El desarrollo tecnológico y la dinámica de los mercados internacionales han tendiod efectos positivos en la producción y distrubución de los alimentos alrededor del mundo. Y hasta hace un tiempo los más optimistas pensaban que podíamos sacarle la vuela a las variaciones climáticas manteniendo un nivel de excedentes que permitan cierta estabilidad en los precios de los cereales básicos de la humanidad: trigo, maíz, arroz, así como de la soya.
El problema para el equilibrio estaba en la capacidad de los principales países productores y exportadores para enfrentar la estacionalidad natural y recuperarse de los malos ciclos climáticos.
Hoy sin embargo los cambios en el clima mundial, y en particular los cambio en la intesidad de los fenómenos ha puesto de nuevo en alerta a los expertos en seguridad alimentaria.
El frio invierno en el hemisferio norte afecta la productividad de los campos de cereales en el hemisferio norte, mientras las inundaciones y sequías irrumpen en el hemisferio sur, afectando a la producción de arroz, maiz y soya. De modo que nuevamente veremos subir los precios de estos productos en el mercado internacional (ver gráfico) y sus efectos negativos se dejaran sentir con mayor intensidad en los países con mayor inseguridad alimentaria. De acuerdo con la Fao el hambre aumentó en lugar de disminuir en la última década, aún cuando uno de los objetivos del milenio es reducirlo.