Reforma financiera vaticana se abre paso entre la crisis: nuevos nombramientos
2:00 p.m. | 5 dic 19 (LC/LN).- El Papa ha realizado importantes nombramientos en el ámbito financiero. A mediados de noviembre, designaba al jesuita español Juan Antonio Guerreo, Prefecto de la Secretaría para la Economía, puesto vacante desde julio de 2017, tras la salida de George Pell, acusado y condenado por pederastia. Luego, el 27 de noviembre, el presidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), el abogado suizo René Brülhart, fue sustituido por el italiano Carmelo Barbagallo, directivo del Banco de Italia.
Estos cambios en puestos clave (ministerio y vigilancia) llegaron como respuesta a nuevos escándalos financieros, que en octubre llegaron a una serie de intervenciones en la Secretaría de Estado y la AIF. Ahora en el Vaticano se respira un aire de recuperación del control. En el vuelo de regreso de Japón, Francisco dio detalles de cómo se abordó esa crisis y se mostró satisfecho con el funcionamiento interno que derivó en las intervenciones: “la olla ha sido descubierta desde dentro, no desde fuera… ahora hay instituciones”.
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En unas semanas, el Papa ha procedido a una serie de nombramientos al frente de las finanzas vaticanas, donde han surgido nuevos escándalos tras los registros en la Secretaría de Estado y la AIF. Al mismo tiempo, un nuevo libro del periodista de investigación Gianluigi Nuzzi cuestionaba la gestión desastrosa de las finanzas del Vaticano y, sobre todo, la manera en que una parte de la Curia sabotea la reforma de las finanzas, impidiendo los controles deseados por el Papa.
Sin embargo, tal y como Francisco relataba en el vuelo de regreso de Tokio, estos escándalos han sido esta vez reparados por los mecanismos internos del Vaticano, establecidos por Benedicto XVI y reforzados por su sucesor.
Pero demuestran también las resistencias a las que el Papa argentino se enfrenta. Hasta el punto de retomar él mismo el control de las operaciones, so pena de ver debilitada una de las reformas más emblemáticas del pontificado.
En la rueda de prensa durante el vuelo de regreso de Japón, Francisco contó detalladamente la manera en la que actuó cuando el responsable del control interno fue a alertarlo sobre cierto número de disfunciones.
“Pero, ¿estás seguro? ― Sí, contestó, y me mostró los números”, relató el Papa, que entonces aconsejó avisar al Promotor de justicia, el fiscal del Estado de la Ciudad del Vaticano, quien investigó y, efectivamente, constató operaciones poco claras. “Me pidió permiso para hacer las pesquisas. Le dije: ‘¿Está claro su estudio?’… ‘Sí, hay presunción de corrupción y en estos casos tengo que llevar a cabo registros en este despacho, en este despacho, en este’. Y firmé la autorización. El registro se llevó a cabo en cinco oficinas”.
ENLACE: Declaraciones completas del papa Francisco
Recordando varias veces la presunción de inocencia, el Papa explicó también las dificultades con el presidente de la AIF cuyo número 2, Tommaso Di Ruzza, forma parte de los cinco acusados. Sus interrogatorios deberían comenzar próximamente.
Durante los registros, la justicia vaticana encontró, efectivamente, cierto número de documentos del grupo Egmont, una estructura que reúne a distintos organismos de lucha contra el blanqueo en todo el mundo, y del que René Brülhart fue vicepresidente. Considerando que sus comunicaciones protegidas estaban en peligro debido a esta detección, el grupo Egmont suspendió temporalmente al Vaticano.
“El presidente de la AIF ha hecho fuerza con el grupo Egmont para recuperar la documentación, y esto es algo que la justicia no puede hacer”, justificó el Papa que defendió la “soberanía” de la justicia vaticana ante las demandas de este “grupo privado”.
Además, recordó que el control internacional del Vaticano dependerá de Moneyval, organismo oficial del Consejo de Europa. “La justicia, frente a una acusación de corrupción, es soberana en un país. Nadie puede inmiscuirse en ella. Parece que fue la AIF la que no controló los delitos de los demás. Su deber era controlar”. Según el Papa, son estas dificultades las que llevaron a la no renovación del mandato de René Brülhart, que finalizaba el pasado 19 de noviembre.
Los dos nombramientos (Guerrero y Barbagallo) tienen lugar tras la designación como presidente del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, en octubre, de Giuseppe Pignatone, quien, de Palermo a Roma, pasando por Calabria, cuenta con un sólido CV como fiscal antimafia.
El perfil de los nuevos responsables nombrados por Francisco contrasta también con sus predecesores. Llamado a juzgar los delitos revelados, Pignatone, cercano a los jesuitas cuando estaba en Calabria, ya se había ocupado, como fiscal de Roma, del componente italiano de las malversaciones de las que fue víctima el IOR, el Banco Vaticano.
Gestionar el Vaticano como un Estado, no como una empresa
En cuanto a Carmelo Barbagallo, fueron los servicios de vigilancia financiera que dirigía en el Banco de Italia los que bloquearon las terminales bancarias del Vaticano a comienzos de 2013; tres años más tarde, firmaba con René Brülhart el protocolo de acuerdo reintegrando a la Santa Sede en el sistema bancario italiano. Estos hombres procedentes de la alta administración, en lugar del ámbito privado, demuestran así la voluntad de Francisco de que el Vaticano sea ahora gestionado como un Estado y no como una empresa.
En este sentido, el perfil del nuevo Prefecto de la Secretaría para la Economía, Juan Antonio Guerrero Alves, es esclarecedor. Este jesuita licenciado en economía, también tiene un gran conocimiento de los pobres y los excluidos, sobre quienes ha escrito un libro abogando por su integración en el sistema económico.
En el lado opuesto a una gestión puramente contable o de un liberalismo a ultranza, debería defender una visión económica más conforme a la “Iglesia pobre para los pobres” que defiende Francisco. Queda por saber el margen de maniobra con el que contará el nuevo Prefecto.
A petición de los jesuitas, no será obispo, para poder volver al servicio de la Comunidad al término de su mandato. Esto podría ser una debilidad en un mundo curial, muy jerarquizado, donde un “simple sacerdote” difícilmente puede oponerse a los cardenales. Dependerá, sin embargo, directamente del papa Francisco, jesuita como él, y en eso radicará su fuerza.
La Autoridad de Información Financiera
La Autoridad de Información Financiera de la Santa Sede (AIF) fue creada en 2010 por Benedicto XVI para vigilar las transacciones financieras en el marco de la lucha contra el blanqueo, el crimen organizado y la financiación del terrorismo.
En 2012, la Secretaría de Estado obtuvo una limitación de sus poderes, generando un juicio negativo de Moneyval, el organismo del Consejo de Europa encargado de evaluar las políticas de los Estados en la materia. En 2013, Francisco reforzó la AIF, creando también un comité de seguridad financiera para coordinar las instancias policiales y judiciales.
ENLACE: Carta apostólica que aprueba el nuevo estatuto de la Autoridad de Información Financiera (2013)
Juan Antonio Guerrero, un misionero para el “ministerio” de Economía del Vaticano
El papa Francisco acabó el jueves 14 de noviembre con el vacío de poder que había en la gestión de las cuentas de la Santa Sede al designar al jesuita extremeño Juan Antonio Guerrero, de 60 años, como nuevo prefecto de la Secretaría para la Economía. El cargo estaba vacante tras el cese de George Pell, aunque no ejercía sus responsabilidades desde que regresó a su país para defenderse de las acusaciones de pederastia.
Entre las nuevas tareas de Guerrero, se encuentran la de concluir el proceso de reforma de las estructuras financieras, de cara a la aprobación de la reforma de la Curia, que se prevé para marzo del año que viene, y seguir trasladando la imagen de transparencia en las instituciones económicas de la Santa Sede, en un momento en el que Roma se ha visto salpicada por el escándalo de las supuestas inversiones irregulares.
Guerrero tomará posesión a comienzos de 2020 de su nuevo cargo, que ejercerá en principio por cinco años. Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús, le ha pedido al Papa que haga una excepción y no ordene arzobispo al jesuita español, como se esperaría por tratarse de un prefecto de la Santa Sede.
Fue el responsable de esta orden religiosa en la provincia de Castilla entre 2008 y 2014, un período en el que se integraron los cinco territorios en que estaba dividida España, y desde 2017 trabajaba como delegado del superior general para las casas y obras interprovinciales en Roma.
La Pontificia Universidad Gregoriana, el Instituto Bíblico, la revista “La Civiltà Cattolica” y el Observatorio astronómico Vaticano han sido algunas de las instituciones que han estado estos dos últimos años bajo su responsabilidad. También cuenta con bagaje en tierras de misión, pues entre 2015 y 2017 desarrolló su apostolado en Mozambique, donde ejerció de ecónomo y coordinador de proyectos y captación de fondos.
“Es una persona que vale mucho. Es inteligente, discreto, preparado, sencillo y transparente. Sabe estar sin llamar la atención donde le corresponde”, cuenta sobre el nuevo prefecto de la Secretaría para la Economía el sacerdote Antonio Becerra, párroco de Santa María de Mérida, la parroquia a la que pertenece la familia de Guerrero. Amigos desde hace años, el sacerdote emeritense está convencido de que el jesuita “cuenta con todo lo que hace falta para colaborar con talento con el papa Francisco”.
ENLACE: Más sobre Juan Antonio Guerrero
El actual provincial de España, Antonio España, celebra con estas palabras el nombramiento de Guerrero: “Su espontaneidad aparece cuando conversas con él. Resulta destacable su capacidad para detectar problemas y definirlos lo mejor posible. Tiene una gran disposición al diálogo y a la escucha. También sabe cómo articular y exponer sus ideas de forma clara y firme. Mantiene y cultiva la amistad de forma intensa con los más cercanos. Disfruta, sobre todo, con los encuentros espontáneos y sencillos donde no hace falta aparentar, sino ser cada uno como es”.
Francisco nombró al nuevo gendarme de las finanzas de la Santa Sede (AIF)
Francisco designó a Carmelo Barbagallo, hasta ahora alto asesor del directorio de la Banca d’Italia (como aquí se llama el Banco Central) en materia de supervisión bancaria y financiera y en las relaciones con el Single Supervisory Mechanism (MSE, el mecanismo de vigilancia único, es decir, el marco legislativo e institucional que le da al Banco Central Europeo la autoridad de otorgar licencias a bancos).
Con una larga trayectoria en importantes puestos de control y vigilancia de alto nivel, nacional e internacional, según el currículum que difundió el Vaticano, Barbagallo sucederá al suizo René Bruelhart, que dejó su puesto la semana pasada en medio de grandes interrogantes.
Si bien la Santa Sede informó que la salida de Bruelhart se debía al fin de su mandato de cinco años, trascendió que en verdad renunció después de verse involucrado en el último escándalo financiero que estalló en el corazón de la administración central de la Iglesia Católica, a principios de octubre. Entonces la gendarmería del Vaticano realizó allanamientos sin precedente en oficinas de la Secretaría de Estado y de la AIF, encabezados por el promotor de justicia y ordenados por el Papa -tal como reveló él mismo al regresar de Japón-, al salir a la luz “cosas que no parecen limpias”.
Las irregularidades tienen que ver con una turbia inversión de 200 millones de euros en un inmueble de Londres realizada con dinero del Óbolo de San Pedro, es decir, con las donaciones que recibe el Pontífice para destinar a los pobres.
Al margen de los allanamientos, por estas operaciones “non sanctas” fueron suspendidos cinco funcionarios, entre ellos un “pez gordo”, Tommaso Di Ruzza, segundo de Bruelhart y director de la AIF. Esto significó un duro golpe para la AIF; tanto es así que, para defender a Di Ruzza, Bruelhart realizó otra investigación interna que concluyó que nadie había cometido ningún ilícito, según consignó un extraño comunicado del Vaticano hace unas semanas.
¿Cómo podría realizar una investigación paralela mientras la Justicia del Vaticano aún se encuentra indagando el mismo tema y ni siquiera interrogó a los funcionarios suspendidos? Por todo esto, la renuncia de Bruelhart, la semana pasada, volvió a provocar mucho ruido y generó, a su vez, la salida de gran parte del directorio de la AIF.
La designación de Barbagallo -siciliano, de 63 años, casado y con dos hijos y conocido por su lucha contra el reciclaje y la criminalidad de guantes blancos- fue muy bien recibida. Y fue relacionada con otra designación muy aplaudida que hizo el Papa hace unas semanas: la de otro italiano, Giuseppe Pignatone, exfiscal general de Roma y destacado exprocurador antimafia, como nuevo presidente del tribunal criminal de la Santa Sede. Ambos nombramientos, según expertos, volvieron a dejar en claro su determinación de seguir haciendo limpieza en las finanzas vaticanas.
“En el servicio del encargo recibido como guía de la AIF, trataré de aportar toda la experiencia acumulada en cuarenta años de trabajo en la Banca d’Italia, como inspector, como jefe de la vigilancia sobre el sistema bancario y financiero italiano y en el ámbito del sistema de supervisión bancaria europea”, dijo Barbagallo, en declaraciones a Vatican News, el portal del Vaticano.
ENLACE: Más sobre Carmelo Barbagallo
“Estoy seguro -agregó- de que la AIF sabrá dar la propia contribución, en su calidad de autoridad de control, para que los valores fundamentales de la rectitud y de la transparencia de todos los movimientos financieros en los que la Santa Sede está comprometida, continúen afirmándose y sean reconocidos”.
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Fuentes:
La Croix / Vida Nueva / Religión Digital / La Nación