Publicado el : 21 de marzo 2012 – 2:29 de la tarde | Por Myrtille van Bommel (Foto: ANP, agencia de prensa holandesa)

Los padres dedican cada vez menos atención a la educación de los hijos, opina la jueza de menores Sonja de Pauw Gerlings-Döhrn. La relación de autoridad entre padres e hijos ha sido sustituida por negociaciones.

La magistrada aboga una intervención más rápido de los padres en el hogar, pues con ello habría menos casos que llegarían una fase final del juzgado de menores. Si los padres se niegan a aceptar ayuda en la educación de sus hijos se les debe suspender la asignación familiar.

En las últimas tres décadas, la jueza De Pauw Gerlings, quien deja su cargo, ha visto descender la dedicación de los padres en la educación de sus hijos. “Antiguamente, nuestra madre nos enseñaba que no se debía mentir, y si uno lo hacía, lo reprendían enseguida y uno evitaba volver a hacerlo, porque era consciente de que, si la madre se volvía a enterar, perdería la confianza. Hoy día es distinto; hay menos autoridad.”

Ido Weijers, pedagogo y profesor de Protección de la Infancia, coincide con la jueza de menores en que mucho ha cambiado en el estilo de la educación. La relación de autoridad entre padres e hijos se ha transformado en una de negociación. “Actualmente, los niños tienen mucho más espacio para, desde muy jóvenes, discutir acerca de todo. A veces las cosas pasan a mayores”.

Campeones mundiales en educación
De cualquier modo, esto no significa en absoluto, según Weijers, que la educación se haya deteriorado. De una investigación se desprende incluso lo contrario. “En un comienzo, algunos pensaron que la educación y el cuidado de los niños disminuirían si las madres salieran a trabajar, pero se ha comprobado justamente lo contrario, es decir, que en los pasados treinta años el tiempo que los padres invierten en el cuidado y la educación de sus hijos se ha casi duplicado.”

El experto enfatiza que Holanda figura incluso entre los mejores en una investigación realizada por UNICEF entre 22 países desarrollados, es decir, que el país es más o menos un campeón mundial de educación. Los niños son más felices, su desempeño es mejor, son más seguros y más sanos que en otros países. ”Y ése es un excelente resultado.”

Red social
La jueza de menores De Pauw Gerlings está convencida de que muchos casos que juzgó no habrían sido necesarios si los padres hubieran intervenido a tiempo. “Ellos deben actuar a la primera señal de que algo no funciona. Prohibirles las vacaciones por mala conducta; no regalarles la motocicleta prometida. Una suerte de juicio sumario, pero en el hogar.”

Antiguamente existía una red social de seguridad de jubilados, profesores y trabajadores de la salud muy próxima a las familias, y se daba rápidamente cuenta cuando los padres tenían problemas educativos o económicos. La ayuda era lo fundamental. Actualmente la gente ya no tiene tiempo para ser solidaria.

La pérdida de la red social de seguridad no es un problema insoluble, opina Weijers. “Los lazos familiares fuertes eran buenos, pero que en otros aspectos no eran siempre algo positivo. En muchos casos llevó a interferencias no deseadas de los abuelos en la educación de los nietos.”

Ayuda profesional
Además, se ha producido un desplazamiento gradual de lo no profesional a la información y ayuda profesionales, dice el profesor. Con toda la información sobre educación, la voluntad de los padres por hacerlo bien ha crecido enormemente. “Esto también se ve en la relación entre padres y escuela, y aquéllos le exigen más a ésta.”

De Pauw Gerlings coincide en que la mayoría de los padres quiere lo mejor para sus hijos, pero a menudo no ve con buenos ojos las intrusiones de extraños. “Muy frecuentemente, los padres desaprueban que los niños no asistan a clases por ir a jugar, pero tampoco aceptan que alguien llegue a su casa a investigar la situación familiar.”

Asignación para los hijos
Esa actitud invade la esfera familiar, lo cual es tabú. Asesoría de educación desde el entorno más cercano podría cumplir un papel de nexo. Actualmente, esa posibilidad es ignorada a menudo. Sólo cuando las cosas se desbordan, señala la jueza, los profesionales de la ayuda hacen su aparición, y, entonces, suele ser demasiado tarde. “Es ilusorio pensar que lo que no funcionó en quince años se puede solucionar en dos o tres.”

Por eso, debería obligarse a los padres a aceptar ayuda, opina la magistrada, y, si se niegan solamente por falta de voluntad, se les debe recortar la asignación social para sus hijos. Por su parte, Weijers opina que esa sería la señal equivocada.

“Estamos tratando con una relación entre padres e hijos, y, si se recurre a castigos, no se refuerza el papel del educador. Yo creo que lo primero que debiéramos preguntarnos siempre es si se toma suficientemente en serio a los padres.”

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Fuente: radio nederland

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