Aliviar a los países pobres la asfixia de la deuda externa

8:00 p.m. | 29 jun 24 (PASS/IPD).- “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global”, fue el encuentro que reunió responsables políticos de alto nivel y de instituciones internacionales (FMI y BEI) para responder al creciente problema de la deuda soberana. El evento, organizado por la Santa Sede, contó también con voces expertas de la Iglesia y un mensaje del Papa, quien ha reiterado su preocupación por la deuda externa, que la señala como uno de los factores que hunde en la pobreza a los países vulnerables: “Se necesita una nueva arquitectura financiera internacional, audaz y creativa, con la mirada en los países menos desarrollados”.

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Motivaciones urgentes para convocar el encuentro

La crisis de la deuda en el Sur Global va en aumento. La pandemia provocó un fuerte aumento de la deuda pública en todo el mundo, pero los países más vulnerables han sido los que se han enfrentado a las consecuencias más negativas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que, para este año, de los 68 países de bajos ingresos para los que el Fondo realiza Análisis de Sostenibilidad de la Deuda, 9 están en crisis por la deuda, y 51 se encuentran en riesgo alto o moderado de crisis. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informa que 19 países en desarrollo gastan más en intereses de la deuda que en educación y 45 gastan más en intereses que en sanidad.

Aunque lo ocurrido con la COVID-19 fue ante todo una crisis sanitaria mundial, sus consecuencias económicas son desiguales y han afectado desproporcionadamente al mundo en desarrollo. Los orígenes del actual aumento de la vulnerabilidad ante la deuda se remontan a antes de la pandemia. Como casi siempre, para entender estas fragilidades en el Sur Global es fundamental analizar las políticas monetarias del Norte. En 2008, las economías avanzadas respondieron a la crisis financiera creando cantidades masivas de liquidez que se internacionalizaron, lo que a su vez provocó un fuerte aumento de los préstamos y empréstitos en todo el mundo. El mundo en desarrollo era entonces más frágil a las consecuencias de un shock como la pandemia.

A este respecto, el Papa ya había advertido en 2021 que “aliviar el peso de la deuda que hoy afecta a un gran número de países y comunidades es un gesto profundamente humano que puede ayudar a las personas a desarrollarse y a tener acceso a las vacunas, la salud, la educación y el empleo”. Al decir esto, dejó claro que la deuda no es sólo una cuestión política y económica, sino una cuestión profundamente moral, y que la forma en que tratemos esta creciente deuda en los países en desarrollo tendrá profundos efectos en la vida y el bienestar de millones de personas que viven en los países afectados. En cierto sentido, se estaba haciendo eco de lo que Juan Pablo II había dicho anteriormente, al celebrar la Jornada Mundial de la Paz en 1998, de que lo que se necesitaba era “una globalización solidaria, una globalización que no deje a nadie fuera”. Mientras las comunidades religiosas van celebrando el próximo año oficial del Jubileo en 2025, cada vez se hace más énfasis en exigir procesos de transformación para hacer frente a la desigualdad, tal y como exigen las Escrituras.

Más recientemente, la conmoción provocada por la guerra en Ucrania provocó un aumento de la inflación mundial, y los bancos centrales de las economías avanzadas respondieron con subidas muy significativas de los tipos de interés, lo que se tradujo en un endurecimiento de las condiciones financieras en todo el mundo. Esto significó que la refinanciación de las deudas se hizo más cara, o, a falta de acceso a la financiación de fuentes oficiales, simplemente imposible para una serie de países, cuyas cifras siguen aumentando con el paso del tiempo. No es sorprendente que estemos asistiendo a una nueva oleada de reestructuraciones de la deuda soberana.

Abordar las cargas insostenibles de la deuda soberana es una condición necesaria para restablecer el crecimiento en los países que sufren crisis de deuda, así como para la estabilidad económica, social y política. Las deudas soberanas insostenibles desestabilizan las economías, provocando un aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad. Estas consecuencias son duraderas, ya que los trabajadores desempleados pierden capacidades, los niños crecen en entornos más difíciles y aumenta la desconfianza de la sociedad. Forzar el pago de deudas insostenibles también puede conllevar reducciones del gasto público crítico para el desarrollo económico y social, como el destinado a sanidad, educación e infraestructuras públicas, lo que tiene otras consecuencias adversas a largo plazo para el desarrollo social.

Hace veinticinco años, hubo un Jubileo de la Deuda Externa con una amplia condonación de la deuda. Sin embargo, aquí estamos de nuevo, con demasiados países que se enfrentan a una deuda excesiva. La culpa es tanto de los deudores como de los acreedores, como señaló entonces Juan Pablo II: “Entre las múltiples causas que han llevado a una deuda externa abrumadora deben señalarse no sólo los elevados intereses, fruto de políticas financieras especulativas, sino también la irresponsabilidad de algunos gobernantes que, al contraer la deuda, no reflexionaron suficientemente sobre las posibilidades reales de pago, con el agravante de que sumas ingentes obtenidas mediante préstamos internacionales se han destinado a veces al enriquecimiento de personas concretas, en vez de ser dedicadas a sostener los cambios necesarios para el desarrollo del país” (IEA, 22).

Sin embargo, el “sistema” de deuda soberana existente no funciona para garantizar o incluso fomentar la sostenibilidad de los préstamos y empréstitos, ni para resolver las crisis de deuda soberana cuando se producen. Mientras que la deuda corporativa se rige por la existencia de un marco legal e institucional previsible, no existe un marco multinacional para las deudas soberanas insostenibles, y la ausencia de dicho marco provoca graves ineficiencias y desigualdades que afectan a cientos de millones de personas a lo largo del tiempo en todo el mundo.

Ya en 1986, la Comisión de Justicia y Paz afirmaba que “sería útil disponer de un código de conducta internacional que guiara las negociaciones, con ciertas normas de valor ético, y que estableciera disposiciones especiales para remediar las dificultades financieras derivadas de catástrofes naturales, variaciones excesivas de los precios de las materias primas indispensables (agrícolas, energéticas, mineras) y fluctuaciones bruscas de los tipos de cambio”. Además de estas realidades, los prestatarios del FMI también sufren las consecuencias de las normas actuales, que han provocado un notable aumento de los tipos de interés que pagan como consecuencia del incremento de las economías que emiten monedas de reserva, lo que aumenta la inestabilidad.

Es en ese contexto que la Santa Sede convocó al encuentro, “porque la paz real y duradera sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana” (FT, 127).

LEER. Presentación y programa “Abordando la crisis de deuda en el Sur Global”

VIDEO. ¿Cómo afrontar la crisis de deuda en el mundo?

El encuentro y sus mensajes más importantes

En su discurso dirigido a los participantes del encuentro, Francisco pidió la creación de un mecanismo multinacional para resolver la crisis de la deuda soberana que afecta a millones de personas en el Sur Global: “Tras la globalización mal gestionada, la pandemia y las guerras, nos encontramos ante una crisis de la deuda que afecta principalmente a los países del Sur global, causando miseria y angustia, y privando a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno. En consecuencia, ningún gobierno puede exigir moralmente que su pueblo sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana. Para romper el ciclo de financiación de la deuda, es necesario crear un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos, que tenga en cuenta la naturaleza global del problema y sus implicaciones económicas, financieras y sociales (…) Pensemos en una nueva arquitectura financiera internacional” (debajo más detalles de este mensaje).

El Papa dirigió su llamado a la acción ante expertos en economía mundial, funcionarios públicos de alto nivel y líderes de instituciones financieras que se reunieron en el Vaticano para discutir cómo las instituciones internacionales pueden hacer frente a la creciente crisis de la deuda soberana. Francisco ha hecho de la resolución de la crisis de la deuda una de sus prioridades. El Vaticano publicó recientemente los “llamamientos a la esperanza” del Papa para el Año Jubilar de la Iglesia de 2025, y entre ellas se incluye pedir a las naciones ricas del mundo que perdonen las deudas, escribiendo: “Antes que tratarse de magnanimidad es una cuestión de justicia”.

En el Vaticano, los expertos evaluaron la actual situación económica mundial y debatieron vías para hacer frente a las cargas insostenibles de la deuda soberana como primer paso necesario para restablecer el crecimiento en los países que sufren crisis de deuda, así como para la estabilidad económica, social y política mundial. Las deudas soberanas insostenibles desestabilizan las economías, provocando un aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad. Estas consecuencias son duraderas. Además, los prestatarios del FMI también están sufriendo las consecuencias de las normas actuales, según las cuales cuando los países aumentan sus tipos de interés, el de préstamo del FMI aumenta proporcionalmente.

Los participantes coincidieron en que los líderes mundiales deben tomar medidas inmediatas para reformar la arquitectura financiera internacional y en que es necesaria una coordinación global para lograr un sistema más justo y equitativo. Los participantes debatieron propuestas concretas sobre cómo reformar el papel de las instituciones financieras internacionales (incluidos el FMI y los BMD) para adecuarlas a su finalidad en el actual orden económico mundial. Estas son algunas de las propuestas concretas debatidas:

1) Aprovechar el impulso del encuentro y el momento para revisar la política procíclica de la tasa de préstamo del FMI, incluyendo una eliminación o reducción de los recargos.
2) Potenciar el papel de los Special drawing rights (Derechos especiales de giro – DEG) como herramienta para la financiación del desarrollo y la lucha contra el cambio climático.
3) Coordinar esfuerzos relativos al actual sistema fiscal internacional, para mejorar la distribución de la riqueza y reducir la desigualdad en todo el mundo.
4) Cambiar la legislación del Estado de Nueva York para mejorar los mercados de deuda soberana, incluyendo la reformulación de la ley de champerty, y reducir el tipo de interés compensatorio en las deudas en prejuicio de impago, que está en el 9% desde 1981 y distorsiona los incentivos de los acreedores para participar en reestructuraciones de deuda soberana.

Extractos de lo expuesto por los expertos convocados

Carlos Cuerpo, Ministro de Economía, Comercio y Empresa de España: “La comunidad internacional debe unirse para abordar las necesidades de inversión a largo plazo para el desarrollo sostenible, elaborando sobre la estructura existente y movilizando todos los recursos disponibles. España está duplicando su contribución al RST del FMI y defendiendo el uso de los DEG a través del marco de cooperación reforzada FMI-Banco Mundial para reforzar la resiliencia climática. Los avances tangibles en el futuro son clave para mantener el compromiso de nuestra ciudadanía”.


Jay Shambaugh, Subsecretario del Tesoro de EE.UU. para Asuntos Internacionales:
“Abordar los excesos de deuda de las economías en desarrollo y hacer que el sistema financiero internacional funcione mejor para el crecimiento mundial es una prioridad fundamental para el presidente Biden y la secretaria Yellen, como se puso de manifiesto en la reciente declaración de la Visión de Nairobi-Washington. El acto de hoy ha sido una importante oportunidad para avanzar en el desafío de fomentar flujos financieros sostenidos y sustanciales para construir una economía mundial más fuerte y resistente”.


Nadia Calviño, Presidenta del Banco Europeo de Inversiones
: “El Banco Europeo de Inversiones desempeña un papel clave a la hora de ayudar a los países vulnerables a hacer frente a sus problemas de deuda, financiando inversiones masivas en los ámbitos de la sanidad, la educación y la capacitación para mejorar sus capacidades. Estamos contribuyendo a la red de instituciones multilaterales de desarrollo para asegurarnos de que somos más eficaces y rápidos. Se están tomando muchas medidas y ahora necesitamos acelerar y ampliar las soluciones”.


Daouda Sembene, Fundador y Consejero Delegado de AfriCatalyst:
“Abordar la deuda en el Sur Global es de vital importancia si queremos avanzar hacia la mitigación del cambio climático y de retos globales como el hambre y las pandemias”.


Hermana Helen Alford, Académica de la PASS:
El Papa nos recuerda en Spes non confundit que todos necesitamos el perdón, y continúa diciendo: ‘El perdón no cambia el pasado… sin embargo puede permitirnos cambiar el futuro’ (n.23); si podemos encontrar el valor para perdonar, aplicando las soluciones técnicas para la condonación de la deuda que se han debatido en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales aquí en Roma, podremos cambiar el futuro, construyendo la solidaridad y sentando las bases para un orden internacional más vivificante”.


Joseph E. Stiglitz, Copresidente de la Iniciativa para el Diálogo Político de la U. de Columbia; Premio Nobel de Economía:
“El mundo está al borde de una crisis de deuda soberana, con demasiados países endeudados. La crisis se ha agravado especialmente desde la pandemia por COVID-19 y el inicio de la guerra en Ucrania, dos grandes sacudidas para la economía mundial que han traído consigo la inflación y un rápido aumento sin precedentes de los tipos de interés. La compasión y el interés por un sistema financiero mundial que funcione bien hacen que la acción sea un imperativo.

Necesitamos un Jubileo de reestructuración de la deuda y una reordenación de nuestra arquitectura económica mundial para asegurarnos de que no vuelva a ocurrir. Los países en desarrollo necesitan más dinero si han de unirse a la lucha contra el cambio climático y elevar el nivel de vida de su población. Pero una montaña de deuda les está frenando, obligando a los más pobres a enviar enormes cheques a los países ricos. Debe haber un camino mejor. El mensaje del Papa y esta reunión nos han dado la esperanza de que podemos y encontraremos ese camino”.


Cardenal Peter K.A. Turkson, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias:
“La crisis de la deuda tiene un rostro humano: es provocada por personas y afecta a la vida de personas vulnerables. En consecuencia, afecta también a los derechos humanos de las personas. Nuestra búsqueda de marcos internacionales que faciliten la prevención y la resolución de las crisis de la deuda soberana debe estar guiada, en última instancia, por corazones caritativos, nacidos del sentido de una solidaridad fraterna, ¡que el Año Jubilar 2025 nos invita a celebrar! (Dt.15:4)”.


Martín Guzmán, Copresidente, Iniciativa para el Diálogo Político, U. de Columbia; exministro de Economía de Argentina
: “Hay propuestas concretas de reforma que podrían aplicarse inmediatamente y mejorarían la estabilidad de los países que sufren crisis de deuda. El FMI podría eliminar o reducir inmediatamente los recargos, que penalizan a los países de renta media que sufren crisis duraderas y profundas y agravan sus problemas, ingresos que hoy el Fondo utiliza para acumular reservas. Casi la mitad de los bonos de deuda soberana mundial en circulación se rigen por el Estado de Nueva York. La Asamblea de Nueva York podría reducir el tipo de interés del 9% que se aplica a las deudas en mora antes de la sentencia y podría volver a promulgar la cláusula de champerty que prohibía la compra de deudas en mora con la intención de litigar contra el deudor. La eliminación de la champerty en 2004 fomentó la proliferación de fondos buitre que desestabilizan los procesos de reestructuración.

Reducir el actual tipo de interés del 9% y volver a promulgar la cláusula de champerty cambiaría los incentivos de los acreedores para participar en las reestructuraciones de deuda cuando son necesarias. En última instancia, deberíamos aspirar a la creación de un mecanismo internacional para la resolución ordenada de las crisis de deuda soberana”.


Jayati Ghosh, catedrática de Economía de la Universidad de Massachusetts:
“La tensión de la deuda soberana en los países de renta baja y media está aumentando la pobreza y la inseguridad e incluso causando estragos económicos, porque los reembolsos de la deuda son a menudo superiores al gasto en cosas básicas como sanidad, nutrición y educación. Esto es importante para todos en el mundo, incluso si tales crisis no amenazan actualmente la inestabilidad financiera mundial, porque pueden generar una peligrosa inestabilidad social y política. Por tanto, es una preocupación ética, pero también muy práctica”.

El encuentro fue organizado conjuntamente por la Initiative for Policy Dialogue (IPD), el think tank codirigido por el profesor de la Universidad de Columbia y premio Nobel Joseph E. Stiglitz, el profesor de Columbia SIPA y exministro de Economía de Argentina Martín Guzmán, y la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PASS).

Entre otros altos funcionarios, dirigentes de instituciones financieras, expertos y dirigentes de la sociedad civil que participaron del encuentro están: Emmanuel Moulin, Jefe de Gabinete del Primer Ministro de Francia; Jin Liqun, Presidente del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras; Pablo Saavedra, Vicepresidente del Grupo de Prácticas Globales de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones (EFI) del Banco Mundial; Antoinette Sayeh, Subdirectora Gerente del FMI; Ishac Diwan, Escuela de Economía de París; Marcus Brunnermeier, Universidad de Princeton; Rebecca Grynspan, Secretaria General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo; Albert Muchanga, Comisario de Comercio e Industria de la Comisión de la Unión Africana; Sebastián Ceria, Fundar.

VIDEO. Sur Global estresado por la deuda: Stiglitz – Guzmán – Akiki en la U. de Columbia

El Papa pide que para el Jubileo se cancele o se reduzca la deuda externa

Francisco, al encontrarse con los participantes en el encuentro sobre la crisis de deuda en el sur global, ha invitado a los presentes a soñar y actuar en la construcción responsable de nuestra casa común: “Nadie puede habitarla con tranquilidad de conciencia cuando sabe que a su alrededor hay multitud de hermanos con hambre y también sumergidos en la exclusión social y en la vulnerabilidad. Dejar pasar esto es pecado, pecado humano, aunque uno no tenga fe, es un pecado social”.

Y siguiendo el magisterio de sus antecesores, como lo hizo Juan Pablo II en el Jubileo del 2000, pidió que se condonara la deuda externa en los países del sur del mundo o al menos reducirla. Francisco se hizo eco de este llamado, “hoy más urgente que nunca, teniendo presente que la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro”.

El Año Santo de 2025 al que nos encaminamos nos llama a abrir la mente y el corazón para ser capaces de desatar los nudos de esos lazos que estrangulan el presente, sin olvidar que somos sólo custodios y administradores, y no patrones”. Es indispensable afirmó, obrar de buena fe y con verdad, siguiendo un código de conducta internacional con normas de valor ético que tutele las negociaciones. Pensando en una “nueva arquitectura financiera internacional que sea audaz y creativa”.


Una financiación con responsabilidad compartida

Francisco recordó que, a los pueblos del sur, les sirve el tipo de financiación que implica una responsabilidad compartida entre quien la recibe y quien la otorga. El beneficio que pueda aportar a una sociedad depende de sus condiciones, de cómo se use y de los marcos en los que se resuelvan las crisis de las deudas que puedan producirse, señaló.

Después de tantos estragos: una globalización mal administrada, la pandemia y las guerras, el Papa dijo que la humanidad se encuentra frente a una crisis de deudas que afectan principalmente a los países del sur del mundo, generando miseria y angustia, y despojando a millones de personas de la posibilidad de un futuro digno. En consecuencia, dijo, ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana.

“Para tratar de romper el círculo financiamiento-deuda sería necesaria la creación de un mecanismo multinacional, basado en la solidaridad y la armonía de los pueblos, que tenga en cuenta el sentido global del problema y sus implicaciones económicas, financieras y sociales. La ausencia de este mecanismo favorece el ‘sálvese quien pueda’, donde pierden siempre los más débiles”.


Francisco impacta en los jefes de las finanzas mundiales

Eric LeCompte, líder de Jubilee USA, una red de grupos religiosos y de desarrollo que aboga por el alivio de la deuda internacional, describió las declaraciones del Papa como “poderosas y contundentes”. LeCompte, que asistió a la conferencia del Vaticano, dijo al National Catholic Reporter que “las instituciones seculares son conscientes de que 2025 es un Año del Jubileo” y están interesadas en utilizarlo para impulsar nuevas políticas que ofrezcan un mejor modelo financiero mundial.

“La deuda ya no puede estar desconectada del cambio climático y la mitigación y adaptación”, dijo LeCompte, quien cree que el Papa siempre ha entendido que este es el caso, más evidenciado por su histórica encíclica, Laudato si’, sobre el medio ambiente. “El Norte tiene una deuda con el Sur porque le quitamos todos sus recursos, impulsamos la industrialización y creamos el cambio climático que el Sur ya no puede afrontar”, dijo.

Según LeCompte, lo que el Papa está exigiendo realmente es una “transformación global de nuestro sistema financiero”. Mientras que Francisco, argumentó, no hace más que construir sobre las enseñanzas de los papas Juan Pablo II y Benedicto, dijo que Francisco ofrece la distinción de hablar desde un lugar que ha sido directamente afectado por las crisis económicas de larga data durante su tiempo como Arzobispo de Buenos Aires.

“Se enfrentó al cañón de una pistola de estos fondos buitre en Argentina, y guió a su nación a través de la mayor crisis económica a la que se había enfrentado hasta ese momento”, dijo LeCompte. “Tiene un conocimiento directo de estas cuestiones, vio lo que hacían y vio lo que las desigualdades del sistema financiero hacen a los países en desarrollo”. Aunque LeCompte reconoció que no todos en la sala están de acuerdo sobre cómo avanzar, Francisco, dijo, tiene la “capacidad de reunir a la gente y convocar a la gente al diálogo para conseguir que todos avancemos un poco más”.

LEER. Mensaje completo del papa Francisco

VIDEO. Francisco sobre la crisis de deuda: Hay que romper el círculo vicioso que se ha creado

Información adicional
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Fuentes

Pontificia Academia de las Ciencias Sociales / Initiative for Policy Dialogue / National Catholic Reporter / Vatican News / Videos: FES Argentina – Rome Reports – France 24 – DW Documental / Fotos: Roberto Almeida Aveledo – Juan Mabromata (AFP)

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