Publicado el : 14 Octubre 2007 – 11:43 de la mañana | Por Redacción InformaRN (http://www.informarn.nl)

En capítulos anteriores hemos analizado algunos relevantes aspectos de la sexualidad referida a los más jóvenes, tales como los cambios físicos y psíquicos, la controvertida cuestión de la “primera vez”, o las distintas desviaciones que entorpecen y paralizan una sana vivencia sexual.

Hay otros aspectos del sexo que suscitan las preguntas, las dudas y aún la angustia de los adolescentes, tales como la homosexualidad, la pornografía y la prostitución, de manera que nos ocuparemos de ellas en los próximos trabajos, iniciándolos con la prostitución, en el interés de orientar a los jóvenes a contemplar las cuestiones referidas al sexo sin prejuicios, y por tanto alejada de frívolos estereotipos.

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Los niños más pequeños aprenden pronto la palabra “puta”, aún cuando no sepan definir la semántica, y en la mayoría de las culturas constituye un fuerte insulto, lo que nos da idea de hasta que punto este hecho forma parte de lo cotidiano. Por supuesto, la prostitución está asociada a las mujeres, y tanto los diccionarios más eruditos, como el lenguaje de la calle, así se encargan de definirlo, siendo puta la mujer “prostituta, pública o ramera” y puto un “calificativo denigratorio, aunque por antífrasis puede resultar encarecedor, por ejemplo puta suerte” (Diccionario de lengua española, Real Academia). Una vez más el sexismo imperante en gran parte de las sociedades, se encarga de impregnar todos y cada uno de los aconteceres y actividades de la vida, y es por ello que no encontramos ocioso el señalar unos puntos de reflexión con respecto a la prostitución, de manera que los jóvenes aprendan a contemplar determinados hechos con, al menos, unas reflexiones básicas, para alejarse de juicios prefijados, y la estigmatización de que es objeto la condición de prostituta.

Tradicionalmente se ha considerado a las prostitutas, mujeres “poseídas por el demonio”, como ilustran las escrituras cristianas en la figura de María Magdalena (Nuevo testamento), y solo en ese caso han sido “perdonadas y rehabilitadas”.

•Ha sido y aún hoy lo es, una actividad al margen de toda ley, de cualquier tipo de contrato, o de protección laboral o social.

•La sociedad las ha “tolerado”, e incluso ha fomentado su presencia, para salvaguardar la virtud de otras mujeres, en un doble juego moral.

•Han sido y son víctimas de enfermedades de transmisión sexual

•Suelen ser producto de la ignorancia, la manipulación y el desamparo. Abunda entre las prostitutas el analfabetismo y la pobreza.

•Los factores de riesgo van con frecuencia asociados a falta de empleo o muy bajos ingresos, embarazos no deseados, manutención de una familia a cargo exclusivo de la mujer, carencias afectivas, o violencia familiar.
Actualmente la mirada sobre la prostitución está cambiando y para la opinión de muchos, no deja de ser una actividad más dentro del ámbito laboral, descartándose la idea de que ninguna mujer lo “haría”, a menos que se encuentre forzada por la privación o la violencia. Por otra parte las empresas del llamado “negocio del sexo” comienzan a asociarse, a hablar en público, y solventar sus problemas dentro de la legalidad laboral, algo impensable en un pasado reciente, en el que dichos negocios se enmascaraban en forma de bares de copas, o eufemismos de cualquier tipo, favoreciendo así la explotación de las trabajadoras.

A pesar de esta nueva mirada, no es menos cierto que al día de hoy, el “negocio del sexo”, se nutre principalmente de personas desfavorecidas social y económicamente, siendo un claro ejemplo las mujeres inmigrantes, que bien por decisión propia ante la falta de otros empleos, u obligadas a pagar deudas contraídas en el país de origen, no tienen otra posibilidad.

Es interesante señalar, por otra parte, que a pesar del miedo generado con las enfermedades de transmisión sexual, particularmente con el SIDA, la prostitución sigue siendo un negocio en alza. La sociedad, en la voz de los padres y educadores, no tiene una respuesta satisfactoria, tal vez porque el análisis serio de este fenómeno no hace más que empezar, pues es ahora es cuando se asocian, discuten sus problemas en congresos, y se consideran a si mismas dignas de los derechos y respeto de cualquier trabajador.

Es curioso constatar que los manuales de Educación Sexual para jóvenes no contemplan la variable prostitución como hecho a analizar, a tener en cuenta, ni a contar con él como parte de un entorno del que ambos forman parte. Simplemente no lo mencionan, y es por ello que hemos querido dar aquí unos apuntes, para la reflexión de estos mismos jóvenes y adolescentes, que se quiera o no, alimentan gran parte de sus fantasías sexuales con la cotidiana idea de la prostitución:

•En los chicos sustenta la prepotencia masculina, y en las chicas es fuente de angustia, por la amenaza que supone a su condición de mujer, por lo tanto es del máximo interés que el dialogo con los jóvenes vaya encaminado a eliminar barreras de género.

•Invitar a los adolescentes, a reflexionar sobre la inmigración y sus problemas, de manera que no vean en cada mujer inmigrante, una prostituta en potencia.

•Ayudar a eliminar el rechazo en las chicas, de modo que puedan ser solidarias con otras mujeres, sea cual sea su oficio.

•Educar en la comprensión y la tolerancia, pues es cierto que si muchas mujeres son víctimas y por ello prostitutas, otras en cambio (las llamadas activistas), reclaman el derecho a ejercer su oficio con toda dignidad, lejos de acusaciones y estigmas sociales.

•Inculcar en los jóvenes la idea de la diversidad cultural, como medio de comprender comportamientos, que en el medio propio pueden parecer ajenos. Lo que aquí es trivial allá puede ser fundamental, y viceversa.

•Por último, apuntamos una vez más la necesidad, el tiempo real, de dialogo con los más jóvenes, pues con frecuencia olvidamos que tienen una opinión sobre las cosas, por más que los adultos tiendan a no estimar estas opiniones de la juventud.
Es cierto que las múltiples facetas de este hecho social, es digno de un análisis más profundo, si bien consideramos que el incluirlo en la formación e información de los jóvenes, no deja de ser un paso adelante, de manera que la visión que estos tengan del sexo en el futuro, se apoye en material y herramientas, que permitan tanto una sana sexualidad, como una madura comprensión y tolerancia de sus connotaciones, independientemente de que estas (connotaciones) sean social y moralmente deseables, o no.

*Rosario Cutillas:
Especialista en Ginecología y Obstetricia (Matrona) por la escuela de Santa Cristina de Madrid (Universidad Complutense).
Diplomada en Educación Maternal por la Escuela de Santa Cristina de Madrid (Univ. Complutense),
Diplomada en Neonatologia y Medicina Perinatal por la Escuela de Santa Cristina de Madrid (Univ. Complutense)
Monitora de educación sexual titulada por la Sociedad Sexológica de Madrid, España.

Fuente: radio Nederland

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