CRECIMIENTO CON FELICIDAD O CRECIMIENTO CON LIBERTAD
Efraín Gonzales de Olarte
“¿El crecimiento económico debería generar felicidad o libertad? Esta es la disyuntiva entre dos enfoques distintos del desarrollo. El desarrollo como libertad es mucho más efectivo para que la gente mejore en su bienestar”.
En reciente publicación del BID se señala que en América Latina se ha dado la “paradoja del crecimiento infeliz”. Es decir, que pese a que la gente habría mejorado materialmente, por ejemplo en ingresos o servicios públicos, sienten que su bienestar no ha mejorado y se quejan. Creo que esto se debe a que varios organismos, empresas y personas piensan que el desarrollo y la redistribución de los frutos del crecimiento se debe basar en una filosofía que responde a las preguntas siguientes: ¿qué podemos hacer por los pobres para que estén mejor? o ¿qué podemos hacer por terceros para que se sientan mejor?
En mi opinión, sería mejor enfocar el desarrollo y el crecimiento sobre una filosofía diferente basada en preguntas como: ¿qué pueden hacer los pobres por ellos mismos? o ¿que puede hacer cada persona para estar mejor por si misma? Si planteamos las cosas de esta manera, entonces en lugar de interrogarnos si las personas son felices con el crecimiento, nos deberíamos preguntar si el crecimiento económico las hace libres o los servicios que les presta el Estado aumentan sus grados de libertad para vivir. Por ejemplo, si pudiera escoger el lugar donde le gustaría trabajar, si pudiera comprar lo que sus aspiraciones le dicten, si pudiera ir al colegio o escuela de su preferencia o simplemente pudiera divertirse de acuerdo a sus preferencias musicales, entonces el bienestar sería apreciado.
El desarrollo como libertad significaría que el crecimiento debería favorecer a todos dándoles oportunidades por igual, por ejemplo: todos deberían tener el mismo acceso a salud y educación, cosa que no siempre ocurre en el Perú. Pero aún más, las personas deberían poder gozar de una libertad positiva, para hacer o emprender cosas nuevas, proyectos distintos basados en sus propias aspiraciones, es decir ser más dueños de su vida. Si así fuera, probablemente la gente tendría una apreciación diferente de su vida y de su futuro, pues su bienestar mejoraría en función de mayores oportunidades creadas por si mismos y no porque el estado le da un apoyo como una dádiva. Así, la apreciación del bienestar propio no estaría basada en cuestiones subjetivas y utilitarias, sino en argumentos objetivos y, sobre todo, en logros basados en la iniciativa propia (no la de los demás o del que hace la política social).
05.06.09
Publicado en el Suplemento D-1 del diario El Comercio, 8 de junio 2009 Leer más »