¿Qué actitud adoptó la Iglesia y la sociedad hacia ellos? Para responder esto, se utilizarán las lecturas de J. Delumeau, N. Guglielmi y J. Le Goff.
Durante la Edad Media existieron diversas formas de marginación dirigidas a diversos grupos, entre los cuales se encontraban los judíos, los pobres y los usureros. Si bien hay diferencias entre estos tres, también se pueden encontrar ciertas similitudes, por ejemplo, entre los judíos y los usureros. La imagen que tuvieron estos grupos a los ojos de los demás, fue cambiando con el tiempo, volviéndose más violenta, como en el caso de los judíos, debido a las posturas que adoptó la Iglesia Católica y la sociedad frente a ellos. A continuación, se hará una explicación sobre la evolución de dicha actitud y la imagen que se llegó a tener de estos tres ejemplos de marginación.
Primero encontramos al judío. En su texto, Jean Delumeau hace una clara explicación sobre la manera que fue evolucionando la imagen que se tuvo del judío desde inicio de la cristiandad hasta nuestros días. Aquí nos ocuparemos solo del período medieval. Desde inicios de la Edad Media, los judíos eran percibidos de diversas maneras, muy diferente a como se les verá por el año mil. Muchos cristianos comerciaban, entablaban amistades, asistían a ceremonias religiosas de los judíos y viceversa. Estos se encontraban por todo Europa, debido a su expulsión de Jerusalén por el emperador romano Tito, y eran bien recibidos y protegidos por los reinos donde se encontraban.
No obstante, esta situación comenzó a cambiar a partir, aproximadamente, del año mil, donde la Iglesia comenzó a adquirir un mayor poder y la imagen hacia los judíos tomó un giro radical. A partir de este periodo, se comenzó a propagar un discurso de odio anti judaico, proveniente de sermones de algunos clérigos. Si bien existió un cierto rechazo a este discurso en un inicio, conforme las acusaciones provenientes del clero hacia los judíos, acusándolos de herejes y deicidas, se hicieron más fuertes, los reinos que antes los protegieron comenzaron a perseguirlos y a expulsarlos de su territorio, como sucedió en España, quien se convirtió en el país más agresivo frente a los judíos. Es importante mencionar que estas no fueron las únicas acusaciones contra los judíos. También se les acusó de asesinatos de niños, profanaciones de la hostia y el cáliz.
La mayoría de las acusaciones tenía un doble carácter: teológico y económico; y ambos influenciaron en el pensamiento de la población. Para esta, los judíos también representaban a los usureros, de quienes se hablará luego, pero más importante, representaban un peligro desde el punto de vista teológico. Así, se les consideraba más peligrosos a los judíos conversos que a los judíos no conversos. Los primeros podían ejercer un mayor daño, dado que estos eran un “enemigo interno”.
En otro grupo de los marginados se encuentran los usureros. Como explica Le Goff, los usureros eran mal vistos por la Iglesia -y aquí su relación con los judíos- por el cobro extra de un préstamo a interés y por las riquezas que poseían. Muchos de los usureros eran judíos, los cuales no podían llegar a salvarse, a diferencia de los usureros cristianos -bajo un discurso teológico de la Iglesia Católica-. Para la posible salvación de los usureros, se rompió con la dicotomía del cielo y el infierno para que surja entre los dos el “Purgatorio”, el cual permitía, si es que se llagaba allí, “poder acceder al cielo esperando máximo hasta el Juicio Final”. Así, el Purgatorio nace en el siglo XII, bajo un contexto del avance de la economía monetaria. La mujer en este caso, también jugó un rol importante, dado que podía convencer a su marido de cobrar intereses más bajos a los pobres. Por otro lado, cuando el marido -usurero- fallecía, la mujer era la encargada de hacer donaciones, realizar misas o cuidar de los pobres para así poder salvar el alma de su esposo.
El cambista y su mujer. Somerswall, s. XVI.
El último grupo del cual se hablará será de los pobres. Si bien eran un grupo margianado por la sociedad, Guglielmi sostiene que también eran fundamentales para ésta. Mediante la caridad hacia los pobres, se podía acceder a la salvación. Un elemento importante en este caso es el rol de la mujer rica, la cual era prácticamente el sustento económico de los pobres. Con la aparición de los monjes, los llamados “pobres voluntarios” muchas de las limosnas, que antes eran de los pobres “no voluntarios”, fueron a parar a los monjes, ya que se les tenía como un modelo de perfección -como imagen de Cristo. Así, a diferencia de los otros dos ejemplos que se han mencionado, el judío y el usurero, el pobre sirvió a la sociedad medieval y a la Iglesia como un medio por el cual se podía acceder a la salvación.