¿Por qué la gente renuncia a la religión? ¿Cómo hacer que vuelva?

2:00 p.m. | 18 jul 24 (AM/IB).- Un sondeo que abordó el cambio de religión en EE.UU. preocupa a los católicos por una creciente proporción que abandona la Iglesia. Y es una realidad que se vive también en nuestro país. America Magazine propone una reflexión a partir de una observación: las personas que dejan de ser católicos no se acercan a otra religión, dejan de buscar, no les parece necesaria. No hay que rebuscar un camino para lidiar con eso, y el editorial pone como referencia un caso de este mismo año, con un incremento notable de bautizos.

——————————————————————————————–

A inicios de este año, el Public Religion Research Institute (PRRI) publicó un informe en el que se analizó el fenómeno común del “cambio de religión” en Estados Unidos: las personas que abandonan la confesión en la que se criaron. Algunas de estas personas se unen a otras tradiciones religiosas, pero muchas no lo hacen. De hecho, el PRRI encontró que el 26% ahora se identifican como no afiliados religiosamente, un incremento de 10 puntos desde 2016; y sus datos sugieren que más de una quinta parte de las personas que abandonaron su religión se identifican como excatólicos.

A partir de sus encuestas tanto en 2016 como en 2023, el PRRI llegó a la conclusión de que la Iglesia católica en su conjunto había retenido a menos de dos tercios de los que fueron criados como católicos, mientras que había ganado pocos nuevos adeptos. Con un 68%, los católicos hispanos tenían una tasa de retención ligeramente superior. En cambio, los protestantes evangélicos blancos y los protestantes hispanos habían crecido ligeramente después de tener en cuenta a los que se fueron y a los que se unieron.

La mayoría (55%) de los encuestados que abandonaron la Iglesia católica se identificaron como “no afiliados”, lo que significa que no dejaron la Iglesia por otra confesión cristiana u otra tradición religiosa. En cambio, abandonaron por completo la religión organizada. Y solo cuatro de cada 10 de esos no afiliados se describen a sí mismos como “espirituales”. Parece que muchos piensan que la religión no tiene nada que ofrecerles y que no necesitan lo que la religión les ofrece.

El declive de la afiliación religiosa coincide con el “declive sin precedentes históricos de la socialización cara a cara”, escribe Derek Thompson en un ensayo reciente en The Atlantic. En un mundo cada vez más atomizado, es difícil reunir a la gente en cualquier entorno, no solo en uno religioso. Y una comunidad religiosa necesita estar unida por algo más grande que la suma de acuerdos individuales.

La razón más común que los encuestados del PRRI citaron para abandonar la fe de su infancia fue que “dejaron de creer en las enseñanzas de la religión” (el 67% dijo que ésta era una razón importante para la desvinculación). Otra razón importante, con un 47%, fueron las enseñanzas “negativas” de una religión sobre las personas LGBT o el trato que les daban. A primera vista, estas razones podrían sugerir que se trata principalmente del contenido de la enseñanza religiosa.

Pero el estudio también reveló que solo el 9% de los no afiliados busca una religión que sea adecuada para ellos. En otras palabras, no es solo que a la gente no le gusten las religiones que tiene a su disposición (un problema de oferta). Quizá haya un problema de demanda aún mayor: la falta del sentimiento de necesidad de religión o incluso de espiritualidad. Puede que “dejar de creer”, y solo eso, sea un motivo de desafiliación más importante que las propias enseñanzas.

En Perú, una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) de este año registró un incremento en el número de agnósticos, ateos y personas que no se identifican con ninguna religión específica. Este estudio revela que un 12% de la población consultada se declara al margen de cualquier afiliación religiosa. Además, los indicadores confirman que el catolicismo sigue siendo la confesión mayoritaria, aunque con una disminución palpable, representando el 64% de los encuestados; mientras que los fieles de la iglesia evangélica constituyen el 22%. La encuesta del IEP, que refleja las tendencias actuales en materia de religiosidad, parece confirmar una tendencia de decrecimiento del catolicismo. En el año 2007, la medición oficial del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre religión en el Perú indicaba que la población católica alcanzaba al 81.3%.

Las discusiones sobre la evangelización pueden bifurcarse por lo general en dos enfoques: por un lado, aclarar y explicar las enseñanzas doctrinales y, por otro, acompañar y salir al encuentro de las personas allí donde se encuentran. Pero si la gente ni siquiera es consciente de la necesidad de religión, la Iglesia también debe preguntarse cómo puede ayudar a la gente a reconocer que la inquietud más básica sólo encuentra su sosiego en Dios. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”, escribió el papa Benedicto XVI en Deus Caritas Est.

El desafío para los católicos es vivir la verdad de la salvación de Cristo y permitir que nos cambie, que nos dé vida, que nos conceda una alegría y una esperanza tan profundas que irradien de nosotros a todos los que encontremos. Dentro de nuestras comunidades eclesiales, podemos vivir la cultura del encuentro a la que nos ha llamado el papa Francisco para que todos puedan conocer a Jesús. Debemos sentirnos impulsados los unos hacia los otros, tanto dentro como fuera de los muros de los edificios eclesiásticos.

Durante la Vigilia Pascual de este año en Francia, más de 12.000 adultos y adolescentes fueron bautizados, un aumento de más de un tercio desde 2023 y parte de una tendencia creciente en los últimos 10 años (más detalles al final de este texto). La mayoría no habían recibido ninguna educación religiosa formal antes de solicitar el bautismo; una fracción cada vez mayor procede de “familias sin religión”. En una rueda de prensa para un informe sobre estos bautismos, uno de los adultos bautizados en 2023, Jean-Yves Lépine, dijo: “Son claramente los encuentros”, señalando a “sacerdotes atentos, una comunidad parroquial alegre y dinámica. A través de ellos, descubrí una Iglesia abierta y acogedora, ¡y extremadamente diversa!”.

En una entrevista concedida en 2013 a America y a otras importantes revistas jesuitas, el Papa se refirió a la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla, que lo que más necesita es “la capacidad de curar las heridas y de calentar el corazón de los fieles; necesita cercanía, proximidad”.

Esto no significa que debamos restar importancia a las enseñanzas de la Iglesia o a la necesidad de explicarlas con claridad. Pero sin un encuentro con Dios, sin entrar en contacto con la gracia, la misericordia y el amor de Dios, las enseñanzas de Cristo se convierten en meras normas, no en la ayuda salvadora que realmente son. Para que las enseñanzas de la Iglesia se entiendan como procedentes del amor que Dios nos tiene, hay que curar las heridas y calentar los corazones. Más que ir al encuentro de las personas “allí donde están”, esto significa sacarlas de su aislamiento y ayudarlas a imaginar una comunidad de la que merezca la pena formar parte.

Una Iglesia de sanación, de misericordia y de encuentro es una Iglesia en la que puede apreciarse la belleza de Dios y de la comunidad humana. Esta comunidad es un lugar donde experimentamos juntos la belleza del amor misericordioso de Dios. En nuestro mundo cada vez menos creyente, todos necesitamos que se nos recuerde que la religión tiene algo que ofrecer. Pero antes de embarcarnos en la búsqueda de una panacea que resuelva el declive religioso, haríamos bien en recordar que la transformación de la humanidad no es obra nuestra, sino de Dios. Nuestro trabajo consiste en proclamar su mensaje salvador a través de miradas de amor, encuentros que comuniquen siempre la realidad de que “Jesucristo te ha salvado”.

Récord de 12.000 bautizados en Francia

Más de 12000 personas, tanto adultos como adolescentes, se bautizaron en Francia en Pascua, una cifra récord en un país que experimenta lo que muchos líderes eclesiásticos han denominado una acelerada “descristianización”. Las solicitudes de bautismos de adultos han ido en aumento en Francia durante los últimos 10 años. En un informe, representantes de la Conferencia Episcopal Francesa señalaron que la tendencia está presente en casi todas las diócesis del país.

Según el informe, 7135 adultos recibieron el sacramento del bautismo durante la Vigilia Pascual, una cifra que suma un 31% más que en 2023. Mientras que en 2023, el 23% de los nuevos bautizados tenían entre 18 y 25 años, esa cifra aumentó al 36% en 2024. Además, más de 5000 adolescentes de entre 11 y 17 años se bautizaron esta Pascua, un 50% más que en 2023. Para atender este incremento, hubo que formar nuevos equipos de catequistas que ayudaran a los catecúmenos a prepararse para entrar en la Iglesia.

“En la sociedad francesa actual, el 80% de los jóvenes no ha recibido ninguna educación religiosa”, explica en el mismo informe el padre Vincent Breynaert, director del Servicio Nacional de Juventud y Vocaciones. “Tienen muy pocas ideas preconcebidas sobre la Iglesia. Lo que tienen en común los que piden el bautismo es que han tenido una experiencia espiritual y un encuentro personal con Cristo”, escribió.

“Algunos dicen que fueron conmovidos por la belleza de una liturgia (a la que asistieron por casualidad), el silencio tranquilizador de una iglesia, el testimonio de un amigo”, dijo el padre Breynaert. “Están sedientos de formación, puntos de referencia, fraternidad y sentido de pertenencia”.

El aumento de las solicitudes de bautizos es notable en las grandes ciudades. En la región de París, el número de adultos bautizados es un 27% superior en 2024 que en 2023. Pero el mismo fenómeno se observa en las diócesis rurales, donde la escasez de sacerdotes es cada vez más acuciante. Las provincias eclesiásticas donde más han aumentado las solicitudes de bautismo en 2024 son Besançon, Dijon y Clermont, todas ellas predominantemente rurales. La mayoría de los recién bautizados son de clase trabajadora.

Aunque la gran mayoría de los catecúmenos adultos proceden de familias de tradición cristiana, este número disminuye cada año (61% en 2024, y cerca del 69% en 2023), mientras que las personas que se declaran “de familias sin religión” aumentan significativamente: representan ya una cuarta parte de los catecúmenos adultos. Además, alrededor del 5% de los cristianos recién bautizados proceden de familias musulmanas. Para monseñor Olivier Leborgne, obispo de Arras y presidente del Consejo para la Catequesis y el Catecumenado, el movimiento para pedir el bautismo se observa “a una escala sorprendente”, y “es realmente increíble ver el camino, a menudo totalmente inesperado, que han tomado los que piden ser bautizados”.

“Vienen con mucha energía”, afirmó.

Durante una rueda de prensa que acompañó la publicación del informe, Jean-Yves Lépine, bautizado en 2023 en la diócesis de Versalles, dijo que la decisión le vino por la gente que conoció. “Son claramente los encuentros”, dijo, que incluyen “sacerdotes atentos, una comunidad parroquial alegre y dinámica. A través de ellos, descubrí una Iglesia abierta y acogedora, ¡y extremadamente diversa!”. Dijo que para él formar parte de la Iglesia católica es “experimentar que lo bueno es mejor que las cosas”.

La afluencia de catecúmenos, aunque sea récord, dista mucho de ser suficiente para compensar el descenso del número de bautismos de niños, que sigue disminuyendo. No obstante, monseñor Leborgne constata que la noche de Pascua en Francia fue “particularmente festiva en muchas comunidades católicas” en 2024. “En un mundo que cambia rápidamente, a menudo desorientado, y una Iglesia que no lo está menos, puede ser que el Señor haya decidido tomar la iniciativa”, concluyó.

VIDEO. Francia bate récord de bautizos de adultos y adolescentes