Crimen en Miraflores: mata a su esposa luego de gastar ahorros en el casino

El taxista la estranguló ayer en la madrugada tras perder 2 mil soles en una casa de juegos. No era la primera vez que cogía dinero de su familia.
La difícil situación económica que les había tocado encarar parecía no haber afectado un matrimonio de casi 20 años. Walter Calderón Ladrón de Guevara (54) y Shirley Pamela Rojas Montalvo (37) se lucían ante sus vecinos y amigos como los esposos ejemplares que luchaban juntos por salir de la crisis. Él laboraba como taxista y ella realizaba trabajos eventuales de todo tipo. Sin embargo, la realidad era otra.

Ayer, el hombre, en un arranque de ira, estranguló a su pareja. Sucedió en la vivienda que ambos compartían, en la calle Los Gladiolos 368, en La Aurora, en Miraflores. Esta vez, no fueron los celos ni la disputa de bienes o de dinero lo que llevó a Calderón a perder el control. Según la PNP, enloqueció ante los reproches de su esposa, quien le recriminaba el haber tomado sin permiso los ahorros de la familia para jugarlos en un casino.

No era la primera vez que Calderón cogía dinero de la casa para tentar suerte. Según confesó posteriormente, era un asiduo cliente de los más exclusivos casinos de la ciudad. Se supo que, poco antes de la disputa, había gastado más de dos mil soles en solo unas horas.

SIN PIEDAD. El hombre atacó a Shirley porque esta no paraba de gritar. “La vi indignada y muy molesta. No sé qué ocurrió. Nunca pensé que podría hacerle daño”, les dijo a los agentes. Calderón le puso fin a la discusión con el cinturón de la bata que ella vestía. Ató esa parte de la prenda a su cuello y tiró con fuerza hasta matarla.

Sus dos hijos, de 18 y 10 años, descansaban en dormitorios aledaños. Ninguno se percató del trágico suceso, registrado a las 4:30 de la madrugada. Tras cometer el crimen, cogió su vehículo y salió de la vivienda sin rumbo. La Policía lo intervino a unas 15 cuadras de su casa, a las 6:35 a.m.

Según el parte policial, lo hallaron en el parque Garcilaso de la Vega. Estaba solo, dentro del auto y con el motor prendido. Los agentes lo llevaron a la comisaría de San Antonio por su actitud sospechosa. En la delegación rompió en llanto y confesó, paso a paso, la locura que había cometido.

Fuente: Perú21

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