Posición de la Santa Sede ante traslado de la embajada de EE.UU. a Jerusalén
10:00 a m| 6 jun 18 (RD/ABC/VATN).- Es una ciudad tres veces santa. Cuna de las principales religiones (Judaísmo, Cristianismo e Islam), disputada desde siempre y que tras la inauguración de la embajada de Estados Unidos, ha desatado la violencia, con decenas de muertos y miles de heridos. Desde hace 70 años, la comunidad internacional reconoce un status quo propio a la ciudad, que el papa Francisco pidió respetar y reforzar “para evitar nuevos elementos de tensión”. Pero todo se vio alterado cuando Donald Trump finalmente trasladó su embajada ante Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
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El presidente de EE.UU. rompió un consenso internacional, al abrir la sede en plena Línea Verde, una “zona de nadie” desde 1948. ¿El saldo? Hasta el momento, decenas de palestinos muertos y más de 2000 heridos en las protestas en la Franja de Gaza. Y es un desafío a las Naciones Unidas y a los deseos, cada vez más lejanos, de un acuerdo de dos estados entre Israel y Palestina, cuyo último decidido impulsor fue el mismo Francisco. Y es que la decisión pasa por alto toda una serie de resoluciones de Naciones Unidas sobre la ciudad y, advierten los países árabes, amenaza la seguridad de toda la región.
De hecho, el vicario patriarcal de Jerusalén y Palestina, Giacinto-Boulos Marcuzzo, declaró que “los cristianos de Jerusalén, todas las iglesias y todos los palestinos están unidos por un único sentimiento: la tristeza”.
“Estamos afligidos porque el día de hoy no nos lleva a la paz, sino exactamente en la dirección opuesta. Ya no hay ninguna esperanza de llegar a una tregua”, lamentó el religioso, quien denunció que la decisión de Trump “va en contra de la historia, contra la justicia y el bien de la población de Jerusalén. Ahora, el proceso de paz que había comenzado está congelado”.
Por su parte, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, recordó que “la postura de la Santa Sede es clara: que haya dos estados y que todos puedan convivir en la justicia, en la libertad y en el respeto mutuo”.
Jerusalén alberga a cristianos, musulmanes y judíos. Los cristianos tienen dos barrios y en ellos están los tres lugares más sagrados del mundo. Uno de ellos es la Iglesia del Santo Sepulcro. Está ubicada en un lugar importante para la historia de Jesús. Allí murió, fue crucificado y resucitó. El barrio musulmán es el más grande de los cuatro y contiene la Cúpula de la Roca, donde está roca donde se subió Mahoma para subir a los cielos y la Mezquita de Al Aqsa.
El barrio judío incluye el popular Muro de las Lamentaciones. Los judíos creen que allí se puso la primera piedra donde se construyó el mundo. Dentro estaba el templo del Santo de los Santos, el lugar más sagrado para el Judaísmo. Muchos judíos creen que es la Cúpula de la Roca. El Muro de las Lamentaciones es el lugar de rezo más cercano a Santo de los Santos donde cada año van a visitar millones de visitantes.
Francisco exige a Donald Trump “respetar el status quo” de Jerusalén
A inicios de diciembre del año pasado, en su saludo en italiano tras la Audiencia de los miércoles, el Pontífice pidió que esta identidad “sea reservada y reforzada”, y que prevalezca “la prudencia para evitar nuevos elementos de tensión en un panorama mundial ya convulso y surcado por tantos crueles conflictos”.
El Papa se sumaba a los que anticipaban que Trump, con la decisión de trasladar la embajada de su país a la Ciudad Santa podía hacer estallar el polvorín de Tierra Santa. “No puedo dejar de mostrar mi preocupación por la situación creada en los últimos días”, denunció Francisco, quien no citó expresamente a Trump, aunque sí apeló a que “sea empeño de todos respetar el status quo” de la ciudad. “Jerusalén es una ciudad única, sagrada para judíos, cristianos y musulmanes, con una vocación especial para la paz. Rezo para que tal identidad sea preservada y reforzada, para beneficio de Tierra Santa, Oriente Medio y el mundo entero”, clamó Bergoglio.
Días después de haber manifestado su oposición, Francisco insistió en el rezo del Ángelus que, “los responsables de las naciones se esfuercen por conjurar una nueva espiral de violencia, en este momento de particular gravedad”. El Papa manifestó su dolor por los enfrentamientos que han causado víctimas en esos días, y dirigió a todos “un llamamiento a la sabiduría y la prudencia”.
Finalmente, reafirmó “su convicción de que solo una solución negociada entre israelíes y palestinos pueda llevar a una paz estable y duradera y garantizar la pacífica convivencia de dos Estados dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas”.
Evitar que se siga ensangrentando Tierra Santa
Además de Guatemala, Paraguay inauguró el 21 de mayo su Embajada, mientras que Honduras ha dado pasos en ese sentido. La experiencia de estos días “debe llevar a una reflexión y compromiso por parte de aquellos países que están pensando instalar sus embajadas”. Declaró en una entrevista el padre Donaciano Paredes ofm, fraile franciscano mexicano en servicio en la Custodia de Tierra Santa como Rector del Seminario Franciscano de Jerusalén.
-El miércoles 16 y también el domingo 20 de mayo el Santo Padre se pronunció una vez más pidiendo paz para Tierra Santa, tras el recrudecimiento de las tensiones, debidas en parte a la inauguración de la Embajada de EE.UU. ¿Cuál es el clima actual en la sociedad de Jerusalén?
La reciente inauguración de la embajada de EE.UU en Jerusalén el pasado 14 de mayo ha creado tensiones en la sociedad en ambas partes, tanto de quien vive de cerca el conflicto como para quien lo vive de lejos.
Han sido evidentes los actos de odio y de violencia en las zonas que conocemos, y donde se siente más, por ejemplo la Franja de Gaza, Hebrón, Belén, parte de territorios palestinos. En la sociedad de Jerusalén se respira un clima de incerteza sobre el futuro, de un camino seguro para lograr la paz. Mucho se cree que ese acontecimiento ahora lo ha debilitado, y aleja más de la vía del diálogo, y como tal, de la paz.
-En este contexto, ¿cuán importantes son las palabras que el Santo Padre ha tenido?
Las palabras del Santo Padre son muy importantes porque nos indican la vía única de solución, y este es el diálogo. Él siempre nos dice que para que haya un camino de paz y reconciliación es necesario apostar por el dialogo. Este diálogo como tal nos tiene que llevar a la renuncia de la violencia, porque como bien lo dice, ésta genera más violencia y jamás lleva a la paz.
-Además de Guatemala, que inauguró el miércoles 16 su embajada, Paraguay ha inaugurado hoy la suya. También Honduras ha dado pasos para el traslado de su Embajada a Jerusalén. ¿Qué implicación puede tener esto en el camino hacia la paz? ¿Podrá retomarse este camino?
La presencia de estas embajadas como lo hicieron EE.UU. Guatemala, ahora Paraguay, Honduras, aumentarían los obstáculos. Más obstáculos a aquellos que ya se tienen para un posible acercamiento y ese deseo de retomar el camino hacia la paz. Esta es una lección y nos enseña la necesidad de tomar un compromiso serio para evitar estas acciones o decisiones de ese tipo que siguen alejando a los pueblos. Esto crea más odio y violencia entre ellos, y no nos acerca a lo que todos deseamos y rezamos constantemente, la presencia de la paz.
-¿Es posible que la espiral de violencia aumente tras la instalación de las embajadas latinoamericanas en el país?
Puede ser. Como lo decía, hay que aprender la lección ante lo que ha acontecido recientemente. La experiencia de estos días debe llevar a una reflexión y compromiso por parte de aquellos países que están pensando instalar sus embajadas. Se debe evitar que se siga ensangrentando otra vez más esta tierra, por eso es importante la reflexión y el compromiso evitando estos signos que aumentan más la violencia.
-Con respecto a la compleja situación de conflicto entre Israel y Palestina, la postura de la Santa Sede y la de la Comunidad internacional es clara: que haya dos estados y que todos puedan convivir en la justicia, en la libertad y en el respeto mutuo. ¿Por qué es tan difícil este acuerdo?
Remarcamos lo que el Santo Padre dice y a lo que los ordinarios de Tierra Santa siempre invitan, es decir, la necesidad del dialogo, de un acuerdo bilateral que garantice una paz duradera. Para que exista un acuerdo real y ambos Estados convivan en la verdad, la justicia, en el amor y en la libertad, se necesitan la voluntad y gestos de diálogo y de reconciliación, como lo recordó el Santo Padre recientemente, para retomar ese camino seguro hacia la paz. Sólo de ese modo se puede llegar a un acuerdo, de lo contrario sería difícil, por no decir imposible.
Recientemente en Jerusalén se tuvo un día de ayuno y se oró, tanto en la vigilia de Pentecostés, como en el día Solemne, por la paz en Jerusalén, en Tierra Santa y en todo Oriente Medio. La Iglesia local, todos los ordinarios de Tierra Santa, las comunidades orientales y ortodoxas, sacerdotes, religiosos, laicos, y la Custodia de Tierra Santa, nos sentimos comprometidos a continuar orando por la paz verdadera que el mismo Jesús nos promete y que sólo Él nos da, no como la dá el mundo. Esa paz que fue ofrecida en el Cenáculo en el día de Pentecostés, esa paz que no suprime las diferencias, pero sí las distancias, que sabe acoger cordial y sinceramente al otro y que busca el diálogo: una paz en la cual el miedo y la desconfianza son sustituidos por el amor y donde las diferencias son oportunidad de amistad y convivencia humana. Esto seguimos pidiendo e invito a todos a que sigamos pidiendo al Señor por intercesión de la Virgen María, que hoy celebramos como Madre de la Iglesia, paz para Jerusalén, paz para Medio Oriente y para el Mundo entero.
Fuentes:
Religión Digital / ABC.es / Vatican News
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