Publicado el : 11 Febrero 2010 – 3:45 de la tarde
| Por Johan Huizinga (www.flickr.com)

¿Cómo salvar el euro? Ésta es la pregunta crucial que se plantean los líderes europeos durante la Cumbre que celebran hoy jueves en Bruselas.

Tras que, durante años, los griegos dieran información falsa a la Unión Europea sobre sus finanzas públicas, ahora se ha hecho evidente no sólo que el déficit presupuestario alcanza un 13%, sino que la deuda pública es enorme. En consecuencia, nadie está dispuesto a prestar dinero al país mediterráneo, no sólo porque se ha perdido confianza en Atenas, sino también porque la moneda europea ha perdido fiabilidad.

Si Grecia se declara en quiebra, el euro apenas sufrirá, porque la economía griega es muy pequeña. Pero, economía es también sicología. Si Europa dejara caer a Grecia, sería una deshonra para el euro. El comercio de divisas ya se adelantó a esa situación y la moneda europea ha bajado considerablemente su cotización. En consecuencia, Europa está obligada a apoyar a Grecia, opina Arnoud Boot, catedrático de la Universidad de Ámsterdam

Consecuencias
Ahora se pagan las consecuencias por el hecho de no haber elaborado un plan de emergencia para el euro. Y aún más grave, si uno de los países del euro cayera en una crisis financiera, no se permite, ni siquiera al Banco Central Europeo, ayudar con préstamos, y cada país asume su propia responsabilidad. Pero si no se desarrolla un plan de rescate para Atenas, la confianza en la economía europea podría desaparecer.

Pero, ¿Quien debe salvar a Grecia?. Una operación de rescate sería una remuneración para una mala gestión financiera. A cambio de un préstamo, Atenas deberá tomar medidas drásticas y dolorosas, de lo contrario, los ciudadanos de otros países europeos, como Alemania, no estarían dispuestos a invertir dinero en un país tan poco fiable como Grecia. Por su parte, los griegos reprocharían a los alemanes que les impongan medidas de austeridad.

Por esa razón, es interesante que una institución independiente como el Fondo Monetario internacional, FMI, asuma ese papel. Además, el FMI tiene una larga experiencia con la imposición de severas medidas de austeridad. Por otra parte, muchos países europeos consideran una operación de rescate del FMI como una humillación, por considerarse una prueba de que la zona del euro no puede resolver sus propios problemas.

Al mismo tiempo, un euro más débil tiene también sus aspectos positivos, y, en un plazo breve, la exportación europea será mucho más barata, pronostica Boot.

“No obstante, la Unión Europea debe poder garantizar a los inversores extranjeros que la zona del euro es capaz de poner orden en sus asuntos. De lo contrario, las inversiones extranjeras en la Unión Europea disminuirían considerablemente, y los ciudadanos europeos sufrirían las consecuencias, porque aumentaría el desempleo y la inflación. De modo que, a corto plazo, un euro más débil es conveniente, pero a largo plazo es devastador”.

Es decir que Europa tiene que resolver su problema. Sin embargo, Bruselas no tiene la capacidad de prescribir a los Estados miembros ninguna legislación en materia financiera y económica. Ése es el talón de Aquiles del euro, opina el catedrático Boot, que es una moneda común, pero sin una política económica y financiera común.

“Ha llegado, entonces, el momento para tomar medidas decisivas. Si la Unión Europea no es capaz de ejercer un mayor control sobre las finanzas públicas de los Estados miembros, tanto el conglomerado como el euro sufrirán un daño irreparable,” puntualiza el experto.

Fuente: Radio Nederland

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