Francisco desmiente narrativa de los Papas rivales: “Benedicto fue un padre para mí”

5:00 p.m. | 17 abr 24 (CX/VN).- En un nuevo libro, El sucesor, mis recuerdos de Benedicto XVI, Francisco rechaza el “mito” de los dos papas enemigos y deja claro que Joseph Ratzinger “nunca se entrometió”, ni le quitó el apoyo. Es más, el actual pontífice expresa que vio un padre en la figura del papa emérito y que este siempre lo defendió. “No te puedes imaginar lo que me ayudó con esta misión”, comenta Francisco en la publicación que tiene un formato de entrevista, en un diálogo concedido al experimentado vaticanista español Javier Martínez-Brocal.

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El sucesor, mis recuerdos de Benedicto XVI, libro de 238 páginas, es fruto de tres encuentros de unas cuatro horas, entre julio pasado y principios de este año, del papa Francisco con Javier Martínez-Brocal, corresponsal del diario ABC, en la residencia de Santa Marta. De 45 años y vaticanista desde hace más de 20, Martínez-Brocal también incluyó algunos llamados telefónicos del Papa que le aclaraba ciertas cuestiones.

Y se trata de una publicación clave: tira por la borda el falso mito de los dos papas enemigos o contrapuestos que algunos sectores contrarios al Pontífice argentino intentaron azuzar en los casi diez años de convivencia que tuvieron. Fue una cohabitación larga, desde el 13 de marzo de 2013 -cuando fue electo Jorge Bergoglio en un cónclave distinto porque no había muerto un papa, sino había renunciado, algo clamoroso, que no se daba en seis siglos-, hasta el 31 de diciembre de 2022, cuando murió el papa emérito. Pero armoniosa.

En el diálogo, Francisco abordó las comparaciones entre él y Benedicto, diciendo que tales contrastes son normales, y que incluso Benedicto fue comparado con Juan Pablo II. Sin embargo, dijo que a Benedicto XVI se le atribuían ciertas cosas que no eran ciertas, y expresó su convicción de que quienes veían la renuncia de Benedicto como “el fin de la Iglesia” y como si hubiera causado un enorme daño tenían “una postura un tanto ideológica”.

Hablando en términos generales de su relación con Benedicto, Francisco dijo que “nunca dejó de apoyarme”, y que incluso si Benedicto no estaba de acuerdo con algo, “no lo decía”, y en su lugar se limitaba a llamar su atención sobre otros aspectos de una cuestión determinada. “Si había un hombre que iba hacia adelante, que era progresista, era él. Hasta el punto de que, en la época del Concilio Vaticano II, se le veía con recelo. Incluso la decisión de dimitir fue muy avanzada, muy progresista”, explicó, elogiando a Benedicto como “un gran teólogo”.

“Me dejó crecer, me dio paciencia. Y, si no veía clara alguna cosa, pensaba tres o cuatro veces antes de decírmelo. Me dejó crecer y me dio libertad para tomar decisiones”. El Papa relató la relación que durante casi diez años de convivencia en el Vaticano le unió al emérito: “Daba libertad, nunca se entrometió. Por ahí, en una ocasión en que hubo una decisión que no entendía, me preguntó al respecto con mucha naturalidad. Me dijo: ‘Mire, yo no entiendo esto, pero la decisión está en sus manos’, y yo le expliqué los motivos y quedó contento”.


“Siempre me defendió (…) él sabía lo que yo pienso”

Francisco también relató un caso concreto en el que fue defendido por Benedicto XVI. “Tuve una entrevista muy bella con él cuando unos cardenales fueron a verle extrañados por mis palabras sobre el matrimonio, y él fue clarísimo con ellos. Un día se presentaron en su casa para hacerme prácticamente un proceso y me acusaron ante él de que yo promovía el matrimonio homosexual. Benedicto no se agitó, porque sabía perfectamente lo que yo pienso. Los escuchó a todos, uno a uno. Los calmó y les explicó todo. Fue una vez que mencioné que, como el matrimonio es un sacramento, no puede administrarse a parejas homosexuales, pero que, de alguna manera, había que dar alguna garantía o una protección civil a la situación de estas parejas“.

“Dije que en Francia existe la fórmula de las ‘uniones civiles’, que, a primera vista, puede ser una buena opción, pues no se limita al matrimonio. Por ejemplo —pensaba—, se pueden acoger a ella tres ancianas jubiladas que pueden compartir servicios de salud, herencia, vivienda, etcétera. Quisiera decir que me parecía una fórmula interesante. Algunos fueron a decirle a Benedicto que yo estaba diciendo herejías. Él los escuchó y, con mucha altura, los ayudo a distinguir las cosas (…) Les dijo: ‘Esto no es una herejía’. ¡Cómo me defendió!”, comentó Francisco, que además explicó que esta situación le ayudó a entender que había gente “que ocultaba sus intenciones y que aprovechaba la menor oportunidad para atacarme”, pero Benedicto “siempre me defendió”.

Además, reveló que se reunía con Benedicto regularmente, y que discutieron varias cosas, como el controvertido proceso de reforma del Camino Sinodal en Alemania. El Papa argentino dijo que mostró a Benedicto una carta de junio de 2019 que había escrito a la jerarquía de la Conferencia episcopal alemana advirtiendo que el proceso corría el riesgo de romper la unidad de la Iglesia. “Benedicto dijo que era uno de los documentos más relevantes y también más profundos que yo había escrito (…) podíamos hablar de todo, con mucha libertad”, comentó.

VIDEO. Francisco desvela cómo fue su relación con Benedicto XVI

 

Cuando eran Ratzinger y Bergoglio

“Siempre me llamó la atención que fue uno de los primeros en poner los puntos sobre las íes en el Concilio Vaticano II para concretar la reforma”, dijo. Francisco contó que, cuando aún era arzobispo de Buenos Aires, visitaba al entonces cardenal Joseph Ratzinger cada vez que venía a Roma, mientras Ratzinger era prefecto de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, para hablar de cosas como los nombramientos episcopales y la crisis de los abusos. Benedicto, dijo, “actuó con valentía” en la cuestión de los abusos, y se tomó en serio la limpieza de estos asuntos.

Recordó que una vez, el entonces cardenal Ratzinger se reunió con funcionarios de la Secretaría de Estado del Vaticano para abordar las acusaciones contra el fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel Degollado, y que había llevado a la reunión un dossier sobre Maciel. Sin embargo, tras la reunión, hizo archivar el dossier, diciendo a su secretaria: “llévalo al archivo, la otra parte ha ganado”. (La referencia se refería probablemente a un conflicto entre Ratzinger y el entonces Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal italiano Angelo Sodano, cercano a los Legionarios y opuesto a tomar medidas contra Maciel. El papel de Sodano fue hecho público más tarde por el cardenal Christoph Schönborn, de Viena).

A pesar del revés, Benedicto, dijo Francisco, “no dejó el caso de lado ni lo dejó pasar. Buscó el momento oportuno y, años después, como Papa, lo primero que hizo fue afrontar esa cuestión y enmendarla. Fue un luchador que no tiró la toalla, que no se rindió hasta acabar con lo que consideraba justo”. En 2006, siendo Papa, Benedicto XVI apartó a Maciel del ministerio activo y lo condenó a una vida de oración y penitencia.


La tensión con el secretario personal de Benedicto

El actual pontífice reveló que, en su momento, le confió a Ratzinger que Georg Gänswein, que sirvió como secretario personal de Benedicto durante todo su papado y los años posteriores a su renuncia, “me hizo algunas cosas muy difíciles”. Ofreciendo un ejemplo concreto, Bergoglio dijo, sin mencionar el nombre, que una vez reemplazó al jefe de un departamento del Vaticano “y la decisión generó cierta controversia”.

“En medio de todo ese revuelo, el secretario tomó la iniciativa de llevar al director saliente a ver a Benedicto, ya que esa persona quería saludarlo. Como el papa emérito era muy amable, aceptó”, dijo Francisco, quien afirmó que el problema fue que “difundieron la foto de ese encuentro, como si Benedicto retara mi decisión”. Agregó que no le pareció bien ese accionar y que además mucha gente quería que Benedicto fuera más “contundente” o “dirigiera” en sus años de retiro y “entrara en el juego de la controversia. Pero nunca lo hizo”.

El Papa también respondió a la pregunta del periodista sobre un libro publicado en concomitancia con la muerte del Papa emérito. ¿El autor? Georg Gänswein. Francisco respondió: “Me afecta con una gran pena: que el día del sepelio se publique un libro que pone de vuelta y media, contando cosas que no son verdad, es muy triste. Por supuesto que no afecta en el sentido de que no me condiciona. Pero sí que me dolió que se usara a Benedicto. El libro salió publicado el día del entierro, eso lo viví como una falta de nobleza y de humanidad”.

Eso sí, con respecto a las informaciones en general que podían difundirse sobre supuestas tensiones entre él y Benedicto, el papa argentino las calificaba de “tonterías”, a las que “no les di importancia”. Nunca se las tomó en serio.

Hablando del fallecimiento de Benedicto XVI, Francisco recordó que se enteró que estaba delicado de salud a través de una enfermera que le atendía, y que había ido a hacerle una visita tras concluir su audiencia general semanal, durante la cual pidió a los fieles que rezaran por el papa emérito. Contó que se sentó un rato con Benedicto, le dijo unas palabras tiernas y le dio la bendición, pero que al salir con la enfermera que le había contactado, uno de los médicos presentes miró a la enfermera con desaprobación y la llamó “espía”. “La actitud de aquellos médicos era mantenerlo todo cerrado. En cierto modo, me hizo entender que tenían a Benedicto casi bajo custodia”, agregó.


Doctor de la Iglesia

Preguntado sobre si nombraría a Benedicto XVI doctor de la Iglesia, un prestigioso título que se concede a los santos que se considera que han hecho una contribución significativa a la teología o la doctrina, el pontífice argentino dijo que ahora mismo el proceso de concesión de ese honor está siendo examinado. “Hay una enfermedad de las congregaciones religiosas, que es pedir que sus fundadores sean nombrados doctores de la Iglesia. Yo lo paré porque, si empezamos a dar este título a todo el mundo, pierde su significado”, dijo, pero añadió que Benedicto “por supuesto que tiene categoría para serlo”.

“Benedicto era un hombre de gran mansedumbre. En algunos casos, ciertas personas se aprovecharon, quizá sin mala intención, y limitaron sus movimientos. Lamentablemente, de alguna manera, lo fueron cercando. Era un hombre muy delicado, pero no débil, era fuerte. Pero ahí, consigo mismo, era humilde y prefería no imponerse. Así que sufrió bastante”.

VIDEO. Presentación del libro: “El sucesor. Mis recuerdos de Benedicto XVI”

Entrevista a Javier Martínez-Brocal: “Bergoglio y Ratzinger no eran polos opuestos”

Francisco destapa algunos detalles del cónclave de 2005 y llega a asegurar que Ratzinger “era mi candidato”. Va a resultar que no están en las antípodas el uno del otro, como algunos hacen creer…

No son polos opuestos, ni mucho menos. Más bien, todo lo contrario. Diría que son complementarios. Evidentemente, tienen personalidades diferentes, referentes culturales distintos y opiniones propias. No solo se puede hablar de respeto y de lealtad entre ambos, sino que certifico que entre ellos había una enorme sintonía y miraban hacia una misma dirección: cómo hacer que las personas de nuestro tiempo tengan un encuentro personal con Dios. Tampoco suscribo que algunos piensen que la elección de uno y otro como papa corresponda a un movimiento pendular. Los dos buscan responder a los desafíos de su tiempo: Benedicto XVI, desde esa impronta intelectual que promueve el diálogo fe-razón, mientras que Francisco evangeliza desde la empatía del pastor.

¿Se desvanece así el guión cogido con pinzas para hablar de una oposición en la sombra de Benedicto XVI, desde su retiro en el monasterio Mater Ecclesiae?

Efectivamente, esa película ya no se sostiene. El entorno de Benedicto no es Benedicto. Lo que sí he percibido de mis conversaciones con Francisco es que ha sufrido mucho por cómo los colaboradores del papa emérito se arrogaban ser portavoces o embajadores sin serlo. Se lo pusieron difícil. Sin embargo, tanto Francisco como Benedicto XVI hicieron lo imposible y mandaron las señales oportunas en momentos adecuados para hacer ver que su relación y su apoyo no se minaron en ningún momento. No hay que olvidar que el propio Benedicto XVI manifestó en más de una ocasión que se sentía presionado por sus colaboradores. De hecho, al hablar de su renuncia, reconoció que él deseaba ser llamado ‘padre Benedicto’, pero cedió a su entorno y fueron otros los que decidieron que se le denominara ‘papa emérito’. De alguna manera, se vio encorsetado por la rigidez de sus colaboradores.

En este sentido, Bergoglio habla sin tapujos de cómo consiguieron que Benedicto XVI acudiera finalmente a la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) en Aparecida a pesar de ese entorno.

Reconoce que había una gran resistencia de la Curia vaticana a que Benedicto inaugurara o clausurara la Conferencia. Sabemos que fue Secretaría de Estado quien decidió que no se hacía ese viaje sin contar con ninguna de las partes. Sin embargo, el cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz tomó la iniciativa y se presentó con Hummes y Bergoglio para abordar la cuestión en una audiencia urgente con el Papa. Le explicaron lo necesaria que era su presencia, Benedicto aceptó y se lo pasó en grande. “Benedicto abrió muchas puertas”, recuerda Francisco sobre ese viaje a Brasil.

Francisco no oculta su decepción con Georg Gänswein, pero no se ensaña. ¿Se ha mordido la lengua?

El Papa quería compartir en este libro su relación con Benedicto y su admiración hacia él. Francisco no quería que la actitud del secretario eclipsara precisamente la sintonía y cercanía de la convivencia, por primera vez en la historia, entre dos papas, que ha funcionado muy bien. Esa lealtad recíproca no sentaba bien a ciertos sectores eclesiales, que intentaron dibujar a Benedicto XVI como el garante del término ‘pontificado’ contra Francisco.

VIDEO. Ni Benedicto XVI era enemigo de Francisco ni Francisco consideraba a Benedicto un rival

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Fuentes

Crux / La Nación / Vatican News / National Catholic Reporter / Revista Vida Nueva / Videos: Rome Reports – Centro Cultural Nuevo Inicio / Foto: Vatican Media

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