Dilexit nos: Renovar la devoción por el Sagrado Corazón ante un mundo necesitado
8:00 a.m. | 26 oct 24 (LN/AO).- La cuarta encíclica de Francisco retoma la tradición del pensamiento “sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesús” e invita a renovar su devoción en un mundo convulsionado, azotado por guerras, consumismo, pobreza e injusticias. Dilexit nos inspira a manifestar esa devoción en el cuidado de los demás y de la creación, actuando como un remedio contra las estructuras eclesiásticas “caducas” y las diversas formas de “fanatismo”. Es un llamado a “volver al corazón de Cristo”, subrayando la dimensión social del amor de Dios.
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“En este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis; allí donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones”, escribe el papa Francisco en Dilexit nos (Nos amó, en español), su cuarta encíclica después de Lumen fidei (escrita a cuatro manos junto a Benedicto), Laudato si’ y Fratelli tutti.
“Pero nos movemos en sociedades de consumidores seriales que viven al día y dominados por los ritmos y ruidos de la tecnología, sin mucha paciencia para hacer los procesos que la interioridad requiere. En la sociedad actual el ser humano corre el riesgo de perder su centro, el centro de sí mismo. Falta corazón”, lamenta, en un documento muy espiritual, dedicado a la devoción del Sagrado Corazón de Jesús, pero, como destacó el teólogo italiano Bruno Forte en la conferencia de prensa de presentación en el Vaticano, “extremadamente moderno y actual”.
“Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón”, constata, en efecto, el Papa.
La encíclica, enmarcada en el 350 aniversario de la primera aparición del Sagrado Corazón de Jesús a santa Margarita María Alacoque, se divide en cinco capítulos y 220 puntos. Se basa fundamentalmente en la Biblia y en la tradición cristiana, es decir, los escritos de los grandes santos y santas de la Iglesia. Francisco además cita a sus predecesores y, también, unos textos inéditos del sacerdote argentino Diego Fares, jesuita que fue su novicio y luego amigo, que murió en 2022, a los 66 años. Además, se abreva de grandes nombres de la literatura como Dostoievski y Dante, así como de la filosofía, como Martin Heidegger.
LEER. Bruno Forte: “Dilexit nos es la clave para interpretar todo el magisterio de este Papa”
“Necesitamos que todas las acciones se pongan bajo ‘el dominio político’ del corazón”, afirma el exarzobispo de Buenos Aires. Convencido del amor de Jesús que murió en la Cruz, que lo puede todo y perdona todo, el Papa asegura que el mundo “puede cambiar desde el corazón” y que “tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales”, tal como había enseñado el Concilio Vaticano II (1962-65) y tal como Cristo mostró en su vida, siempre cercano al sufrimiento y abierto al encuentro.
Así, en medio de “la vorágine del mundo actual y de nuestra obsesión por el tiempo libre, el consumo y la distracción, los teléfonos y las redes sociales”, y ante “un fuerte avance de la secularización que pretende un mundo libre de Dios”, vuelve a proponer la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, cuya historia repasa en forma detallada y que, subraya, también tiene consecuencias en cuanto a las relaciones con los demás, el servicio, el salir al mundo, la solidaridad.
Al presentar Dilexit nos el teólogo Forte, arzobispo de Chieti Vasto, subrayó que la encíclica es fruto de la experiencia espiritual del papa Francisco y “la llave de lectura” de todo su magisterio, como el Pontífice mismo explica al final, en el punto 217. “Lo expresado en este documento nos permite descubrir que lo escrito en las encíclicas sociales Laudato si y Fratelli tutti no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo, ya que bebiendo de ese amor nos volvemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común”, dice allí el Papa.
Algunos comentaristas critican al Papa por centrarse demasiado en cuestiones “sociales”, dijo el arzobispo. Esta encíclica presenta explícitamente el fundamento espiritual y teológico que subyace en el mensaje del Papa a la Iglesia y al mundo desde hace 12 años: “El amor de Cristo está fuera de ese engranaje perverso y sólo él puede liberarnos de esa fiebre donde ya no hay lugar para un amor gratuito. Él es capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente”, explica la encíclica.
“La Iglesia también lo necesita, para no reemplazar el amor de Cristo con estructuras caducas, obsesiones de otros tiempos, adoración de la propia mentalidad, fanatismos de todo tipo que terminan ocupando el lugar de ese amor gratuito de Dios que libera, vivifica, alegra el corazón y alimenta las comunidades. De la herida del costado de Cristo sigue brotando ese río que jamás se agota, que no pasa, que se ofrece una y otra vez para quien quiera amar. Sólo su amor hará posible una humanidad nueva”, concluye el documento.
LEER. Encíclica Dilexit nos. Completa versión oficial
VIDEO. Puntos clave de la encíclica Dilexit nos del papa Francisco
Breve síntesis por capítulos
El primer capítulo, aborda el riesgo de “convertirnos en consumistas insaciables y esclavos de los engranajes de un mercado” (2). Exhorta a volver a las preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida, mis opciones y quién soy yo ante Dios (8). El Papa sostiene que la actual devaluación del corazón proviene del “racionalismo griego y precristiano, del idealismo postcristiano y del materialismo”, que ha enfatizado conceptos como los de “razón, voluntad o libertad”, en detrimento del de “corazón”. En cambio, para el Pontífice, hay que reconocer que “yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con los demás” (14).
Una reflexión sobre el corazón humano, a la luz del corazón de Jesús y la revelación cristiana, puede hacernos salir del individualismo. La espiritualidad de muchos santos muestra que “ante el Corazón de Jesús, vivo y presente, nuestra mente, iluminada por el Espíritu, comprende las palabras de Jesús” (27). Esta reflexión tiene consecuencias sociales, porque el mundo puede cambiar “a partir del corazón” (28).
El segundo capítulo analiza diversas escenas evangélicas para sacar conclusiones sobre los gestos y palabras de Cristo, pues están llenos de “compasión y ternura” (35). El Papa asegura “que no le dejaban indiferente las preocupaciones y angustias comunes de las personas, como el cansancio o el hambre” (44). Hablar de sus sentimientos no es un ejercicio de “mero romanticismo religioso” (46), sino que encuentra su máxima expresión en Cristo clavado en una cruz. En este sentido, su palabra de amor más elocuente es estar “clavado en la Cruz”, después de llorar por su amigo Lázaro y sufrir en el Huerto de los Olivos, consciente de su propia muerte violenta “a manos de aquellos a quienes tanto amaba”.
En el tercer capítulo, el Pontífice repasa diversas reflexiones sobre el Corazón de Cristo a lo largo de la historia. Citando la Encíclica Haurietis aquas, de Pío XII, explica el sentido que tiene esta devoción, centrada en “el amor del Corazón de Jesucristo, que no sólo incluye la caridad divina, sino que se extiende a los sentimientos del afecto humano” (61). Citando a Benedicto XVI, contiene un triple amor: el amor sensible de su corazón físico “y su doble amor espiritual, el humano y el divino” (66).
El Corazón de Jesús, síntesis del Evangelio
Las visiones de algunos santos devotos del Corazón de Cristo “son bellos estímulos que pueden motivar y hacer mucho bien”, pero “no son algo que los creyentes estén obligados a creer como si fueran la Palabra de Dios”. Ahora bien, como recuerda Pío XII, tampoco puede decirse que este culto “deba su origen a revelaciones privadas”. Al contrario, “la devoción al Corazón de Cristo es esencial a nuestra vida cristiana, en cuanto significa la plena apertura de la fe y de la adoración al misterio del amor divino y humano del Señor, hasta el punto de que podemos afirmar una vez más que el Sagrado Corazón es una síntesis del Evangelio” (83).
La exposición de estas ideas permite al Papa proponer la devoción al Sagrado Corazón para contrarrestar “las nuevas manifestaciones de una ‘espiritualidad sin carne’ que se multiplican en la sociedad” (87). Por el contrario, el Papa propone una experiencia espiritual personal unida a un compromiso comunitario y misionero (91), partiendo de la meditación del costado traspasado de Cristo y los enormes frutos espirituales que ha producido.
Del Corazón de Cristo a todos los hombres
El quinto y último capítulo profundiza en la dimensión comunitaria, social y misionera de la devoción al Corazón de Jesús. Mirando a la historia de la espiritualidad, el Pontífice recuerda que el compromiso misionero de san Carlos de Foucauld hizo de él un “hermano universal”: “dejándose modelar por el Corazón de Cristo, quiso acoger en su corazón fraterno a toda la humanidad sufriente” (179).
La Encíclica recuerda de nuevo con san Juan Pablo II que la consagración al Corazón de Cristo “debe asimilarse a la acción misionera de la Iglesia misma, porque responde al deseo del Corazón de Jesús de propagar en el mundo, a través de los miembros de su Cuerpo, su entrega total al Reino” (206). También acude a san Pablo VI para alertar del riesgo de que en la misión “se digan muchas cosas y se hagan muchas cosas, pero no se pueda provocar el feliz encuentro con el amor de Cristo” (208). Hacen falta “misioneros en el amor, que aún se dejen conquistar por Cristo” (209).
LEER. Editorial de Vatican News sobre Dilexit nos
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Cuarenta frases para enteder “Dilexit nos”
- El corazón es el lugar de la sinceridad, donde no se puede engañar ni disimular.
- La pura apariencia, el disimulo y el engaño dañan y pervierten el corazón.
- Más allá de tantos intentos por mostrar o expresar algo que no somos, en el corazón se juega todo, allí no cuenta lo que uno muestra por fuera y los ocultamientos, allí somos nosotros mismos.
- En este mundo líquido es necesario hablar nuevamente del corazón, apuntar hacia allí donde cada persona, de toda clase y condición, hace su síntesis; allí donde los seres concretos tienen la fuente y la raíz de todas sus demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones.
- Si el corazón está devaluado también se devalúa lo que significa hablar desde el corazón, actuar con corazón, madurar y cuidar el corazón.
- Cuando no se aprecia lo específico del corazón perdemos las respuestas que la sola inteligencia no puede dar, perdemos el encuentro con los demás, perdemos la poesía.
- Y nos perdemos la historia y nuestras historias, porque la verdadera aventura personal es la que se construye desde el corazón. Al final de la vida contará sólo eso.
- Hay que afirmar que tenemos corazón, que nuestro corazón coexiste con los otros corazones que le ayudan a ser un “tú”.
- Necesitamos que todas las acciones se pongan bajo el “dominio político” del corazón, que la agresividad y los deseos obsesivos se aquieten en el bien mayor que el corazón les ofrece y en la fortaleza que tiene contra los males.
- Que la inteligencia y la voluntad se pongan también a su servicio sintiendo y gustando las verdades más que queriendo dominarlas como suelen hacer algunas ciencias; que la voluntad desee el bien mayor que el corazón conoce, y que también la imaginación y los sentimientos se dejen moderar por el latido del corazón.
- Se podría decir que, en último término, yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas.
- El algoritmo en acto en el mundo digital muestra que nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho más “estándar” de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables. No así el corazón.
- La palabra “corazón” no puede ser agotada por la biología, por la psicología, por la antropología o por cualquier ciencia.
- Si bien “corazón” nos lleva al centro íntimo de nuestra persona, también nos permite reconocernos en nuestra integridad y no sólo en algún aspecto aislado.
- El corazón hace posible cualquier vínculo auténtico, porque una relación que no se construya con el corazón es incapaz de superar la fragmentación del individualismo.
- Anti-corazón es una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y la autorreferencia.
- El corazón también es capaz de unificar y armonizar tu historia personal, que parece fragmentada en mil pedazos, pero donde todo puede tener un sentido.
- El tenedor, las bromas, la ventana, la pelota, la caja de zapatos, el libro, el pajarillo, la flor… se sustentan en la ternura que se guarda en los recuerdos del corazón.
- Viendo cómo se suceden nuevas guerras, con la complicidad, tolerancia o indiferencia de otros países, o con meras luchas de poder en torno a intereses parciales, podemos pensar que la sociedad mundial está perdiendo el corazón.
- Ver llorar a las abuelas sin que se nos vuelva intolerable es signo de un mundo sin corazón.
- Frente al propio misterio personal, quizás la pregunta más decisiva que cada uno podría hacerse es: ¿tengo corazón?
- Amor y corazón no están necesariamente unidos, porque en un corazón humano pueden reinar el odio, la indiferencia, el egoísmo.
- Tomar en serio el corazón tiene consecuencias sociales.
- Nuestro corazón no es autosuficiente; es frágil y está herido.
- El dolor que sentimos en el corazón abre paso a la confianza plena y finalmente lo que queda es gratitud, ternura, paz; queda su amor reinando en nuestra vida.
- Nuestras comunidades sólo desde el corazón lograrán unir sus inteligencias y voluntades diversas y pacificarlas para que el Espíritu nos guíe como red de hermanos, ya que pacificar también es tarea del corazón.
- El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz del milagro social.
- Acudamos al Corazón de Cristo, ese centro de su ser, que es un horno ardiente de amor divino y humano y es la mayor plenitud que puede alcanzar lo humano. Allí, en ese Corazón es donde nos reconocemos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar.
- Ante el Corazón de Cristo, pido al Señor que una vez más tenga compasión de esta tierra herida, que él quiso habitar como uno de nosotros. Que derrame los tesoros de su luz y de su amor, para que nuestro mundo que sobrevive entre las guerras, los desequilibrios socioeconómicos, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología, pueda recuperar lo más importante y necesario: el corazón.
- El Corazón de Cristo, que simboliza su centro personal, desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer anuncio.
- La devoción al Corazón de Cristo no es el culto a un órgano separado de la persona de Jesús. Lo que contemplamos y adoramos es a
- Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado en una imagen suya donde está destacado su corazón.
- Ese Cristo con el corazón traspasado y ardiente, es el mismo que nació en Belén por amor, es el que caminaba por Galilea sanando, acariciando, derramando misericordia, es el que nos amó hasta el fin abriendo sus brazos en la cruz. En definitiva, es el mismo que ha resucitado y vive glorioso en medio de nosotros.
- El Hijo eterno de Dios, que me trasciende sin límites, quiso amarme también con un corazón humano.
- Al mismo tiempo que el Corazón de Cristo nos lleva al Padre, nos envía a los hermanos. En los frutos de servicio, fraternidad y misión que el Corazón de Cristo produce a través de nosotros se cumple la voluntad del Padre.
- La unión entre la devoción al Corazón de Jesús y el compromiso con los hermanos atraviesa la historia de la espiritualidad cristiana.
- Un corazón capaz de compungirse puede crecer en la fraternidad y la solidaridad.
- Es importante advertir que no se trata sólo de permitir que el Corazón de Cristo extienda la belleza de su amor en el propio corazón, a través de una confianza total, sino también que a través de la propia vida llegue a los demás y transforme el mundo.
- Un corazón humano que hace espacio al amor de Cristo a través de la confianza total y le permite expandirse en la propia vida con su fuego, se vuelve capaz de amar a los demás como Cristo, haciéndose pequeño y cercano a todos.
- ¿Acaso podrá agradar al Corazón que tanto amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima, sin consecuencias fraternas y sociales?
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Información adicional
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Fuentes
La Nación / Revista Alfa y Omega / Omnes Magazine / Revista Vida Nueva / Videos: Rome Reports – El Debate – Radio María (Argentina) – Canal Orbe / Foto: Vatican Media