y, en función de los recursos financieros, ampliar su funcionamiento. Es la estrategia desequilibrada ahora para igualar en el largo plazo.

Son dos estrategias que dependen básicamente de dos factores: una visión de largo plazo de la educación como motor del desarrollo humano y social, y el factor económico, cuánto está dispuesta a invertir y gastar la sociedad (sector público y privado) para mejorar los niveles educativos en todos los niveles.

El actual gobierno, y quizás desde gobiernos anteriores, está convencido que la educación, sobre todo pública, es el mejor medio para igualar las oportunidades de vida de las personas y, dado que los recursos presupuestales son limitados (apenas estamos en el 4% del PBI destinado a la educación pública), han comenzado a transitar la estrategia dos, es decir, tratar de lograr mejoras sustantivas y rápidas en algunos segmentos del sistema educativo. Aún no nos parece una estrategia de largo plazo, pero pareciera que va en esa dirección. Si fuere así será necesario que se establezcan metas para cada nivel y se señalen cómo las desigualdades van a facilitar la equidad educativa en el futuro.

Finalmente, la estrategia desequilibradora puede tener como meta adicional la creación de élites estudiantiles en todos los niveles, de tal manera que cuando lleguen a los máximos niveles el sistema sea capaz de producir profesionales, académicos y técnicos de alta calidad, que per-se serían el principal factor de desarrollo de largo plazo, no sólo porque gente más calificada es capaz de generar más conocimiento, más producción, más innovación, más ingresos y en consecuencia más riqueza, que en su conjunto aumentarían los recursos fiscales, con lo que se podría acortar el tiempo del proceso de equidad y equilibrio. Es obviamente, un círculo virtuoso, pero que requiere de una voluntad política de largo plazo y una vigilancia ciudadana permanente.

(Seguirá)

16/05/16: Los avatares de las elecciones 2016, el divorcio entre economía y política

LAS ELECCIONES Y EL DIVORCIO ENTRE LA ECONOMÍA Y LA POLITICA

Efraín Gonzales de Olarte

 

El Perú está ad portas de cambiar de gobierno, por cuarta vez consecutiva de manera democrática, es decir hemos logrado vivir 16 años de democracia ininterrumpida. Todo un record. Durante todo este tiempo y desde 1992, la política ha estado divorciada de la economía, es decir que acontecimientos políticos de distinto fuste no han influenciado la marcha económica, ni menos el modelo de crecimiento primario-exportador y de servicios que tiene el Perú. Esto suscita dos preguntas. Por un lado, ¿es posible que el modelo económico sea inmune a turbulencias políticas? Es decir que tenga mecanismos que hacen que eventos políticos como las elecciones, no altere las decisiones y comportamientos económicos, o, por otro lado, el sistema político es tan débil y desarticulado que no es capaz de afectar al modelo y a las políticas económicas.

Después de estas elecciones, cualquiera que sea el resultado lo más probable es que este divorcio siga en pie. Sin embargo, lo que si puede ser afectada es la naturaleza de la democracia, lo que sí podría generar turbulencia social y, por este medio, el Perú podría entrar en una senda que amenace una quinta elección democrática el 2021. Existen dos escenarios.

Gobierno de Fuerza Popular. El supuesto político es que estaríamos frente a una democracia delegativa, como decía O’Donell, es decir tendríamos un gobierno sin ninguna oposición y sin ningún contrapeso de poderes, pues controlaría el ejecutivo y el legislativo, con lo cual sería muy difícil que el poder judicial tenga algún rol controlador, todo lo contrario tal como está, éste sería más bien copado. El problema que tendría dicho gobierno es que tiene una oposición social “el antifujimorismo” que será muy difícil de torear por medios democráticos, lo que generaría amenazas futuras a la gobernabilidad. No me cabe duda que el fujimorismo tiene la fórmula para gobernar el Perú, que ya tuvo éxito con el padre de la candidata: continuar con políticas macro económicas ortodoxas favorables al empresariado y a los negocios, políticas que a la postre generan desigualdad y no disminuyen la pobreza si es que el ciclo internacional no es favorable, como es el caso actual, en dicho caso se implementarán políticas sociales anti pobreza, que servirán para aplacar a los sectores pobres y medios que votaron por su candidata. Es una formula populista probada y efectiva, pues los capitalistas y empresarios seguirán haciendo ganancias y los pobres tendrán apoyo del estado, pues el modelo económico no está diseñado para generar “empleo decente” (formal, bien pagado y con seguridad social).

Gobierno PPK. La variante desde el punto de vista político es que habría cierto equilibrio entre ejecutivo y legislativo y, abriría la posibilidad de que para algunos temas sea necesario negociar entre PPK y FP. La propuesta económica de PPK tiene una variante interesante pero con posibilidades de éxito casi nulas, pues la idea de reducir la informalidad a través de reducciones de impuestos es un camino que, hasta donde sabemos, no ha tenido éxito en países similares a los nuestros. Es una receta de cambio institucional que dejaría a la voluntad de los pequeños productores el formalizarse o no. La pregunta que dicta el sentido común es: ¿Por qué un informal que no paga impuestos, estaría interesado en pagar aunque sea un poco menos, a cambio de qué? En muchos casos el impuesto no pagado resulta siendo la única fuente de ganancia, dada las bajas productividades que tienen estos productores. En esta propuesta tenemos la impresión que la cola mueve al perro, es decir, no está apuntando al centro del problema económico peruano que es la dificultad del modelo de crecimiento de generar más empleo y mejorar las productividades de manera simultánea. Razón por la cual la desigualdad sigue sin variar sustantivamente, pese a que la pobreza puede disminuir cíclicamente y sabemos que estamos frente a un ciclo recesivo por los próximos cinco o seis años. En consecuencia, la desigualdad con pobreza es una combinación explosiva, para la cual las propuestas de PPK no son suficientes.

Estamos pues frente a un futuro bastante complicado, el próximo gobierno cualquiera que sea no promete acometer los problemas estructurales centrales del Perú: las bajas productividades, el subempleo y el desempleo, la desigualdad y la pobreza. Ninguna de las dos propuestas proponen medidas creíbles para enfrentar estos temas, peor aún para ninguno las bajas productividades y las desigualdades socio económicas son una prioridad.

El Perú seguirá flotando al compás del ciclo internacional, pero habrá tensión social, si la política económica no hace algo para reducir las desigualdades de productividad y de ingresos. Sin embargo, el divorcio entre economía y política hace prever que los próximos cinco años serán más de lo mismo aunque con bajas tasas de crecimiento.

Lima, mayo 2016

19/04/16: Modelo económico o modelo de desarrollo

MODELO ECONÓMICO O MODELO DE DESARROLLO

Efraín Gonzales de Olarte 

Cambiar o no cambiar de modelo: that is the question. Este uno de los temas que nos ha traído a la agenda nacional, el último proceso electoral. El Frente Amplio ha enarbolado la propuesta de que para resolver varios de los problemas de inequidad, falta de oportunidades e inclusión social es necesario cambiar el modelo económico. Los partidos denominados de derecha, pero sobre todo los formadores de opinión de los diarios conservadores como El Comercio y otros han editorializado señalando que el principal resultado de las elecciones del 10 de abril ha sido que el 70% de la población ha votado por la continuidad del modelo. Obviamente, la “amenaza” de un cambio de modelo puso nerviosos tanto al mercado de valores como a los economistas y políticos neoliberales/conservadores.

Sin embargo, nadie se ha dado el trabajo de explicar y menos de teorizar sobre ¿en qué consiste el modelo económico peruano? La mayor diferencia entre izquierda y derecha es el tamaño y el rol tanto del mercado como del estado. Para el “mainstream” liberal el modelo actual, definido como que el estado sólo representa el 18 a 20% del PBI y el sector privado el 80% es la fórmula que nos ha dado crecimiento y estabilidad. Para la renacida izquierda, esta combinación no es capaz de resolver los problemas de desigualdad, inclusión, empleo y seguridad social, por ello proponen un estado más grande, probablemente incrementando los impuestos al patrimonio y a las rentas. Es aquí donde radica su primera amenaza, pues reduciría las ganancias netas del sector privado. La otra amenaza es que el estado incremente su rol en la producción, lo que le quitaría mercado al sector privado. Como se puede inferir el problema central del modelo en esta coyuntura electoral es un problema distributivo tanto de riqueza, ingresos y, sobre todo, de poder.

Pero, ¿por qué? el modelo económico peruano no ha logrado tener los atributos de más equitativo, más inclusivo y más creador de empleo “decente” como señala la OIT, de tal manera que la izquierda se quede sin argumentos para pedir su modificación o cambio. La razón es que no se reconoce todas las aristas que constituyen un modelo económico, o mejor, las características que debería tener un modelo de desarrollo. Un modelo de desarrollo es un modelo en el cual lo económico está combinado con lo social y lo político y organizado por una estructura institucional capaz de producir crecimiento, con equidad, inclusión y progreso social. Es más complejo de lo que piensan los editorialistas y economistas “gurúes”.

El Perú tiene una estructura productiva donde predominan los sectores primario-exportadores y los no transables (servicios y construcción), son estos sectores, sus tecnologías y su propiedad los que generan producción, empleo y distribución del ingreso con dos características esenciales: 1. una gran desigualdad en las productividades, que está a la base de 2. una alta desigualdad distributiva. Estos sectores no logran generar una articulación interna que permita que la dinámica de unos se multiplique a otros, en este sentido la economía peruana es una economía incompleta. Más bien los sectores exportadores están más ligados a los mercados internacionales de los cuales son dependientes, hoy por ejemplo los precios de varias materias primas se han reducido, al compás del estancamiento europeo o de la reducción del crecimiento chino. Por otro lado, los sectores de servicios y la construcción casi no se pueden exportar (por ello son no transables) y su efecto multiplicador se circunscribe a las ciudades.

Adicionalmente, estos sectores funcionan dentro de una estructura institucional en la que el estado tiene un carácter subsidiario y no tiene un gran tamaño, pues su presión tributaria (impuestos/PBI) no pasa del 18%, que es una de las más bajas de América Latina, Chile tiene casi 24%. Con estos recursos es bien difícil que el estado pueda ser un igualador de oportunidades y de ingresos, peor aún si es dependiente de los niveles productivos generados por el modelo primario exportador, de servicios y construcción.

Por si fuere poco, el Estado peruano tiene dos características desfavorables, por un lado es muy poco eficiente para suministrar justicia, seguridad, servicios, supervisiones, bienes y, por otro, está atravesado por un halo de corrupción –heredado de gobiernos anteriores- que lo corroe y lo limita en sus principales roles. Si algo falta es una reforma radical del estado, que nadie se atreve a encararla.

Finalmente, la estructura política peruana caracterizada por la existencia de movimientos electorales, antes que partidos políticos, con doctrina, organización y militancia, no constituye una fuente de mejora del modelo de desarrollo, en la medida que estos movimientos tienen una visión de corto plazo, se guían más por criterios micro-económicos que políticos y su precariedad sólo los faculta a administrar el estado y no a dirigirlo, como sería si en su lugar existieran partidos políticos sólidos.

Así, el modelo de desarrollo actual es una combinación de los factores anteriores, dentro de los cuales el denominado “modelo económico” se caracteriza por generar crecimiento sectorial desigual y, como consecuencia, desigualdad de ingresos y de riqueza. Adicional y desafortunadamente, el ente capaz de corregir estos problemas no sólo no tiene las capacidades burocráticas, técnicas y materiales para hacerlo, sino que es un estado precario y atravesado por la corrupción.

Lo que sorprende en estas elecciones es que se prometan tantos cambios desde el estado, sin tomar en cuenta esta complejidad y la debilidad del mismo. Esto obviamente se debe a que la estructura política

31/03/16: Preguntas críticas sobre la educación en el Perú

PREGUNTAS CRÍTICAS SOBRE LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ

EFRAIN GONZALES DE OLARTE[1]

1.- ¿Cuáles son los temas más urgentes que el país debe resolver en temas de educación?

Cobertura, calidad e integración del sistema educativo. Es imprescindible completar la cobertura de la educación secundaria, la educación superior y la educación técnica. En estos tres niveles hay sectores que no acceden a la educación. Esta debería ser la meta del próximo gobierno. Mejorar la calidad de la educación en todos los niveles es una prioridad, pues si bien la educación es el medio para reducir desigualdades y crear oportunidades de desarrollo humano, una mala educación y sobre todo de calidad heterogénea puede generar más desigualdad. Las políticas de mejora de la calidad están en el Plan Educativo Nacional y sólo hay que implementarlas, pero para ello se requiere de una continuidad en los esfuerzos que se están haciendo, tanto en temas de mejora de la calidad de los profesores y de la infraestructura, pero sobre todo en los temas pedagógicos como mayor número de horas en aula. El sistema educativo está relativamente desintegrado, entre primaria y secundaria hay diferencias de calidad, pero sobre todo existe una bache entre secundaria y la universidad, falta un año de estudios o el volver a la idea del bachillerato al terminar el quinto de media. Este bache hace que los ingresantes a universidades tengan un déficit tanto en conocimientos como en madurez, lo que hace que se tarden mucho más de los cinco años para graduarse. Esto es obviamente un desperdicio económico y social

2.- Hace poco la OCDE analizó algunos puntos de las reformas que viene haciendo el Minedu en la carrera docente, infraestructura educativa, entre otros. ¿Qué necesita fundamentalmente el Estado para que esta reformas sigan funcionando y mejorando? Los requisitos son muy difícil de alcanzar aún. 

En primer lugar, requieren de continuidad en el tiempo. La mejora en la educación tiene que ser una política de Estado y debería ser seguida por el gobierno de turno. El Acuerdo Nacional aboga en este sentido, pero debería haber un pacto político serio para pensar en 20 años de plazo para alcanzar las metas propuestas. Para este fin, se requiere de voluntad política de los próximos gobiernos para respetar este acuerdo. En segundo lugar, se requiere de una burocracia muy técnica y muy ética capaz de llevar a cabo las metas de manera autónoma y sin interferencias políticas. En tercer lugar, se requiere de más recursos presupuestales, el Perú debería llegar al 6% del PBI en gasto e inversión en educación, sólo así se podrá completar la infraestructura, pagar mejor a los maestros de calidad y tener una buena burocracia. En cuarto lugar, el Ministerio de Educación requiere de un reajuste, por ejemplo es imprescindible crear el Viceministerio de Educación Superior y Técnica, pues la implementación de la ley 30220 (la que además requiere de varias correcciones) ha de requerir una dirección académica y política de alto nivel, para convertir el heterogéneo mundo universitario en uno que cumpla con su misión, para ello es impostergable el licenciamiento y, sobre todo, la acreditación de la calidad de las universidades. Además, se requiere de una mayor participación de los gobiernos locales, regionales y de las asociaciones de padres de familia para la fiscalización y acompañamiento de las metas. El logro de las metas que plantea la OCDE no es sólo responsabilidad del MINEDU es responsabilidad de la comunidad educativa, alumnos, profesores, padres de familia, funcionarios y autoridades. Falta una verdadera mística educativa en el Perú.

3.- ¿Por qué es difícil para el Perú traducir progreso económico en progreso social, en este caso educativo? 

Porque la educación tiene una calidad desigual, en consecuencia, sigue perpetuando la desigualdad económica y social. Igualar las calidades tanto en colegios públicos como privados, con los mejores colegios debería ser una objetivo prioritario, para lograr mayor equidad. Porque, actualmente, el progreso económico no proviene del capital humano, proviene de la disponibilidad de recursos naturales, de una economía básicamente rentista (renta urbana, renta minera, renta petrolera, renta agrícola) cuya productividad depende o de la propiedad, de la posición en el mercado o de la calidad de los recursos naturales y no de la calidad profesional, técnica o científica de las personas.  Si no conectamos progreso económico a la calidad de las capacidades humanas o más bien si el progreso económico no depende de las capacidades humanas es difícil un progreso en sociedad y, aún meno la reducción de las desigualdades.

4.- La inclusión es un concepto que atraviesa también a las mejoras en acceso a educación en el país.  ¿Un aumento del PBI al sector podría ser el paso siguiente para seguir incluyendo? ¿O el país no cuenta con la estructura institucional para canalizar bien mayor inversión? 

La capacidad y calidad de las instituciones también se construye, pero para ello se requiere de tiempo, de persistir en un modelo educativo y en ciertas metas. Actualmente, el MINEDU no podría administrar un gasto e inversión en educación más allá del 4% del PBI. Para ello, como dije antes, es importante ajustes en su organización y la creación de una burocracia eficiente, ética y bien pagada. Por ello, como parte del proceso de reforma es importantísimo mejorar la calidad de gestión y dirección del MINEDU, de los gobiernos locales y regionales en sus competencias educativas. Sin ello, será muy difícil gastar más y mejor. La plata no soluciona todo, debe ir combinada con quien sabe gastar, invertir y administrar.  Por ello, la inclusión social, a través de la educación, el empleo, la salud o la cultura, depende en primer lugar de la calidad de las instituciones y, sólo en segundo lugar, de la mayor disponibilidad  presupuestal. Esto me lleva a un tema final, la mejora de la educación no puede provenir de la sola mejora del sector, se requiere de una mejora de todo el Estado y repito, de una “mística educativa” compartida por todos.

 

16-03-2016

 

[1] Entrevista concedida a Punto Edu PUCP. Marzo 2016

21/03/16: Desarrollo humano y política de educación superior

LA NECESIDAD DE UNA POLITICA DE EDUCACIÓN SUPERIOR DE LARGO PLAZO EN EL PERU

Efraín Gonzales de Olarte

  • Introducción

 

Es una realidad que la educación superior, que incluye los estudios universitarios y técnicos, concierne directamente a casi un millón y medio de estudiantes peruanos, con un entorno cada vez más complejo, por los enormes cambios generados por la hipercomunicación digital, la globalización y la educación abierta, cuyo conjunto alimenta la sociedad del conocimiento, en la cual nos desenvolvemos las universidades peruanas y que obliga a una gran creatividad y respuestas.

Dentro de este contexto, quienes estudian carreras universitarias o técnicas tienen la esperanza de que al culminar sus estudios puedan encontrar fácilmente un empleo o puedan utilizar sus conocimientos para distintos emprendimientos académicos, empresariales o personales. Sin embargo, esto no siempre es posible porque existen dos problemas. El primero es que las universidades e institutos no los preparan necesariamente para acometer estos objetivos, tanto por la desigual calidad de la educación que imparten, como por el tipo de carreras y especialidades que ofrecen. El segundo, porque la economía y la sociedad no tienen una demanda laboral suficiente para los egresados y, en buena parte, existe un subempleo de las capacidades profesionales o técnicas adquiridas en universidades e institutos.

Pero por otro lado, existe un fuerte consenso mundial que el desarrollo humano y económico de los países está estrechamente relacionado con los niveles educativos promedio alcanzados por su población y, sobre todo, con la calidad educativa y de formación de los trabajadores, en todos los niveles. Por ello, ampliar sostenidamente el acceso y elevar los niveles educativos es una condición sine quanon para el progreso civilizado y democrático.

En el Perú, la ecuación: educación = desarrollo ha estado en la agenda del Estado y del gobierno actual. Precisamente, la Ley 30220 ha ido en esta dirección al plantear metas de reordenamiento, de licenciamiento y de acreditación para todas las universidades. También está en proceso de aprobación la ley de institutos superiores y escuelas técnicas. Pero la nueva normatividad y las nuevas instituciones que está creando la ley no son suficientes, además, no sabemos lo que sucederá con la educación superior en un próximo gobierno, pues no se sabe si se respetará la ley universitaria y si habrá continuidad en las medidas, es decir, se abre un ventana de incertidumbre.  Por ello, hay una necesidad de promover una política de educación superior de largo plazo, es decir una política de estado, que tenga metas cualitativas y cuantitativas. Por un lado, que se mejore la calidad educativa en todos los niveles, por otro, que incorpore a una creciente población egresada de secundaria, que aún no tiene acceso a la educación superior, además debe ser una política conectada a las políticas de generación de empleo calificado.

  • Política de largo plazo

 

Una política de largo plazo tiene dos requisitos: el primero es que tiene que ser parte de una política de desarrollo nacional descentralizado y, segundo, que debe aspirar a metas altas, similares a las internacionales.

Las políticas educativas están orientadas, en general, a mejorar la calidad y la cantidad de la oferta de profesionales y técnicos, pero si estos no encuentran empleo, es decir, si no hay demanda, los resultados pueden ser perversos, pues se puede fomentar el incremento de subempleados calificados o incentivar a  la migración internacional. Por ello, es fundamental que se diseñen políticas sectoriales y desarrollo regional para promover el empleo para los egresados de educación superior, para ello se requiere de una estrategia de desarrollo económico y de ciencia y tecnología.

De otra parte, las metas tienen que aspirar a altos niveles educativos, comparables a los internacionales, con cronogramas y plazos prefijados. Obviamente, una política así tendrá requisitos adicionales como: qué presupuesto adicional está dispuesto a asignar el estado a las universidades estatales, qué modelo de gestión es compatible con las metas de las universidades, cómo se hace para que los gobiernos regionales se hagan cargo de la supervisión y la articulación de las universidades regionales con sus respectivos aparatos productivos. Además, habrá que preguntarse hasta qué punto las instituciones de educación superior, con fines de lucro, están dispuestas a utilizar sus ganancias para mejorar la calidad educativa, acorde con estándares internacionales y lograr los mismos resultados académicos de calidad que sus pares estatales. Este tema debería estar incorporado en la política educativa de largo plazo.

La nueva política debería plantear objetivos, instrumentos, roles de sus actores y medios tanto humanos como financieros, para orientar el proceso, pero sobre todo deberá tener una clara filosofía desarrollista que inspire a profesores, alumnos, padres de familia, empresarios y al propio estado.

En primer lugar, es importante señalar que la educación se refiere al desarrollo del potencial intelectual, físico y espiritual de las personas y que es el único medio probado para igualar las oportunidades, que puedan asegurar el ejercicio de la libertad de ellas. Por tanto, es importante preguntarse ¿cuál es el papel de las universidades y de los institutos superiores y técnicos en el desarrollo del Perú? Según la ley, las universidades deben formar buenos profesionales, generar conocimiento y ser una suerte de conciencia crítica de la sociedad. Estos objetivos requieren de una precisión mayor, de una definición de los instrumentos a utilizar tanto para la formación como para la investigación, pero relacionados con la sociedades concretas (regiones, ciudades) en las que las instituciones actúan.

En segundo lugar, se debería definir cuál es el propósito de la política de largo plazo: a) ¿homogenizar la calidad de “todas” las universidades e institutos para alcanzar cierto nivel de calidad o dejarlas que compitan y que ganen las mejores? b) ¿crear las condiciones para que todo el que quiera tener una carrera universitaria o técnica, pueda acceder, es decir incrementar drásticamente la población estudiantil? c) ¿promover la internacionalización de la calidad o sólo lograr estándares nacionales?

Son estos temas de fondo los que deberían definir la política de educación superior, sobre cuya base recién es posible plantear las metas instrumentales: licenciamiento, acreditación, relacionamiento con el sector empresarial, relacionamiento, internacionalización con las políticas de desarrollo económico y social.

  • LINEA DE BASE.

 

Es importante reconocer el punto de partida, para orientar la política y para evaluar los resultados[1].

  1. Existen cerca de un millón y medio de alumnos en la educación universitaria y superior técnica, 142 universidades, más de 700 institutos superiores técnicos, además, el alumnado seguirá creciendo en el futuro lo que abre una demanda que se deberá satisfacer. Del total de universidades 51 son públicas, el 83 privadas con fines de lucro y 8 privadas sin fines de lucro. 61 universidades ofrecían estudios de posgrado de las cuales 54% eran de universidades privadas y 46% de las públicas. Existían un total de 2,619 facultades y escuelas, de las cuales 40% estaban en universidades privadas y el 60% en públicas.
  2. El número total de alumnos de pregrado el 2014 era de 783,912, de las cuales el 61% estudiaban en universidades privadas y el 39 en públicas. El número de docentes era 59,174 de los cuales el 64% enseñaban en universidades privadas y el 36% en públicas.
  3. Habían 576 centros e institutos de investigación en las universidades, de las cuales el 70% estaban en las universidades públicas y sólo el 30% en las privadas. Es decir, las universidades privadas son básicamente de enseñanza.
  4. El presupuesto total de gastos de las universidades públicas el 2015 fue de 2,659 millones de soles, de los cuales el 90% son gastos corrientes y10% gastos en inversión y en investigación.
  5. Existe una gran heterogeneidad de calidad tanto en las universidades como los institutos, muchos de los cuales no pasarían estándares internacionales mínimos.
  6. La calificación de los profesores universitarios no sólo es heterogénea, sino que una gran mayoría no cuenta con grados de maestría y doctorado en instituciones acreditadas. Tampoco los formadores en educación técnica cuentan con las capacidades requeridas ya que les exigen títulos pedagógicos más que capacidades y experiencia técnicas.
  7. Las remuneraciones de los profesores son en general muy bajas y en general no compensan la inversión realizada para sacar una profesión. Por esta razón, las universidades y los institutos técnicos no son un gran atractivo para maestros y doctores de buenas universidades.
  8. El gasto y la infraestructura por estudiante en promedio está muy por debajo de los estándares internacionales.
  9. Sólo una universidad está entre las 500 mejores del mundo, en uno de los rankings.

Este conjunto de características describen lo bajo que es el nivel general del sistema universitario en relación a otros países, en consecuencia, hay mucho que avanzar. Por ello, se requiere de una política de largo plazo.

 

  • DEFINICION DE OBJETIVOS.

 

Los objetivos centrales de la política de educación superior deben distinguir entre educación universitaria y educación técnica, pero también debe contemplar la integración entre ambos niveles.

Las universidades deben ser el principal medio para el desarrollo socio económico del país y de sus regiones, las principales proveedoras de profesionales y académicos competentes, deben producir conocimiento científico y aplicado, deben formar a las élites económicas, políticas, tecnocráticas y culturales. Ayudar a pensar y transformar la sociedad, debe ser su mayor rol.

Los institutos técnicos superiores deben asegurar la mejor formación laboral posible con diversos perfiles para integrarse a todos los sectores productores de bienes y servicios con una formación sólida y práctica, tanto en niveles relativamente artesanales hasta sectores de tecnologías de punta. Por ello, su articulación con las universidades es esencial.

Esto significa que la principal meta de la política de la educación superior será incrementar la calidad de las universidades e institutos superiores, mirando a estándares internacionales y al mismo tiempo deberá cerrar la brecha entre las mejores y las peores instituciones.

Para ello, la política debería definir si este proceso se hace por competencia o por cooperación. La idea más plausible es cooperar para mejorar.

  • GOBERNANZA, FORMACIÓN, INVESTIGACIÓN, PROFESORES Y FINANCIAMIENTO

 

¿Quién conduce la política de educación superior y cómo se organiza el sistema? El responsable de la política de educación superior es el Ministerio de Educación, sin embargo, por la complejidad es imprescindible crear un Vice Ministerio de la Educación Superior, quien estaría a cargo de la conducción del proceso y de la aplicación de la política. Es importante que así sea, pues el segmento de educación superior es parte del sistema educativo completo, el cuál debería responder a una política global como la que se contempla en el Proyecto Educativo Nacional. La educación superior debe ser el último eslabón de la cadena educativa y, los niveles: básico, primaria y secundaria deberían mejorar ostensiblemente para permitir que los estudiantes alcancen los niveles de exigencia que se requiere en la educación superior. No está demás considerar nuevamente el establecimiento del bachillerato al fin de la secundaria.

El hecho que haya un ente que conduce la educación superior no está reñido con la existencia de la autonomía universitaria –sobre todo en lo académico y administrativo- porque una política requiere de regulación, conducción y financiamiento y la autodeterminación absoluta de las universidades no ha dado buenos resultados en el Perú. Además, una política de estado requiere de la continuidad del esfuerzo, la planificación estratégica y de la supervisión del logro de metas, obviamente sin inmiscuirse en los temas académicos, la libertad de cátedra e investigación, que debe ser atributo consustancial a las universidades.

Un asunto importante es la coordinación de las universidades con el estado, para ello la ASUP debería constituirse en un interlocutor académico e institucional del conjunto de universidades. Es importante para cualquier gobierno, tener un órgano corporativo con el cual dialogar para establecer metas, hacer el seguimiento de la política y entablar una relación constructiva. Parte de la política es la existencia de canales de información y de coordinación con las universidades y los institutos superiores.

Escalas, crecimiento, la diversidad institucional y esfuerzo público y privado

Hay dos niveles en los cuáles las escalas son importantes. El primero: ¿cuál es el tamaño óptimo de una universidad? Y el segundo es ¿cuántas universidades e institutos más se requieren o cuánto deben crecer las y los existentes, para incorporar a la población potencial que quisiera estudiar?

A menudo, no se piensa en qué tamaño debe tener una universidad, tanto en número de carreras como en alumnado. Ambos aspectos deberían estar ligados a las necesidades del mercado que piensan servir, que puede ser nacional o regional. Una política de largo plazo debería establecer algunas pautas al respecto, para que los recursos estatales y privados se asignen de manera eficiente, obviamente una nueva universidad o una nueva carrera debe tener una licencia de calidad por la SUNENDU, esto evitaría la creación de universidades negocio sin calidad, como universidades públicas sin presupuesto.

La decisión de escala conlleva decisiones sobre la selectividad en la admisión de estudiantes. Las públicas tienen un tamaño limitado por el presupuesto que reciben del estado, por lo que deben seleccionar a sus ingresantes. Su crecimiento dependerá de la voluntad política de ampliar la oferta respetando la calidad y, obviamente, asignando un presupuesto adicional. En las privadas, depende de los costos de las pensiones y de la calidad de la universidad y es importante que las pensiones aseguren un servicio de calidad similar al de las estatales. En consecuencia, el tamaño de una universidad deberá depender de la importancia que le dé el estado, traducida en un presupuesto adecuado, y de la relación precio/calidad de las universidades privadas.

Todo lo anterior se refiere a universidades e institutos de sólo enseñanza. Si la universidad además tiene que investigar, como señala la ley, requiere de ingresos adicionales que, en el caso de las públicas, los debería asegurar el estado, es decir dependerá de la política de ciencia y tecnología. En el caso de las privadas, la investigación sólo se podría hacer si las pensiones son lo suficientemente altas para financiarla o si el sector privado contrata con ellas u otorga donaciones, o alternativamente si el estado crea un “fondo concursable de investigación universitaria” al cual pueden acceder tanto públicas como privadas.

En el Perú tenemos el problema que salvo una decena de universidades, el resto no hace investigación y muchas de ellas no estarán en condiciones de hacerlo, es más, no es necesario que todas las universidades hagan investigación. Por ello, se requiere de una corrección a la actual ley, permitiendo que sólo haya universidades de formación, pero con calidad asegurada y promoviendo para que las más dotadas o las más motivadas hagan también investigación, para ello será fundamental la acreditación de tal capacidad y, al mismo tiempo, la provisión de recursos públicos y privados. En el Perú no hay ninguna universidad de investigación[2], la política de largo plazo debería desarrollar seriamente el apoyo a las universidades públicas que figuran en la ley universitaria como las elegidas para un apoyo especial del estado[3], a las cuales se podrían incorporar las universidades privadas que ya hacen investigación.

Hacía estándares internacionales de los profesores.

Un objetivo a 15 años debería ser que todo profesor universitario tenga un doctorado o Ph. D., tal como es cualquier universidad acreditada. Para ello se requiere de una estrategia que contemple normas y facilidades para que las universidades puedan establecer planes con metas y plazos, además con un esquema de financiamiento público y privado. La derivación natural de una meta como esta es que los sueldos de los profesores tienen que subir drásticamente, es decir, por lo menos duplicarse, dado que son doctores. Actualmente, un profesor principal de universidad pública gana entre 5 y 6 mil soles al mes, si el estado los sube al nivel de los magistrados del Poder Judicial, como señala la Constitución, entonces el presupuesto de las universidades públicas se debe duplicar. En el caso de las universidades privadas, no hay alternativa otra que subir las pensiones o reducir las ganancias –en las societarias- para cumplir esta meta. . Un sueldo “decente” para un profesor principal está entre 3 y 4mil dólares al mes Este será uno de los principales escollos para el cumplimiento de las metas de la ley 30220, es decir, que la educación superior se ha encarecer en promedio si se aspira a la mejora de la calidad.

Es evidente, que también en los institutos técnicos y superiores se deberá mejorar la calidad de sus profesores, lo que repercutirá en sus costos y precios.

El financiamiento de la calidad de universidades e institutos superiores

Los costos del perfeccionamiento docente, la mejora de la infraestructura física, informática y tecnológica y la creación de un “fondo concursable para la investigación universitaria”, ha de significar un incremento sustantivo de las fuentes de financiamiento. Hoy las universidades públicas gastan 2,500 dólares por alumno al año[4], lo cual es a todas luces insuficiente. Sin incorporamos todos los aspectos anteriores lo mínimo que se requeriría en el Perú sería un gasto anual de 6mil dólares. No existe información al respecto de las universidades privadas, dada su gran heterogeneidad[5].

Es obvio que la mejora de la calidad de la educación superior en el Perú ha de estar en relación directa a cuánto está dispuesto el estado a aumentar el presupuesto de las universidades públicas, a cuánto está dispuesto a apoyar la investigación de todas las universidades –públicas y privadas- y, sobre todo a cómo plantearán las universidades privadas el financiamiento de las mejoras de su calidad. Por ello, es fundamental el licenciamiento y la acreditación como factores de fiscalización de la calidad de las universidades.

En resumen, parte de la política de educación superior de largo plazo pasa por su financiamiento. Con los presupuestos actuales, con los gastos por alumno al año por alumno en promedio en las universidades, con la infraestructura existente, con los sueldos bajos de los profesores, no es posible mejor la calidad.

El financiamiento de la investigación.

La investigación es un proceso acumulativo, que tiene etapas. La primera es la formación de investigadores, la segunda es la formulación de proyectos de investigación, la tercera es la investigación misma y la cuarta la difusión de sus resultados. Todo este proceso requiere de financiamiento y es importante definir una política de financiamiento de la investigación en concordancia con el CONCYTEC. La investigación en las universidades debería responder a una política muy ligada al sector productivo, al estado y a la sociedad civil. Será importante que el Estado defina su contribución a la inversión en investigación, dé facilidades al sector privado, académico y empresarial, para que mediante incentivos tributarios u otros financien proyectos de investigaciones de su interés.

¿Cómo se congenian los objetivos de universidades sin fines de lucro (las estatales y las asociativas) con las universidades con fines de lucro?

Este es uno de los principales problemas existentes en el Perú, cómo pueden coexistir dos tipos de universidad con fines distintos. Las universidades públicas y las sin fines de lucro tratan de maximizar la calidad de la enseñanza y la investigación, los recursos financieros son un medio. Las universidades privadas con fines de lucro tratan de maximizar sus ganancias, la calidad de la enseñanza esta en relación directa a cuánto cobran por pensiones o a cuánto están dispuestas a dejar de ganar. Es decir, no es posible tener calidad y ser barata, como son una gran parte de estas universidades.

Si la ley 30220 se cumple en todos sus extremos habría que cerrar una buena parte de las universidades privadas societarias y una decena de universidades públicas, porque con sus presupuestos no alcanzan a ofrecer una formación superior de calidad. Ante esta eventualidad habrá, ciertamente, voces que esgrimirán la amenaza a la autonomía universitaria y al derecho a la inversión privada, como pretextos para impedir el cierre. La política de educación superior deberá hacer caso omiso de estos argumentos. Lo claro es que la educación de calidad cuesta y si alguien puede financiar privadamente la calidad, sea esta bienvenida.

Finalmente, es muy importante que la política de educación superior debe estar articulada con los niveles educativos previos, para recibir mejores alumnos de la secundaria o del bachillerato, también debe conectarse con el sistema productivo y con el estado. Para ello es importante la incorporación de sus representantes tanto en universidades, como en el Consejo Consultivo del Viceministerio de Educación Superior .

El próximo gobierno debería considerar todos estos aspectos para promover la educación superior como palanca del desarrollo. Sólo la educación de calidad sirve para el desarrollo.

Lima, marzo 2016

[1] La principal fuente de los datos es SUNEDU (2015) http://www.sunedu.gob.pe/universidades/universidades-publicas-institucionalizadas/

 

[2] Estas universidades tienen la mayor parte de su financiamiento por investigación, la mayor parte de sus alumnos son de posgrado, la mayor parte de sus profesores son doctores a tiempo completo con baja carga lectiva y líneas de investigación a la que se suman sus posgraduandos; sus alumnos lo son a tiempo completo y se forman para investigar, investigando

[3] Son las siguientes: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, Universidad Nacional de Trujillo. Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. Universidad Nacional del Altiplano de Puno . Universidad Nacional de Ingeniería. Universidad Nacional Agraria La Molina. Universidad Nacional del Centro del Perú. Universidad Nacional de Piura. Universidad Nacional de la Amazonía Peruana. Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle.

 

[4] En Brasil las universidades públicas gastan entre 11 y 13mil dólares, en México 8mil, en Chile 10mil.

[5] Las pensiones universitarias en las universidades privadas con fines de lucro oscilan entre 300 a 3000 soles al mes.

[JZP1]Puede existir sin el ViceMin

14/03/16: EL LEGADO DE MARIA ROSTWOROWSKI

EL LEGADO DE MARIA ROSTWOROWSKI [1]

Efraín Gonzales de Olarte[2]

Cuando María iba a publicar la Historia del Tahuantinsuyu, le pregunté por qué no usaba el término “imperio incaico” como hacían hasta entonces los   autores para referirse al incanato.  La respuesta fue simple pero contundente: el concepto imperio no existe en quechua y lo correcto es usar las palabras de los propios incas para referirse a su sociedad. Comencé así a  entender la originalidad de su punto de vista sobre las sociedades prehispánicas.

Para comprenderlas, había primero que documentarse sobre su pasado.  Para ello, María utilizaba minuciosa  e incansablemente todas la fuentes a las que pudiera acceder: las crónicas que describieron estas sociedades a partir de testimonios orales, los archivos existentes en el Perú y en España, los estudios arqueológicos, y la etnografía. El arte de María consistió en  entretejer toda esta información con el trabajo de campo y reconstruir así la historia y organización de las culturas prehispánicas, no sólo la incaica sino las sociedades regionales de la costa peruana, de la manera más fiel posible sin por ello dejar de producir hipótesis creativas y totalmente originales.

Segundo, había que leer e interactuar con otros historiadores, etno-historiadores, arqueólogos, antropólogos, sociólogos, sociolingüistas, psicoanalistas y hasta economistas como yo. El instituto de Estudios Peruanos le dio este marco multidisciplinario, además de su amistad con grandes académicos como John Murra, Tom Zuidema, Shozo Masuda, John Rowe, Franklin Pease, Max Hernández, Julio Cotler, Luis Millones, entre otros.

Su Historia del Tahuantinsuyu da cuenta de una sociedad que no era socialista ni feudal, que tuvo una organización social que emergía de grupos humanos que habitaban los Andes y sus vertientes costeñas y amazónicas y que tenían que resolver el problema de sobrevivir y desarrollarse  en un medio geográfico de gran variedad ecológica, con recursos naturales específicos y limitados, para lo cual crearon sistemas sociales jerárquicos, que llevaron a la creación del estado inca.  El trabajo acucioso de María fue revolucionario porque nos dio una comprensión más realista de nuestro pasado, alejada de la visión idealizada, mítica y añorada que habíamos heredado.

Lo más sorprendente y curioso de su itinerario como historiadora es su carácter atípico: Peruana y polaca, educada en Francia, fue autodidacta y entró tardíamente a la investigación, sin pertenecer formalmente al mundo académico.  Esta combinación le permitió ser independiente de alguna escuela pre existente, tener un criterio adulto propio y ver sus temas desde dos orillas culturales. En mi opinión, esta combinación hizo que María investigara con mayor libertad, estableciendo así su propio sello en los diversos temas sobre los que escribió tantos libros, varios de ellos trascendentales para comprender nuestros orígenes y nuestra identidad.  Su Historia del Tahuantinsuyu es el libro de historia más leído por los peruanos,  ha sido reimpreso innumerables veces, con un tiraje cercano a los cien mil ejemplares. Un caso excepcional para un país como el Perú.

Pero María no sólo fue una gran historiadora, también fue una gran mujer, una gran persona, cálida, de gran sencillez y de fácil hablar. Dominaba cuatro idiomas y su frustración fue no haber podido aprender el quechua. Además, estuvo muy identificada con la misión del IEP, que es la de interpretar la tumultuosa sociedad peruana en sus diferentes etapas históricas, para ver si algún día podríamos hablar de “nuestro país” y no de “este país”. Su obra es una contribución a este propósito porque nos permite acercarnos a convertirnos en una nación  que pueda comprender  y aceptar su pasado compartido, lejos de mitificaciones e interpretaciones irreales.  Por ello, su contribución no sólo ha sido en el campo de la historia, sino sobre todo en la construcción de nuestra identidad nacional.

Hoy que ya no contamos con su presencia física, seguiremos contando con su gran legado intelectual, que nos seguirá iluminando en la búsqueda de esa nación andina que ella estudió y que hasta ahora no hemos logrado construir. Gran tarea que nos ha dejado.

 

[1] Artículo publicado en El Comercio el viernes 11 de marzo 2016

[2] Vicerrector Académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Ex Director General del Instituto de Estudios Peruanos .

14/03/16: EL LEGADO DE MARIA ROSTWOROWSKI

EL LEGADO DE MARIA ROSTWOROWSKI [1]

Efraín Gonzales de Olarte[2]

Cuando María iba a publicar la Historia del Tahuantinsuyu, le pregunté por qué no usaba el término “imperio incaico” como hacían hasta entonces los   autores para referirse al incanato.  La respuesta fue simple pero contundente: el concepto imperio no existe en quechua y lo correcto es usar las palabras de los propios incas para referirse a su sociedad. Comencé así a  entender la originalidad de su punto de vista sobre las sociedades prehispánicas.

Para comprenderlas, había primero que documentarse sobre su pasado.  Para ello, María utilizaba minuciosa  e incansablemente todas la fuentes a las que pudiera acceder: las crónicas que describieron estas sociedades a partir de testimonios orales, los archivos existentes en el Perú y en España, los estudios arqueológicos, y la etnografía. El arte de María consistió en  entretejer toda esta información con el trabajo de campo y reconstruir así la historia y organización de las culturas prehispánicas, no sólo la incaica sino las sociedades regionales de la costa peruana, de la manera más fiel posible sin por ello dejar de producir hipótesis creativas y totalmente originales.

Segundo, había que leer e interactuar con otros historiadores, etno-historiadores, arqueólogos, antropólogos, sociólogos, sociolingüistas, psicoanalistas y hasta economistas como yo. El instituto de Estudios Peruanos le dio este marco multidisciplinario, además de su amistad con grandes académicos como John Murra, Tom Zuidema, Shozo Masuda, John Rowe, Franklin Pease, Max Hernández, Julio Cotler, Luis Millones, entre otros.

Su Historia del Tahuantinsuyu da cuenta de una sociedad que no era socialista ni feudal, que tuvo una organización social que emergía de grupos humanos que habitaban los Andes y sus vertientes costeñas y amazónicas y que tenían que resolver el problema de sobrevivir y desarrollarse  en un medio geográfico de gran variedad ecológica, con recursos naturales específicos y limitados, para lo cual crearon sistemas sociales jerárquicos, que llevaron a la creación del estado inca.  El trabajo acucioso de María fue revolucionario porque nos dio una comprensión más realista de nuestro pasado, alejada de la visión idealizada, mítica y añorada que habíamos heredado.

Lo más sorprendente y curioso de su itinerario como historiadora es su carácter atípico: Peruana y polaca, educada en Francia, fue autodidacta y entró tardíamente a la investigación, sin pertenecer formalmente al mundo académico.  Esta combinación le permitió ser independiente de alguna escuela pre existente, tener un criterio adulto propio y ver sus temas desde dos orillas culturales. En mi opinión, esta combinación hizo que María investigara con mayor libertad, estableciendo así su propio sello en los diversos temas sobre los que escribió tantos libros, varios de ellos trascendentales para comprender nuestros orígenes y nuestra identidad.  Su Historia del Tahuantinsuyu es el libro de historia más leído por los peruanos,  ha sido reimpreso innumerables veces, con un tiraje cercano a los cien mil ejemplares. Un caso excepcional para un país como el Perú.

Pero María no sólo fue una gran historiadora, también fue una gran mujer, una gran persona, cálida, de gran sencillez y de fácil hablar. Dominaba cuatro idiomas y su frustración fue no haber podido aprender el quechua. Además, estuvo muy identificada con la misión del IEP, que es la de interpretar la tumultuosa sociedad peruana en sus diferentes etapas históricas, para ver si algún día podríamos hablar de “nuestro país” y no de “este país”. Su obra es una contribución a este propósito porque nos permite acercarnos a convertirnos en una nación  que pueda comprender  y aceptar su pasado compartido, lejos de mitificaciones e interpretaciones irreales.  Por ello, su contribución no sólo ha sido en el campo de la historia, sino sobre todo en la construcción de nuestra identidad nacional.

Hoy que ya no contamos con su presencia física, seguiremos contando con su gran legado intelectual, que nos seguirá iluminando en la búsqueda de esa nación andina que ella estudió y que hasta ahora no hemos logrado construir. Gran tarea que nos ha dejado.

 

[1] Artículo publicado en El Comercio el viernes 11 de marzo 2016

[2] Vicerrector Académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Ex Director General del Instituto de Estudios Peruanos .

04/02/16: Desconfianza e instituciones en el Perú

LA DESCONFIANZA PERUANA COMO CAUSA DE NUESTROS MALES: SUBDESARROLLO, DEMOCRACIA DE BAJA INTENSIDAD Y ESTADO INEFICIENTE.

Efraín Gonzales de Olarte

¿Usted le prestaría dinero a su vecino que apenas conoce? ¿cree en las promesas de un candidato? ¿cree que obtendrá justicia en el poder judicial? ¿cree que los periódicos dicen la verdad? ¿dejaría al cuidado de su casa a un amigo reciente?  Cierto que no. ¿porqué?

Porque la confianza es un código ético que el Perú lo perdió probablemente durante la colonización española. Los peruanos somos desconfiados por herencia colonial, por la segmentación social entre blancos, mestizos, cholos, indios y negros, por la debilidad del estado republicano para generar una cultura de confianza, en la instituciones, en la sociedad y en él mismo. Es decir, hay muchas razones históricas y estructurales que hacen de la desconfianza un comportamiento “normal”. Si a esto agregamos la herencia reciente de corrupción del fujimorato y el corruptor Montesinos, la desconfianza simplemente paso a ser una conducta permanente y omnipresente y, hasta “normal”.

Pero ¿qué es la confianza? Etimológicamente viene del latín con (junto, todo) fides (fe), es decir, es tener fe de manera conjunta, fe en la acción del otro. Desde el punto de vista sociológico es creer o pensar que otra persona, un grupo o una comunidad, actuarán de una manera determinada, es decir es una presunción de comportamiento en el futuro. Esto permite eliminar la incertidumbre o reducir los riesgos, haciendo predecible el futuro. Por ello, la confianza es fundamental en la constitución y funcionamiento de una sociedad. Por ello, que en general en la sociología se asume que la confianza es la base de las instituciones. Si entendemos por instituciones reglas y organizaciones que sirven para resolver los problemas de la convivencia humana en sociedad, éstas no podrían existir si los que se ponen de acuerdo en las reglas no confían en que todos actuarán de acuerdo a ellas.

Por ello, confianza e instituciones están correlacionadas de manera inseparable. El tema central es ¿cómo se establece la confianza que permite que las instituciones funcionen? Hay dos caminos: a. la voluntad de todos los que pertenecen a un grupo, comunidad o sociedad para confiar entre ellos, que se refuerza con los resultados de las acciones, que demuestran la efectividad de la confianza, entonces las instituciones funcionan. b. la imposición de una autoridad que supervisa que la institución funcione y cumpla con sus objetivos, razón por la cual la gente tiene confianza.

Lo interesante es que cuando las sociedades se hacen complejas, es decir cuando de una comunidad o grupo de comunidades se evoluciona hacia una ciudad o un país, las instituciones se multiplican y sólo pueden ser efectivas si la confianza se convierte en un ethos, es decir en un código de comportamiento social. Pero para ello es importante que las instituciones tengan los resultados esperados y favorables a quienes confían en ellas. Si esto funciona durante largo tiempo se convierte en una cultura de la confianza, que es la base del funcionamiento de la economía, de la política y de la sociedad.

La razón principal es que las instituciones y la confianza reducen drásticamente la incertidumbre, aumentan los beneficios de las economías de escala, facilitan los contratos, estabilizan el futuro, es decir, generan condiciones para avanzar en sociedad con todas las ventajas de la división del trabajo, de la creatividad e innovación. Es otras palabras, son base del desarrollo.

Al analizar el caso peruano, nos percatamos que las instituciones no resuelven los problemas que deben resolver, el sistema judicial no imparte justicia “justa”, la policía nos cuida a medias, las reparticiones del estado no hacen bien su trabajo, la evasión tributaria es un muestra de la total desconfianza en las capacidades del estado, el contrabando es romper la reglas de importación y los ejemplos pueden seguir. El tema es ¿por qué no hemos sido capaces hasta ahora de construir instituciones y confianza.

La solución a este problema pasa por varios procesos. En primer lugar, por una reconstrucción del estado, el problema es quién y cómo se hace. En segundo lugar, es cómo recuperamos los principios éticos sobre los que reposa la confianza, cómo hacemos para no mentir, no robar, no sacarle la vuelta al estado, no engañar. Aquí se requiere de una especie de rearme moral y de la construcción de liderazgos éticos. En tercer lugar, es crucial reducir la corrupción estatal, que es el peor alimento para la desconfianza de todos. En cuarto lugar, cómo incorporamos en la educación de todos los niveles la necesidad de confiar y de vigilar las instituciones como si fueran nuestras, ahora nos parecen que pertenecen a terceros. Finalmente, es importante que las ideologías –políticas, religiosas, sociales, económicas- incorporen el comportamiento ético social como fundamento del funcionamiento social y humano. 4de febrero 2016.

28/01/16: Nuevo libro de Efraín Gonzales de Olarte

UNA ECONOMÍA INCOMPLETA: PERÚ 1950 – 2007. Análisis estructural.

Efraín Gonzales de Olarte

Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú – Instituto de Estudios Peruanos. Diciembre 2015

Este libro es un análisis de la estructura productiva peruana a través de las tablas insumo-producto publicadas en el Perú por distintas instituciones desde 1950. Da cuenta de una economía cuya base inamovible durante los últimos cincuenta años ha sido la exportación de productos primarios, sobre todo de minerales, petróleo y gas, pero que sobre esta base se trató de articular otros sectores como segundo eje de funcionamiento, así la manufactura en los años 60 y 70 del siglo pasado (modelo primario-exportador semi-industrial dependiente (PESID) y los servicios comerciales y financieros en el siglo XXI (modelo primario exportador y de servicios (PESER). Estos modelos han generado tres resultados permanentes, que no han cambiado sustantivamente durante los cincuenta últimos años: 1. Dependencia de las divisas generadas por las exportaciones primarias y sus ciclos internacionales. 2. Extrema desigualdad de las productividades sectoriales. 3. Los principales cambios en la estructura productiva se debieron más a cambios en la demanda final y muy poco a cambios tecnológicos. De aquí se derivan los problemas estructurales de la economía peruana: dependencia del ciclo internacional, desigualdad distributiva y escasa innovación tecnológica interna.

Sobre esta base, el libro utiliza las distintas técnicas de insumo producto, para estimar los multiplicadores de producción, valor agregado, importaciones y empleo, los eslabonamientos entre sectores, que señalan las debilidades de articulación e integración entre sectores, razones por las cuales la generación de mayor valor agregado, empleo o ingresos sea limitada y no genere desarrollo estable y, de tiempo en tiempo, haya la tentación de hacer “cambios estructurales”.

Las conclusiones del libro conducen inevitablemente a repensar las políticas sectoriales de desarrollo y el mismo modelo económico peruano, en consecuencia es útil para economistas, funcionarios del gobierno, políticos, y para estudiantes de economía que quieran conocer la economía peruana en su dimensión sectorial y regional. Además, incluye una base de datos exhaustiva de todas las tablas insumo producto publicadas desde 1950 hasta 2007.