Un éxito sonado y un rechazo igual de estrepitoso, valoraciones que iban desde “¡Eso está fuera de serie!” hasta “¡Hay que prohibir esa amoralidad!”, tales eran las exclamaciones a la salida del estreno del filme Las partes íntimas, debut de los realizadores Natalia Merkúlova y Alexéi Chúpov.

La verdad desnuda sobre la vida sexual, los sueños ocultos, los miedos, las dependencias y deseos de los ciudadanos comunes son mostrados en esta película irónica, simpática y al mismo tiempo, extremadamente seria. Un fotógrafo de moda (Yuri Kolokólnikov) fotografía primeros planos de las zonas pudendas, y su promotora (Olesia Sudzílovskaya) no tiene pudor alguno de promover su próxima exposición, en extremo explícita, pero sufre de indefinición de sus deseos y soledad en su alcoba. 

Una dama que ocupa un puesto de dirigente, y que vela en virtud de sus obligaciones por la conducta moral, lleva a cabo reuniones para prohibir por vez consecutiva algo, y tras regresar a su casa, se lanza inmediatamente a buscar el vibrador, para mitigar su enfermizo síndrome de insatisfacción sexual. La actriz Yulia Aug alcanza con este papel una intensidad tragicómica de las alturas de la célebre actriz soviética y rusa Nonna Mordiukova. Y a pesar de que todos los actores del elenco se desnudan sin temor alguno, este filme no tiene ni un ápice de vulgaridad. Solo el deseo temerario de hablar abiertamente de aspectos profundamente íntimos, pero del conocimiento de todos. 

Uno de los espectadores, el productor Ígor Mishin, felicitó con júbilo desde su cuenta de Facebook a Natalia Merkúlova, Alexéi Chúpov, a todos los artistas y a sus colegas, los productores Yulia Mishkinene y Bakur Bakuradze: “¡Bravo a los autores por la idea, bravo a los productores por su valentía, bravo a los actores por la intensa gama de emociones que lograron interpretar! Quizás mis palabras sean altisonantes, pero son sinceras. Este tipo de cine en Rusia solo puede ser concebido, filmado y actuado por personas realmente libres. Libres no dentro de las leyes y las reglas, sino libres de espíritu. ¿De qué trata el filme, me pregunta? Pues de lo que cada uno de nosotros guarda dentro del escaparate. De nuestros esqueletos escondidos. De nuestra vida íntima. Y todo ello, expresado con un humor finísimo. ¡Bravo!” 

Por lo visto, la energía sexual que los personajes no llegaron a gastar creó en la sala del Teatro de Invierno de Sochi una tensión tan grande, que durante la proyección dos veces se cortó la electricidad. A los espectadores esto les espoleó los ánimos: la gente se reía, daba muestra de alegría y esperan la continuación. La premier concluyó con una larga ovación del público. Aunque a decir verdad, el rostro severo del jefe del Comité de Cultura del Parlamento de la Federación Rusia, Stanislav Govorujin, no prometía nada bueno: aunque en su propio filme Weekend, limitado para un público mayor de doce años, él muestra en múltiples ocasiones y con lujo de detalles desnudos de actrices, resulta que lo permitido al maestro suele ser prohibido a los debutantes. Los autores y productores tienen por delante la obtención del permiso de exhibición, y se puede decir que tienen garantizadas desde ya las dificultades. Los desnudos, el lenguaje de adultos, la muestra de orientaciones sexuales no tradicionales que algunos personajes advierten inesperadamente, contrastadas con la ausencia de textos patrióticos o incitaciones al trabajo creador, son elementos que los feroces defensores de la moralidad y el vigilante ministro de cultura difícilmente aprueben. En cambio, los comités de inscripción de los festivales extranjeros que arribaron a medianías del festival Kinotavr, compartieron totalmente el júbilo de los primeros exportadores y compiten entre sí por invitar de primeros a los debutantes que ganaron el reconocimiento inmediato del público, y mostrar este filme en sus países. Allí donde estos temas por alguna razón no despiertan el malestar y el rechazo. 

—Yo no entiendo, por qué debemos apenarnos a la hora de hablar de temas de carácter íntimo, −señala Natalia Merkúlova. –Los problemas no se resuelven escondiéndolos dentro, la energía sexual es una de las más potentes, y aquel que la esconde bajo candado, corre el riesgo de fabricar una bomba de tiempo. Un día puede explotar, y hacerlo de tal modo, que no tenga remedio. 

Mientras, la explosión tuvo lugar en el festival Kinotavr. Es poco probable que Las partes íntimas puedan pretender siquiera al gran premio, pero ya resulta imposible ignorarlas. Si los jóvenes realizadores reciben el premio en la nominación de “Mejor debut”, este lauro será totalmente merecido. 

De las restantes cintas en concurso, lidera sin lugar a dudas La vergüenza, de Yusup Razíkov. El filme sobre las esposas de los marineros submarinistas, cuyos maridos quedaron atrapados en un submarino, nos remite inmediatamente a los trágicos sucesos del submarino “Kursk”. En realidad, semejantes tragedias son más frecuentes que lo que solemos enterarnos. Y al realizador no le inquietan solo estos sucesos dramáticos, sino el misterio de su heroína principal, Lena. Ella es ajena a la ciudadela militar, tiene un secreto que arrastra de su vida pasada, que le obliga a aislarse y ocultar tras una supuesta indiferencia su profundo dolor espiritual y sus sufrimientos. 

El director de fotografía Yuri Mijailishin logró imágenes excepcionales de los paisajes nevados de la península de Kolski, las mujeres condenadas a aguardar eternamente, sin perder sus esperanzas. La actriz de San Petersburgo María Semiónova, quien ejecuta el papel principal, nos remite con su físico y fundamentalmente su comedida pero sentida interpretación a la actriz inglesa Helen Mirren. Tras el cierre del festival Kinotavr La vergüenza participará en el concurso central del Festival Internacional de Karlovy Vary.

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Fuente: La Voz de Rusia

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