A sus 19 años, Laura cree que su nueva relación no tiene el encanto y la magia subliminal de su primer amor. La ternura del primer beso y esos largos paseos de la mano con el ex que le prometía cariño eterno son momentos imborrables que quisiera volver a vivir intensamente, pero que forman parte del pasado. Su nueva experiencia la desilusiona porque no siente las mismas emociones y se aburre.

Compara y cree que el amor verdadero fue el inicial, donde todo era felicidad y solo existía él y ella dentro de una nube rosa. Nada más errado. Esa relación, que podría ser llamada ‘inaugural’, no será la única y se debe evitar tomarla como modelo para el futuro pues podría causar problemas.

Cuando se empieza a querer, las sensaciones y expectativas forman parte de una ilusión por la que todos atravesamos en algún momento; pero –en palabras de la psicóloga Nancy Mendoza, especialista en temas de adolescentes– debe ser superada para sostener, más adelante, relaciones más maduras que están lejanas de la felicidad idealizada.

“Hay mujeres y hombres que son más emotivos y les encandiló tanto la primera experiencia que creen que debe ser igual a las futuras. Pero no todos los vínculos amorosos deben estar regidos por el primer amor. Se trata de experimentar otras emociones en la medida en que uno va madurando”, señala la psicóloga.

VA MÁS ALLA. La actitud posterior a la ruptura del amor primigenio depende mucho del patrón familiar y de la personalidad de cada uno, subraya Mendoza. Hay quienes buscan cubrir ese vacío con una relación igual a la que tuvieron por primera vez. Al no encontrarla se sienten deprimidos y la autoestima desciende a niveles alarmantes.

“Esto sucede principalmente con adolescentes, pero cuando crecen se dan cuenta de que tener pareja va más allá de una linda ilusión, donde no todo es felicidad”, explica ella.

Lo mejor que puedes hacer, recomienda Mendoza, es abandonar el molde que te formaste con el primer amor y descubrir con cada nueva pareja encantos más terrenales.

DATOS

* La psicóloga aconseja perder el temor a volver a enamorarnos y dejar de pensar que todas las relaciones serán iguales.

* Comprender que las parejas tienen personalidades diferentes y expresan sus sentimientos de distintos modos.

* Entender que la nueva pareja mostrará una nueva faceta del amor, más maduro pero con otras perspectivas y sueños