El Sínodo a la práctica: un plan con plazos y evaluaciones

4:00 p.m. | 21 mar 25 (VTN/CX).- La sinodalidad no se ha acabado: se aterrizará sí o sí. La Secretaría General del Sínodo anunció su fase de implementación en las iglesias locales con un itinerario que concluirá con una Asamblea Eclesial, a celebrarse en el Vaticano en 2028. En los tres años de acompañamiento, se buscará poner en práctica lo discernido en el Sínodo 2024, con etapas, plazos y momentos de evaluación. El detalle fue compartido con todos los episcopados a través de una carta de la Secretaría General del Sínodo, aprobada por el Papa.

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Síntesis de la carta, con breves comentarios de la Secretaría del Sínodo

El 11 de marzo, Francisco estableció el inicio de un camino que conducirá a una Asamblea Eclesial dentro de tres años, consolidando lo realizado hasta entonces, sin convocar un nuevo Sínodo. Esta Asamblea se celebrará en el Vaticano en octubre de 2028, y ese camino previo se ha descrito como un proceso de acompañamiento. Así lo anunció el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, en una carta enviada a todos los obispos y eparcas, así como a los patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales católicas.

El acompañamiento apunta a la fase de realización del Sínodo que concluyó, tras un recorrido de tres años, en 2024 y se centró en el tema “Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión“. Como precisó el Pontífice, el Documento final de aquella XVI Asamblea General “forma parte del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro” y como tal requiere ser aceptado. Lo que implica, explicó el cardenal Grech, para “las Iglesias locales y las agrupaciones de Iglesias”, el compromiso de “poner en práctica” las indicaciones del propio Documento, a través de procesos de “discernimiento y decisión”.

La fase de aplicación, precisa el cardenal Grech, no debe entenderse como “una simple aplicación de directivas que vienen de arriba”, sino más bien como “un proceso de transposición” del Documento final de forma “adaptada a las culturas locales y a las necesidades de las comunidades”, manteniendo siempre el objetivo de “concretar el intercambio y el diálogo” “entre las Iglesias y en la Iglesia en su conjunto”.


Participación de presbíteros, diáconos, consagrados y laicos

De “fundamental importancia” para este proceso de implementación, prosigue la misiva, es la renovada implicación de las personas que aportaron durante el Sínodo, para que “la escucha de todas las Iglesias” y el discernimiento de sus pastores puedan dar fruto. Los instrumentos básicos serán, por tanto, los “equipos sinodales formados por presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, acompañados por su obispo”. Por tanto, estos equipos -recomienda el Secretario General- deben ser “potenciados” y, si es necesario, “renovados, reactivados e integrados convenientemente”.


Grupos de Trabajo y Comisión de Derecho Canónico

Todo el proceso -subraya el secretario general- constituye “el marco” en el que deben situarse también “los resultados de los trabajos de los Grupos de Estudio y las aportaciones de la Comisión Canónica”. Cabe recordar que los Grupos de Estudio, diez, fueron creados por Francisco en marzo de 2024, con la tarea de examinar las cuestiones surgidas durante la primera sesión de la XVI Asamblea Sinodal, celebrada en 2023. En cambio, la Comisión de Derecho Canónico -como se indica en el Instrumentum laboris de la segunda sesión de la Asamblea, operativa a partir de 2023- fue instituida “de acuerdo con el Dicasterio para los Textos Legislativos, al servicio del Sínodo”.


Jubileo de los Equipos del Sínodo

El cardenal Grech indica a continuación las etapas en las que se dividirá el camino de acompañamiento de la fase de realización del Sínodo: para comenzar, en marzo, el anuncio del camino propiamente dicho; a éste seguirá, en mayo, la publicación de un Documento especial que indicará la línea de acción específica. Mientras los caminos de realización continuarán en las Iglesias locales y en sus agrupaciones, el próximo mes de octubre, del 24 al 26, se convocará el “Jubileo de los Equipos sinodales y de los Órganos de participación”. Se trata de “una cita importante”, explica el secretario general, que inscribe “el compromiso por una Iglesia cada vez más sinodal en el horizonte de la esperanza que no defrauda”, celebrado con el Año Santo en curso.

Posteriormente, entre el primer y el segundo semestre de 2027, se celebrarán Asambleas de Evaluación en las diócesis, eparquías, Conferencias Episcopales nacionales e internacionales, Estructuras Jerárquicas Orientales y otras agrupaciones de Iglesias. El primer y segundo semestres de 2028, en cambio, estarán destinados a las Asambleas Continentales de Evaluación y a la publicación del Instrumentum laboris de la Asamblea de la Iglesia de octubre de 2028.


Las nueve fechas del itinerario

Según la misiva, “el camino estará pautado de modo que ofrezca un tiempo adecuado y duradero para comenzar a poner en práctica las indicaciones del Sínodo, e incluirá algunos eventos significativos de evaluación”:

  1. Marzo de 2025: anuncio del proceso de acompañamiento y evaluación.
  2. Mayo de 2025: publicación del Documento de apoyo para la fase de implementación con las indicaciones para su puesta en práctica.
  3. Junio de 2025 – diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las Iglesias locales y sus agrupaciones
  4. Octubre de 2025: Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación los días 24 y 26.
  5. Primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis y Eparquías.
  6. Segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias Episcopales nacionales e internacionales, en las Estructuras
  7. Jerárquicas Orientales y en otras agrupaciones eclesiales.
  8. Primer semestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación
  9. Junio de 2028: publicación del Instrumentum laboris para los trabajos de la Asamblea eclesial de octubre de 2028.
  10. Octubre de 2028: celebración de la Asamblea eclesial en el Vaticano.

LEER. Comunicado y Carta completa de la Secretaría General del Sínodo

VIDEO. Francisco aprueba desde el hospital una asamblea postsinodal en 2028

Grech: Para ayudar a las Iglesias locales a caminar con un estilo sinodal

Extracto de la entrevista cedida a los medios vaticanos por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, en la que presenta y expone detalles del acompañamiento de la fase de implementación aprobada por el papa Francisco:

-Eminencia, el Sínodo sobre la Sinodalidad parecía concluido, y ahora comenzamos de nuevo, por voluntad del papa Francisco que desde Gemelli aprobó el calendario de trabajos para los próximos tres años.

Es cierto que muchos pensaban que el Sínodo había concluido con la celebración de la segunda sesión de la Asamblea, en octubre pasado. En realidad, la constitución apostólica Episcopalis Communio ha “transformado” el Sínodo de un acontecimiento a un proceso dividido en tres fases: preparatoria, celebrativa y actuante (CE, art. 4). Este paso exige una auténtica “conversión”, un cambio de mentalidad que tarda en arraigarse en la práctica de la Iglesia.

Pero esta articulación es fundamental: no basta la publicación de un “documento” para que lo que ha surgido en las dos fases del proceso sinodal se implemente en la vida de la Iglesia. El Santo Padre, que es el principio de unidad de la Iglesia y el garante del proceso sinodal, con el Documento Final confía a las Iglesias locales y a sus agrupaciones la tarea de implementar las recomendaciones de la Asamblea en su propio contexto local, como recomienda en su “Nota de acompañamiento” al Documento Final. Y muchas Iglesias ya han respondido generosamente y han comenzado a moverse: así que, en realidad, el trabajo nunca se ha detenido.

-¿Qué pasará entre ahora y el año 2028?

Lo que se anuncia ahora es más bien un proceso de acompañamiento y evaluación de la fase ya en curso: una decisión que el Santo Padre ha madurado también con la contribución del Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo, compuesto en gran parte por miembros elegidos durante la Asamblea. Y este proceso no compromete el protagonismo de cada Iglesia en acoger y aplicar de modo original los frutos del Sínodo: con él, el Papa impulsa a toda la Iglesia a un ejercicio de responsabilidad, más aún, de gran corresponsabilidad porque, precisamente valorando las Iglesias locales, asocia al mismo tiempo el colegio episcopal al ejercicio de su ministerio.

-Entonces, ¿cuál es el propósito más preciso de este camino?

Se trata de un proceso que tiene como objetivo fomentar la comparación entre las Iglesias sobre los conocimientos desarrollados en la fase de aplicación. Después de un período dedicado al trabajo de cada realidad local (hasta 2026), deseamos, en estilo sinodal, crear espacios de diálogo e intercambio de dones entre las Iglesias. Éste es uno de los aspectos más valiosos que han surgido del camino sinodal realizado hasta ahora. El objetivo es que la implementación no se realice de manera aislada, como si cada diócesis o eparquía fuera una entidad en sí misma, sino que se fortalezcan los vínculos entre las Iglesias a nivel nacional, regional y continental.

Al mismo tiempo, estos momentos de diálogo permitirán un auténtico “caminar juntos”, ofreciendo la oportunidad de evaluar, en un espíritu de corresponsabilidad, las elecciones realizadas. Los encuentros previstos para 2027 y principios de 2028 acompañarán así naturalmente el camino hacia la Asamblea Eclesial de octubre de 2028. Esta Asamblea final podrá entonces ofrecer al Santo Padre elementos decisivos, fruto de una auténtica experiencia eclesial, para su discernimiento como Sucesor de Pedro, con perspectivas que proponer a toda la Iglesia.

La implementación y la evaluación deben avanzar juntas, entrelazándose en un proceso dinámico y compartido: ésta es precisamente la cultura de rendición de cuentas que evoca el Documento Final.

-¿Cómo deben funcionar las iglesias locales?

Estamos invitados no sólo a reiterar sino a garantizar que todos los miembros del Pueblo de Dios sean sujetos activos de la vida eclesial y a trazar el camino de cada Iglesia sobre la base de esta capacidad reconocida, que es necesario apoyar y capacitar. Este primer año y medio también será una oportunidad para involucrar a quienes antes participaban menos activamente. Vivir experiencias sinodales, experimentar la conversación en el Espíritu que tanto ha hecho crecer nuestras comunidades.

-¿Cómo podemos implicar más al Pueblo de Dios, evitando el riesgo de que el proceso sinodal quede confinado a asuntos de “expertos”, de personas ya involucradas en las estructuras eclesiales? ¿Cómo podemos garantizar que este nuevo y desafiante paso no se viva como una tarea burocrática más que se suma a las demás?

El Documento Preparatorio inicia con la afirmación: “La Iglesia de Dios se reúne en Sínodo”, resaltando que el proceso sinodal involucra a toda la Iglesia. En la fase inicial se escuchó al Pueblo de Dios en las Iglesias locales, y el camino a seguir sigue siendo el mismo. La implementación no consiste en añadir más tareas a los trabajadores pastorales, sino en vivir el camino eclesial con una mentalidad sinodal, desarrollando un estilo que forme una Iglesia sinodal. Aquí hay que resaltar que la cuestión es de mentalidad. El objetivo no es sumar trabajo para responder solicitudes, sino que las Iglesias locales caminen con un estilo sinodal, siendo verdaderamente Iglesias que encarnan el Evangelio en su contexto.

-¿Puede decirnos una palabra sobre el trabajo de los Grupos de Estudio, sus metodologías y si se sabe aproximadamente cuándo tendrán listo la labor encargada?

El trabajo de los 10 Grupos de Estudio está bastante avanzado, aunque con diferencias entre ellos. En una reciente reunión con los coordinadores, se destacó la diversidad de metodologías, aunque todos adoptan un estilo sinodal, utilizando la conversación en el Espíritu y la escucha de voces externas. También se valora las aportaciones de particulares, asociaciones y obispos, que han promovido un discernimiento en sus Iglesias locales. Algunos Grupos han solicitado opiniones a Conferencias Episcopales, Nunciaturas o expertos, e incluso han organizado reuniones conjuntas con Grupos afines. Con respecto al plazo, es difícil decir cuándo concluirán. Como se indicó hace un año, en el momento de su constitución, los Grupos están invitados a presentar sus conclusiones al Santo Padre “posiblemente antes de junio de 2025”. Algunos de los grupos deberían poder cumplir este plazo. Otros, por el contrario, pueden necesitar más tiempo, pero aun así entregarán un informe provisional.

-¿Qué características tendrá la Asamblea de la Iglesia del 2028? La carta afirma explícitamente que no será un nuevo Sínodo ¿En qué se diferenciará de las dos sesiones de la Asamblea Sinodal que vivimos en 2023 y 2024?

La Asamblea Eclesial será el evento final de este proceso, cuyo objetivo es concretar el intercambio de dones entre las Iglesias, como se indica en el Documento Final. A diferencia de un sínodo de obispos, que se centra en el Magisterio del Papa y la toma de decisiones vinculantes, la Asamblea Eclesial busca recoger los frutos de los procesos iniciados en las Iglesias locales, sintetizando las experiencias y el discernimiento colectivo. Esta Asamblea es eclesial, no solo de obispos, y representa la manifestación visible del camino sinodal de la Iglesia, cumpliendo la misión de escuchar y vivificar el proceso en toda la comunidad eclesial.

-El calendario propuesto en la carta habla de una nueva reunión jubilar prevista para el próximo octubre, la de los equipos sinodales. ¿De qué se trata? ¿Qué espera de esta reunión?

El Jubileo está ligado a la peregrinación y a la naturaleza sinodal de la Iglesia, que camina junta hacia el Reino. El Jubileo de los equipos sinodales y órganos de participación es un momento celebrativo para manifestar esta dimensión sinodal, reuniendo al Pueblo de Dios en torno al Papa. Pensamos en convocar los equipos sinodales, porque están formados por personas que han puesto su tiempo y energía al servicio del proceso sinodal. Pedimos su reactivación porque ellos serán la “vanguardia” en este proceso de implementación. Será oportunidad para profundizar en la sinodalidad y la conversión de la Iglesia. Este proceso tiene el potencial de renovar la Iglesia y dar un nuevo impulso misionero, siendo una fuente de esperanza.

-Esta Carta a los Obispos y al Pueblo de Dios a ellos confiada, publicada hoy, ¿irá acompañada de otras ayudas?

Actualmente, no estamos proporcionando material adicional más allá de lo que contiene la carta a las iglesias locales, ya que el Documento Final es todo lo necesario para la implementación. En los últimos años, hemos tenido encuentros en línea con obispos, eparcas y Conferencias Episcopales, y no descartamos realizar reuniones similares en esta nueva fase. La Secretaría General del Sínodo no impone instrucciones, sino que se pone a disposición para escuchar las necesidades y propuestas de las Iglesias locales. Las ayudas a ofrecer en mayo serán fruto de este proceso de escucha.

-¿Podría decir en pocas palabras cuál es el corazón del mensaje surgido de la doble Asamblea Sinodal dedicada a la sinodalidad?

Querer expresar en pocas palabras incluso sólo el “corazón” del mensaje surgido de la Asamblea sinodal, especialmente en dos sesiones, corre el riesgo de ser muy reductivo. Sin duda, quisiera subrayar la dinámica del proceso: el paso de la primera a la segunda sesión ha mostrado cómo funciona el discernimiento eclesial, a través de una escucha prolongada que permite madurar el consenso. El Documento Final es el resultado maduro de un proceso paciente en etapas, en el que aprendimos un estilo y un método sinodal. El proceso sinodal está diciendo a todos que la sinodalidad es posible; que es posible un estilo sinodal de la Iglesia; que la forma sinodal de la Iglesia es posible. Y exhorta a todos a hacerlo posible, en docilidad al Espíritu Santo que guía a la Iglesia en esta dirección, porque invita a la Iglesia a un renovado testimonio misionero de la alegría del Evangelio.

-¿Qué papel tendrá el Documento Final aprobado en 2024?

El Documento Final es el fruto maduro de este proceso. Su contenido es tal que constituye un mapa para la conversión y la renovación de la Iglesia en sentido sinodal. Todo el trabajo que nos espera en estos próximos tres años está inspirado en los contenidos de este Documento, que deberán ser probados para verificar la posibilidad de realizarlos en la vida de la Iglesia. Permítanme subrayar dos cosas. La primera: que el Documento Final constituye un acto autorizado de recepción del Concilio Vaticano II “que prolonga su inspiración y relanza su fuerza profética para el mundo de hoy” (DF 5). El Documento afirma de hecho que “el camino sinodal es en realidad la puesta en práctica de lo que el Concilio enseñó sobre la Iglesia como Misterio y Pueblo de Dios, llamada a la santidad mediante una conversión continua que nace de la escucha del Evangelio” (DF 5).

La segunda: Cuando se exploran los temas que entrelazan el Documento, se capta la profunda unidad y armonía del texto. Es un documento que nos permite ver la belleza de la Iglesia y la posibilidad de su renovación: una renovación que, cuando emprende el camino de la sinodalidad como modo de ser y de actuar, se realiza en la riqueza de la Tradición. En síntesis se podría decir: el corazón del mensaje es que todos los bautizados somos todos discípulos y todos misioneros, seriamente comprometidos en una conversión de las relaciones, para facilitar el encuentro de Jesús con los hombres y mujeres de hoy.

AUDIO. Contenido de la carta

VIDEO. Los cambios en tu parroquia al aplicar el documento final del Sínodo

Un proceso que también podría encontrar resistencia interna

La reunión de octubre de 2028, fecha en la que normalmente tendría lugar el siguiente sínodo ordinario, sustituirá a este, lo que significa que no se celebrará un nuevo sínodo, sino que la próxima reunión con sede en Roma se centrará en “consolidar el camino recorrido hasta ahora”, según la carta. Puesto en marcha por el Papa en 2021, el Sínodo sobre la Sinodalidad se desarrolló a nivel local, nacional, continental y universal durante un período de 3 años, culminando en dos reuniones con sede en Roma en octubre de 2023 y octubre de 2024, centrándose en gran medida en cómo hacer de la Iglesia un lugar más cercano e inclusivo para todos, especialmente las mujeres y los laicos.

La insistencia de Francisco en garantizar la recepción y puesta en práctica del Sínodo sobre la Sinodalidad es digna de mención, dado que el propio sínodo se enfrentó a fuertes críticas y resistencia por parte de algunas conferencias episcopales, con algunas negándose a participar, e incluso con algunos participantes escépticos respecto al proceso. La decisión del Papa de saltarse el próximo Sínodo y celebrar en su lugar una asamblea eclesial mundial centrada en la puesta en práctica de la sinodalidad, que muchos observadores consideran un aspecto definitorio de su legado papal, demuestra su intención de que este proceso no quede a medias.

Uno de los temas centrales del Sínodo sobre la Sinodalidad fue la cuestión de las mujeres en la Iglesia, y se debatió mucho sobre cómo garantizar que ellas, y los laicos en general, estén mejor representados e incluidos en puestos de liderazgo significativos en la Iglesia. El Papa también ha dialogado sobre el papel de la mujer en sus reuniones con el Consejo de Cardenales que le asesora sobre el gobierno y la reforma. Luego, ha tomado varias medidas para dar a las mujeres, en particular, más espacio y más voz en la propia Curia Romana, nombrando a dos mujeres -Sor Simona Brambilla y Sor Raffaella Petrini- como líderes de dos de los principales organismos vaticanos. También ha nombrado a un laico, Paolo Ruffini, jefe del dicasterio de comunicación.

Sin embargo, a pesar de que el Papa ha desplegado su plan para garantizar su visión de una Iglesia más participativa en la que las mujeres y los laicos tengan una voz más relevante, su propia burocracia de gobierno parece estar ignorando esa visión.

Desde el 23 de febrero, la Secretaría de Estado, en colaboración con la Basílica de San Pedro, organizó rosarios nocturnos para rezar por la salud del Papa, pidiendo a los jefes de los dicasterios y a otros altos funcionarios que dirijan la oración, a excepción de las mujeres y los laicos que dirigen los departamentos.

Hasta ahora, cada rosario nocturno -que no es una liturgia y por tanto puede ser dirigido por cualquiera, y no necesariamente por un sacerdote- ha sido dirigido por un clérigo, la mayoría cardenales, y unos pocos obispos y sacerdotes. El 6 de marzo, por ejemplo, el rosario fue dirigido por el cardenal español Ángel Fernández Artime, pro-prefecto del Dicasterio para los Religiosos del Vaticano, que está dirigido por la hermana italiana Simona Brambilla, que fue nombrada para el cargo por el mismo Francisco a principios de este año, lo que la convierte en la primera mujer en dirigir un dicasterio del Vaticano, y técnicamente la jefa de Artime.

Sin embargo, los organizadores aparentemente dejaron de lado a Brambilla y pidieron a su número dos que dirigiera el rosario esa noche. Del mismo modo, la oración del rosario del 14 de marzo fue dirigido por el padre argentino Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, con su prefecto, el laico italiano Paolo Ruffini, de pie a un lado. Al día siguiente, el rosario del 15 de marzo fue organizado por la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, que, aunque no se considera un dicasterio, tiene una autoridad significativa, especialmente en la administración del pequeño Estado-nación.

Sin embargo, a pesar de que la gobernación está presidida por Petrini, no se le pidió que dirigiera el rosario, sino que se pidió a su número dos, el arzobispo italiano Emilio Nappa, que lo hiciera en su lugar, lo que significa que ella, al igual que Brambilla y Ruffini, fue dejada de lado por su segundo al mando, presumiblemente porque ninguno de ellos lleva alzacuellos.

Aunque no es del todo sorprendente en un cuerpo eclesiástico como la Curia Romana, conocida por su resistencia al cambio, igual llamó la atención que entre los líderes encargados de dirigir el rezo del rosario por la salud del Papa no haya ninguna mujer ni laico, a pesar de que el papa Francisco posicionó algunos como la máxima autoridad.

VIDEO. La sinodalidad está más viva que nunca

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Fuentes

Vatican News (2) / Crux Now / Revista Vida Nueva / Videos: Rome Reports – Ecclesia COPE – Vida Nueva / Foto: Diócesis Chosica

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