11-S: Impulsor de la cooperación interreligiosa

9:00 a.m. | 22 set 21 (RNS).- Aunque los sentimientos antimusulmanes aumentaron tras el 11-S, otro legado de ese día es la evolución y el avance de la cooperación interconfesional. En décadas previas, las iniciativas en EE.UU. solían centrarse en solo tres religiones (católicos, protestantes y judíos), pero después de la tragedia creció la intención de incluir un mayor número de grupos y debates religiosos. Veinte años después, ya no es raro ver conferencias interreligiosas, y sobre todo casos de colaboración y trabajo en equipo. Con la crisis de Afganistán y la llegada de refugiados, líderes religiosos creen que es una oportunidad para demostrar esa cercanía.

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El 11 de septiembre de 2001, el imán Naeem Baig era el secretario general del Círculo Islámico de Norteamérica, y había empezado a trabajar en su oficina de Queens (Nueva York) el año anterior. “La gente se preguntaba: ¿Debemos cerrar la oficina?”, dijo. Finalmente, Baig optó por no hacerlo, a pesar de la preocupación por los posibles peligros de permanecer en el lugar tras el ataque terrorista. En su lugar, atendió las llamadas de musulmanes preocupados y nerviosos y mantuvo abierta la zona de oración de la oficina, incluso cuando los coches de la policía aparcaron fuera para garantizar la seguridad.

“Y entonces recibí una llamada de la arquidiócesis católica local”, dijo, recordando con emoción 20 años después lo que esa llamada significó para él. “Me dijo: Si necesitas algo, estamos aquí para ti”, recuerda Baig del sacerdote al teléfono. “Fue un gran gesto”. Aunque los sentimientos antimusulmanes crecieron tras el 11-S -y continúan-, esa preocupada llamada telefónica de un amigo que traspasaba las fronteras de la fe ejemplifica otro legado de ese histórico día: la evolución y el avance de la cooperación interconfesional en Estados Unidos.

“Hoy en día, en Estados Unidos, no se pueden tener vínculos interreligiosos serios si no se incluye a las comunidades islámicas”, comenta el rabino James Rudin, asesor interreligioso principal del Comité Judío Americano y líder internacional en relaciones interconfesionales. “No se puede hacer eso sin una base amplia, toda una gama de personas de todas las religiones representadas”, agregó.

Y, aunque gran parte de las relaciones interconfesionales de Estados Unidos se han centrado en varios grupos sin ánimo de lucro y con líderes que deciden reunirse y trabajar juntos, desde el gobierno también se trató de fomentar oficialmente asociaciones con grupos religiosos desde que el Presidente George W. Bush creó la Oficina de Iniciativas Comunitarias y Religiosas de la Casa Blanca en enero de 2001. En su anuncio público incluyó a los musulmanes entre las confesiones representadas. Luego, seis días después del 11-S, se presentó en una mezquita para pedir respeto a los musulmanes, un principio que continuó su segundo director de la oficina religiosa, Jim Towey, que comenzó en febrero de 2002. “El presidente me dejó muy claro que debía llegar a todos los grupos y ser muy sensible a cómo se sentían las organizaciones musulmanas, porque eran muy conscientes del sentimiento estadounidense en ese momento”, recordó Towey.

Dos décadas después, los expertos observan tanto los avances como los retos de las relaciones interconfesionales en el país. El reverendo Stephen Avino, director ejecutivo en funciones del Parlamento de las Religiones del Mundo, explicó a Religion News Service en un mensaje de correo electrónico que “debido a que 2 de nuestros 4 Parlamentos desde el 11 de septiembre han sido en Norteamérica, los estadounidenses han constituido una parte importante de nuestros asistentes y seguirán siéndolo en el próximo Parlamento Virtual”.

La reverenda Leslie Klingensmith, que llegó como pastora de una iglesia de Maryland unos seis meses después del 11 de septiembre, se considera “un pequeño engranaje” de las interacciones interconfesionales. Su congregación de la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) colaboró con una fundación musulmana del condado para ofrecer comida gratuita cuando la iglesia sirvió de lugar para las pruebas de COVID-19. Los adolescentes de las clases de confirmación de la iglesia visitan una mezquita local y los musulmanes de esa congregación, a su vez, se han unido a la iglesia para empaquetar comidas para personas hambrientas de todo el mundo.

“A lo largo de los años, desde el 11-S, hemos sentido que es importante conocer a nuestros vecinos, y tener nombres y caras cuando empiezas a oír palabras en la televisión sobre musulmanes y prohibiciones musulmanas y terroristas”, dijo el pastor de la Iglesia Presbiteriana de San Mateo en Silver Spring. “Sé que en cualquier grupo religioso hay gente así, pero la mayoría no es así. Sólo intentan vivir sus vidas y su fe”.

Towey espera que la inclusividad expresada por algunos hace 20 años continúe a medida que los refugiados de Afganistán, país predominantemente musulmán, se conviertan en nuevos vecinos de los estadounidenses. “Creo que hay una mayor conciencia del compromiso religioso de llegar a los refugiados, independientemente de si son musulmanes o no”, dijo. “Pero ahora se va a poner a prueba”.

Baig, miembro de la junta directiva del Parlamento de las Religiones del Mundo, ha visto una maduración del trabajo dentro y entre los grupos religiosos. Están yendo más allá de intentar entenderse y están defendiendo juntos los temas nacionales en los que están de acuerdo. Religions for Peace USA, de la que Baig ha sido recientemente moderador nacional, ha reunido a líderes religiosos, entre ellos sijs, zoroastrianos y budistas, para celebrar seminarios web sobre temas como las reparaciones y la “transformación policial”. El Círculo Islámico de Norteamérica tiene ahora una organización de ayuda que trabaja con la Agencia Federal de Gestión de Emergencias. Y, al igual que Klingensmith, ha visto cómo su congregación local, una mezquita de Virginia, puede ayudar a otros en colaboración con residentes cercanos de diferentes religiones, respondiendo recientemente a la afluencia de refugiados de Afganistán.

A diferencia de Towey, no considera que satisfacer las necesidades de los recién llegados sea un reto, sino una nueva oportunidad de colaboración interreligiosa. “Pedimos a la gente que trajera sábanas y mantas nuevas”, dijo sobre las actividades del Centro Islámico Dar al-Hijrah en Falls Church un sábado reciente. “Y nuestra gente local de las iglesias locales, traían cajas y cajas. Era tanto que tuvimos que decirle a la gente: lo sentimos, no podemos aceptar más cosas”.

Hace veinte años, Tony Kireopoulos, secretario general adjunto del Consejo Nacional de Iglesias, invitó a Baig a asistir y hablar en una ceremonia conmemorativa del 11-S que el líder ortodoxo griego organizó como director ejecutivo de Religions for Peace USA. También asistieron representantes de las confesiones judía, sij, budista e hindú a la iglesia católica romana de San Pedro, uno de los espacios religiosos disponibles más cercanos a la zona cero.

Al tiempo que las relaciones interconfesionales se han vuelto más intencionadas, Kireopoulos reconoció que existe un lado conmovedor en estas amistades duraderas. A menudo están disponibles los unos para los otros en los momentos más difíciles, como los tiroteos en una instalación de FedEx en Indiana o en un templo cerca del lago Michigan, que en ambos casos terminaron con personas sijs heridas de muerte. “Ninguno de nosotros quiere este tipo de violencia, pero ocurre, y en cercanía podemos ayudarnos unos a otros”.

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Fuentes

Religion News Service / Foto: Brooklyn Daily Eagle

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