Publicado el : 1 de marzo 2013 – 10:01 de la mañana | Por Marta Durán de Huerta (Foto: neeravbhatt)

Los cables de Wikileaks permiten hacer un acercamiento y lectura de la historia oculta de México.

El 24 de febrero fue presentado el libro México en Wikileaks, que reúne los cables más importantes que el periódico La Jornada publicó. En el marco de la Feria Internacional del Libro, Julian Assange, fundador de Wikileaks, participó mediante un video conferencia desde la embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado desde el 19 de junio del 2012.

A pesar del vacío de información que la mayoría de la prensa mexicana hizo ante las revelaciones de Wikileaks, éstas cimbraron a la clase política mexicana.

“Los demás medios guardaron un sospecho silencio sobre los cables” dijo Pedro Miguel, el periodista que coordinó la edición del libro.

Fueron más de tres mil cables los referentes a México que fueron entregados a principio del 2011 al diario La Jornada. Los informes salieron de la Embajada norteamericana en México y tuvieron como destino el Departamento de Estado Norteamericano. En La Jornada, un equipo de periodistas se encargó de traducirlo y darles contextos. Destaca la labor de Blanche Petrich, que no solo tradujo, organizó y armó el rompecabezas, sino que explicó al público quién era quién en la tragicomedia de las relaciones entre México y Estados Unidos.

En pocas palabras, Wikileaks relata una historia oculta de México. Muchos de los cables solo muestran las opiniones del personal diplomático norteamericano en México, pero otros dejan claro el juego de poder y la enorme injerencia de la potencia del norte con su vecino del sur. “Podemos decir que los políticos se estaban comportando como representantes, como si fueran títeres bajo el control del vecino del norte”, dijo el domingo Kristinn Hrafnsson, portavoz de Wikileaks en la presentación del libro.

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Una de las consecuencias de Wikileaks México fue que el entonces presidente Felipe Calderón le pidiera personalmente a su homólogo norteamericano Barack Obama que retirara al embajador norteamericano Carlos Pascual. Obama así lo hizo, pero envió a Anthony Wayne, quien había sido embajador de Estados Unidos en Afganistán.

Desde Ecuador y a través de una videconferencia, Julian Assange decía: “Imaginen si nuestras fuentes no hubieran actuado, si Wikileaks no hubiera publicado y La Jornada no lo hubiera retomado. Sería desconocida esa parte de la estructura de poder de las relaciones México-Estados Unidos, que es revelada como resultado de la ruptura que provocó Washington”.

Como muestra, un botón
Entre los cables más reveladores destacan los apoyos secretos de campañas electorales, la petición del cardenal Juan Sandoval Iñiguez en 2006 ante el embajador estadounidense en el Vaticano, Francis Rooney, para que hiciera llegar al entonces presidente George W. Bush la súplica de que contribuyera a impedir que Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición de izquierdas, llegara a la presidencia de México.

Durante la videoconferencia, Assange mostró su solidaridad con el movimiento juvenil Yo soy 132. Con la mano izquierda sostuvo una hoja de papel que decía: Yo soy 132 y el puño derecho en alto.
Assange calificó a Yo Soy132 como “un movimiento por la verdad en México y contra la corrupción en los medios de comunicación”. Este movimiento ciudadano, civil y pacífico, conformado en su mayoría por jóvenes, lucha, entre muchas cosas, por la democratización de los medios y la disolución de los monopolios informativos.

Kristinn Hrafnsson denuncia
Kristinn Hrafnsson es el vocero de Wikileaks. Vino a México para la presentación del libro y adelantó que a pesar de las persecuciones, su organización periodística seguirá dando la batalla.

“Western Union y Bank of America han unido sus fuerzas para privarnos económicamente”, apuntó el vocero. Hrafnsson señaló que los ataques contra Wikileaks deben ser una señal de alerta para todos los medios, incluso los más grandes y tradicionales, porque “los argumentos que hoy son usados contra nosotros, más tarde serán usados contra ellos, pues lo que intenta el poder hegemónico en todo el mundo, es controlar la libertad de expresión y el derecho a la información”, destacó.

Durante la presentación del libro en la Universidad Iberoamericana Campus Puebla, el portavoz de Wikileaks denunció que su organización periodística ha sido incluida en la lista de hackers más peligrosos, de la misma manera que Anonymous, pero dejó en claro: “Nosotros no nos dedicamos a hackear ni atacamos páginas o portales gubernamentales; simplemente recibimos información que debe ser conocida por la opinión pública y nos encargamos de difundirla o de entregarla a medios que consideramos la pueden hacer llegar a un público amplio”, sentenció Hrafnsson.

“No se puede extraditar a nadie a un país donde haya riesgo de ejecución”
Julian Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres en el verano del 2012 para evadir una extradición a los Estados Unidos donde se practica la pena de muerte con singular alegría. En Suecia hay un juicio abierto con Assange por supuestas agresiones sexuales. El gobierno sueco ha llamado al fundador de Wikileaks a declarar y promete no extraditarlo a los Estados Unidos.

Según las leyes suecas, no se puede extraditar a nadie a un país donde haya riesgo de tortura o ejecución.

El gobierno de Rafael Correa concedió a Julian Assange asilo político, a pesar de las amenazas del gobierno inglés de entrar a la embajada a la fuerza y las amenazas de sanciones económicas de Estados Unidos contra Ecuador.

En el 2006, los egipcios Ahmed Agiza y Mohamed Al Zeri solicitaron asilo en Suecia; ellos eran acusados de ser espías y Suecia los mandó a Egipto, donde ambos fueron torturados.

Pulse aquí para ver los cables de Wikileaks México
 

Fuente: radio Nederland

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