Publicado el : 18 de agosto 2009 – 4:19 de la tarde
| Por Beatriz Díez Hernando

Este fin de semana se han dado a conocer nuevos datos que ponen en evidencia el interés del gobierno de Richard Nixon por derrocar del poder al presidente chileno Salvador Allende a comienzos de los años 70 del siglo pasado.

La organización no gubernamental estadounidense National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), ha hecho públicos documentos que muestran conversaciones entre el presidente estadounidense Richard Nixon y el dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici para derrocar al presidente de Chile, Salvador Allende. El encuentro entre los mandatarios estadounidense y brasileño tuvo lugar en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, apenas dos años antes del golpe de Estado del general Augusto Pinochet en Chile.

Tal como estipula la ley de documentos oficiales estadounidenses, la Casa Blanca desclasificó los documentos a los que hacemos referencia el pasado mes de julio y forman parte de la historia oficial de la política exterior estadounidense recogida en una serie del Departamento de Estado que se llama “Relaciones internacionales de los Estados Unidos”. El NSA los ha dado a conocer este fin de semana.

Encuentro en Washington
El dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici y Richard Nixon se reunieron en la mañana del 9 de diciembre de 1971 en la Casa Blanca y conversaron sobre cooperación bilateral y política exterior.

En el encuentro, Nixon preguntó a Garrastazu Médici si los militares chilenos eran capaces de derribar a Allende, que había asumido la presidencia de Chile el 3 de noviembre de 1970. Según los documentos, Garrastazu Médici contestó que en su opinión sí lo eran y “dejó claro que Brasil estaba trabajando con ese objetivo”.

Además, “el presidente Nixon dijo que era muy importante que Brasil y Estados Unidos trabajaran estrechamente en ese campo” y le pidió a Garrastazu Médici, general presidente de la junta militar brasileña desde 1969, que le dijera en qué podía ayudarlo, ofreciéndole apoyo económico “o alguna otra ayuda discreta”.

En el memorando de la reunión consta que el presidente Nixon dijo que “Estados Unidos y Brasil deben intentar y prevenir nuevos Allendes y Castros y tratar donde sea posible revertir esas tendencias”. Brasil, como país suramericano, “podía hacer muchas cosas que Estados Unidos no podía en la región”, comentó Nixon durante el encuentro.

Importancia de los documentos
Si bien no es la primera vez que se habla de la implicación estadounidense en el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, los documentos demuestran que el nivel de colaboración entre los Estados Unidos y sus aliados latinoamericanos durante la época de la guerra fría era mayor de lo que se suponía.

En opinión de Michael Shifter, vicepresidente de Diálogo Interamericano, con sede en Washington, “los documentos indican que Washington recurrió a medidas extremas para combatir lo que percibía como la expansión de la amenaza comunista en su patio trasero”.

La administración de Richard Nixon era abiertamente contraria al gobierno de Salvador Allende, a pesar de que el gobierno de los Estados Unidos había subrayado públicamente la importancia de respetar las elecciones democráticas en Chile. Otros documentos hechos públicos anteriormente mostraron que el gobierno de Nixon financió intentos de desestabilizar la presidencia de Allende y dio su apoyo al golpe de Estado de 1973.

Otras ‘amenazas’
Richard Nixon y Emilio Garrastazu Médici no sólo hablaron sobre Chile durante su encuentro en Washington. Garrastazu Médici preguntó al presidente estadounidense si Brasil debía apoyar a los exiliados cubanos en ese país. “Deberíamos hacerlo, siempre y cuando no los empujemos a hacer algo que no podamos apoyar, y siempre y cuando nuestra mano no aparezca detrás”, contestó Nixon.

Ambos hablaron también sobre cómo desestabilizar al presidente y general peruano Velasco Alvarado, de corte populista, y presuntamente lo iban a hacer con la publicación de que tenía un hijo ilegítimo.

Para Nixon era tan importante la colaboración con la junta militar brasileña que incluso propuso un “canal directo” de comunicación con Garrastazu Médici, fuera de los canales diplomáticos habituales.

El entonces ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Gibson Barbosa, fue nombrado representante especial de Garrastazu Médici, mientras que Nixon le encargó la tarea a su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, que luego llegaría a ser Secretario de Estado.

Documentos clasificados
La organización National Security Archive, especializada en buscar y difundir los documentos secretos del gobierno de los EE.UU. durante la guerra fría, lamenta que las comunicaciones secretas entre Nixon y el dictador brasileño permanecen clasificadas.

“Los archivos sobre Brasil son el eslabón perdido en la amplia documentación que atestigua la intervención extranjera en el Cono Sur durante aquellos años”, dice Peter Kornbluh, investigador del NSA especializado en Chile y Brasil.

Kornbluh ha pedido al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que desclasifique a su vez la documentación de la época de la dictadura militar en su país. “La historia completa de la intervención en América del Sur en los años 1970 no puede ser explicada sin acceso a los documentos brasileños”, denuncia.

Fuente: Radio Nederland

Puntuación: 0 / Votos: 0