La Iglesia en Japón
El Papa ha confesado que las imágenes del desastre “nos han impresionado profundamente a todos” y reza no solo por las víctimas y sus familiares, sino “por todos los que sufren a causa de estos tremendos eventos”. “Aliento a todos los que, con encomiable rapidez, se están comprometiendo para llevar ayuda. Permanezcamos unidos en la oración. ¡El Señor está a nuestro lado!”, ha añadido.
Ya el propio viernes 11 de marzo, el Papa se solidarizaba con los japoneses en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón
La respuesta de la Iglesia japonesa
“La Iglesia japonesa responderá a la tragedia del terremoto y del tsunami que han azotado el norte de Japón, con la oración y la solidaridad”, asegura el obispo de Saitama, una de las diócesis más afectadas por el terremoto.
Monseñor Marcellinus Daiji Tani ha explicado que, si bien “los mayores daños se registran en Sendai, también mi diócesis de Saitama, un poco más al sur, se ha visto afectada, afortunadamente sin pérdidas humanas. Nos preocupa particularmente la situación de la planta de energía nuclear de Fukushima. Pero hay que armarse de valor, con la ayuda del Espíritu Santo”. El Obispo señala: “Este triste acontecimiento nos recuerda que la vida está en manos de Dios y que es un don de Dios. Además será un desafío para todos nosotros poner en práctica y dar testimonio del mandamiento del amor y de la caridad fraterna, en este tiempo de Cuaresma”.
Ayer domingo, todas las iglesias católicas de Japón lanzaron una campaña de solidaridad a favor de los damnificados, iniciativa a la que se han sumado escuelas, asociaciones e instituciones eclesiales
Testimonio
Al jesuita español Manuel Silgo el terremoto lo tomó “en la computadora, frente a una estantería llena de libros, que el sísmo dejó vacía. Se cayeron todos, los cristales vibraban, el suelo, el techo… Salí a la calle y seguía temblando todo. Me pareció que durante mucho tiempo”.
La casa en la que vive, una residencia de los jesuitas españoles, está situada al noreste de la capital nipona y en ella conviven una treintena de religiosos, diez de los cuales nacieron en España. “El edificio aguantó bien el envite. Es una casa antigua, pero fuerte, recia. No ha habido heridos ni en la casa ni en los alrededores. Estamos todos bien. Al principio un poco nerviosos, pero ahora ya más tranquilos”, explicó este jesuita.
Confesó desde la cocina de la residencia, el único lugar en el que funciona el teléfono, que no es ni mucho menos el primer terremoto que vive en Japón, ya que lleva 48 años allí, pero “sí el más fuerte, el más largo. Aunque lo peor se está viviendo en el norte y nos tememos que el tsunami sea también terrible”.
“Gracias a Internet he podido comunicarme con mi sobrina, decirle que estoy bien, que en Tokio no ha pasado nada. Recomiendo a todo el mundo que utilice este canal de comunicación, porque los teléfonos funcionan mal”, dijo.
La Iglesia y la Vida Religiosa es minoritaria en Japón, pero su presencia es cercana en estos momentos de dolor tras la tragedia. Son 136 los religiosos, religiosas y sacerdotes españoles que atienden diversas obras educativas y pastorales en el país asiático.
Imagen: (Reuters) Infografía del terremoto