La preocupación por el uso impropio de la ley y la presión a los jueces
1:00 p m| 14 jun 19 (LN/AICA).- Al cerrar una cumbre panamericana de magistrados sobre derechos sociales, el Papa manifestó su preocupación por el uso indebido de la ley para intervenir en la política, así como por la presión a los jueces que defienden los derechos sociales. Además de mostrarse preocupado por el denominado “lawfare”, Francisco aseguró que “no hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad”.
El evento, con el tema “Derechos Sociales y doctrina franciscana”, se ha presentado como la continuación de un encuentro similar del año pasado, realizado en la Universidad de Buenos Aires, donde se discutió la inspiración jurídica arraigada en los documentos fundamentales del magisterio del papa Francisco.
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“Aprovecho esta oportunidad de reunirme con ustedes para manifestarles mi preocupación por una nueva forma de intervención exógena en los escenarios políticos de los países a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales”, dijo Francisco, hablando ante un centenar de jueces de todo el continente americano en la Casina Pío IV, sede de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, donde disertaron sobre derechos sociales y doctrina franciscana.
“El lawfare, además de poner en serio riesgo la democracia de los países, generalmente es utilizado para minar los procesos políticos emergentes y propender a la violación sistemática de los derechos sociales”, advirtió Francisco, en un discurso de cuatro páginas. “Para garantizar la calidad institucional de los Estados es fundamental detectar y neutralizar este tipo de prácticas que resultan de la impropia actividad judicial en combinación con operaciones multimediáticas paralelas”, agregó. “El juicio previo, mediático, lo conocemos todos”, añadió, saliéndose del texto preparado.
Francisco le recordó a los magistrados de todo el continente que muchas veces la defensa o priorización de los derechos sociales sobre otros tipos de intereses, significan para ellos consecuencias y fuertes presiones. Esta actitud, destacó, “los enfrentará no sólo con un sistema injusto sino también con un poderoso sistema comunicacional del poder, que distorsionará frecuentemente el alcance de sus decisiones, pondrá en duda su honestidad y también su probidad”.
“Es una batalla asimétrica y erosiva en la que para vencer hay que mantener no sólo la fortaleza sino también la creatividad y una adecuada elasticidad”, resaltó. “¡Cuántas veces los jueces y juezas se enfrentan en soledad a las murallas de la difamación y del oprobio!”, exclamó. “Ciertamente, se requiere de una gran entereza para poder sobrellevarlas”, agregó.
En este sentido, destacó el hecho de que la Cumbre creó un Comité Permanente Panamericano de Jueces y Juezas por los Derechos sociales, que tiene entre sus objetivos “superar la soledad en la magistratura, brindando apoyo y asistencia recíproca para revitalizar el ejercicio de su misión”.
Al recordar que en 2015 les dijo a los integrantes de los Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra que tienen un “rol esencial” y que son “poetas sociales, creadores de trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para los descartados del mercado mundial”, utilizó para los jueces del continente una frase muy parecida.
“Estimados magistrados: ustedes tienen un rol esencial, permítanme que les diga que ustedes también son poetas, poetas sociales cuando no tienen miedo a ser protagonistas en la transformación del sistema judicial basado en el valor, en la justicia y en la primacía de la dignidad de la persona humana sobre cualquier otro tipo de interés o justificación”, dijo. Lo escuchaban entonces jueces de Estados Unidos, Brasil, México, Paraguay, Colombia y demás países de América.
Al principio de su discurso, el Papa subrayó la importancia de la “noble y pesada” misión de los magistrados, sobre todo en el “tiempo de crisis” actual, en el que “se verifica la paradoja de que por un lado hay un fenomenal desarrollo normativo, pero por otro un deterioro en el goce efectivo” de los derechos sociales. En este marco, indicó que “cada vez, y con mayor frecuencia, las sociedades adoptan formas anómicas de hecho, sobre todo en relación a las leyes que regulan los Derechos sociales, y lo hacen con diversos argumentos -carencias presupuestarias, imposibilidad de generalizar beneficios o el carácter programático más que operativo de los mismos”.
“Me preocupa constatar que se levantan voces, especialmente de algunos ‘doctrinarios’, que tratan de ‘explicar’ que los Derechos sociales son ‘viejos’, están pasados de moda y no tienen nada que aportar a nuestras sociedades. De este modo confirman políticas económicas y sociales que llevan a nuestros pueblos a la aceptación y justificación de la desigualdad e indignidad”, lamentó. “La injusticia y la falta de oportunidades tangibles y concretas detrás de tanto análisis incapaz de ponerse en los pies del otro -y no digo zapatos, porque en muchos casos esas personas no tienen-, es también una forma de generar violencia: silenciosa, pero violencia al fin”, advirtió.
Deploró, por otro lado, “la ‘injusticia social naturalizada’ y, por tanto, invisibilizada que sólo recordamos o reconocemos cuando ‘algunos hacen ruido en las calles’ y son rápidamente catalogados como peligrosos o molestos”. “Esto es uno de los grandes obstáculos que encuentra el pacto social y que debilita el sistema democrático. No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad”, sentenció, en un discurso que culminó con aplausos.
Francisco firmó luego la declaración final de la cumbre, así como el acta de creación del Comité Permanente Panamericano de Jueces por los derechos sociales antes mencionado. Después, de muy buen humor, saludó, uno por uno, a los magistrados presentes, entre los cuales muchos viejos conocidos. La mayoría aprovechó para hacerse bendecir rosarios y demás objetos religiosos.
Concedió, al final, una foto grupal en la entrada de la espléndida Casina Pío IV -edificio renacentista enclavado en los Jardines del Vaticano-, en la que el juez Andrés Gallardo, titular de un juzgado porteño en lo Contencioso Administrativo y Tributario y el “canciller” de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, el arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, organizadores del evento, tuvieron un lugar privilegiado.
Documento de compromiso: Declaración de Roma
Al concluir el Encuentro los participantes firmaron un documento de compromiso y conformaron un comité permanente panamericano para la participación de la Justicia en la tutela de los denominados derechos sociales. El comité está conformado por siete miembros que estarán en su cargo durante dos años.
“Los abajo firmantes, participantes de la primera Cumbre Panamericana de Juezas y Jueces sobre derechos sociales y doctrina franciscana, declaramos:
-Nos asiste una profunda preocupación por el deterioro de los sistemas normativos nacionales e internacionales y en particular por la degradación en el ejercicio universal de los derechos económicos, sociales y culturales
-Observamos un pronunciado proceso mundial de dualización social que conlleva a justicia estructural y violencia; minorías cada vez más pequeñas concentran en forma inédita la riqueza del plante, disminuyendo el bienestar y la dignidad de millones de seres humanos
-En forma paralela advertimos que el actual sistema económico mundial poco y nada hace, para preservar el equilibrio ambiental, coadyuvando en esta forma a una degradación integral de la existencia humana.
-La palabra y el ejemplo de Francisco nos interpelan sustantivamente y promueven independiente de nuestra creencia religiosa personal, replanteos y abordajes críticos de nuestra visión judicial.
-La actual situación de la humanidad exige de quien tenemos la enorme responsabilidad de controlar judicialmente el cumplimento de los derechos humanos una postura firme y valiente que limite en la práctica el avance de las prácticas destructivas y degradantes del hombre y del plantel.
-Consideramos que los Estados, asuman la operatividad incondicional de los derechos económicos, sociales y culturales y a los fines de su estricto cumplimiento, modifiquen su política presupuestaria logrando ecuaciones más equitativas y justas.
-Hacemos un llamado a todos los países para que alcancen los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, que son compromisos específicos y con plazo de nuestra generación, para cumplir con la declaración universal de los derechos humanos y los acuerdos relaciones con los derechos humanos.
-Hacemos un llamado a todos los países para que tomen medidas decisivas para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que son vitales para la supervivencia y el bienestar humano, especialmente para los pobres y las generaciones venideras.
-Entendemos que no hay posibilidad de vivir en paz y democracia en procesos políticos y sociales en los que se profundicen el descarte de las personas y la destrucción del medio ambiente.
-Alertamos sobre el uso que en la actualidad se hace de una parte del poder judicial para modificar escenarios políticos y económicos, desnaturalizando las funciones judiciales y destruyendo la democracia con el costo que eso implica para el desarrollo de los derechos humanos.
-Resaltamos que los sistemas de comunicación concentrados cuando actúan para presionar a los poderes públicos pierden su esencia y hacen peligrar la institucionalidad al sustituir los poderes públicos mediante operaciones mediáticas de dudosa legitimidad.
En este contexto de crisis planetaria, hacemos un llamado los colegas jueces de las Américas para asumir el rol que el ahora nos exige, coordinando esfuerzos, diseñando estrategias y ratificando de forma cotidiana nuestro compromiso con la dignidad humana y la paz global, como también para la revalidación de los derechos humanos en todas las dimensiones”.
Reivindicar los derechos sociales de los más desprotegidos
Entre los prestigiosos hombres y mujeres del Derecho, participó el Dr. Gustavo Moreno, argentino, Asesor Tutelar ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, quien expuso el primer día en el primer panel que abrió monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, obispo argentino que encabeza este espacio pontificio.
Moreno en su intervención sorprendió con temas que encontraron oídos muy atentos: los derechos sociales como prioridad ante pago de los servicios de la deuda externa, a la par que la referencia al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial.
En la Argentina y organizada entre otros por el mismo Moreno, en el 2018 se realizó la “Primera Jornada sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana”, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí la inspiración la dio Francisco a través de una carta en la que invitaba a poner la mirada en el otro, esa otra persona desplazada, la que llevará nuestros pensamientos y decisiones hacia actos “profundamente cristianos y esencialmente humanos”.
El Dr. Moreno llevó estas argumentaciones a la Casina Pío IV y al calificado auditorio corporizadas en las 20 recomendaciones que surgieron de aquella reunión:
1) la visibilización de los excluidos para que sus derechos sociales puedan ser reconocidos y exigidos;
2) el objetivo centrado en clases sociales ascendentes y no sociedades de castas y excluidos;
3) concebir la misión del sistema judicial como garantía del acceso a la justicia para las poblaciones vulnerables;
4) dejar de lado la visión burocrática identificada con la ideología del “trámite” y construir una justicia realmente humana;
5) entender que los pobres son parte de la solución, y no del problema, para fomentar su participación real;
6) establecer el acceso general e irrestricto a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, para obtener un orden y desarrollo sostenible e integral;
7) implementar mecanismos que garanticen la tutela judicial efectiva;
8) adaptar procedimientos administrativos y judiciales para lograr una proximidad desde y hacia los sectores vulnerables;
9) articular con organismos de la sociedad civil, en especial con la Iglesia Católica, que tiene un rol central en las comunidades más vulnerables;
10) efectiva y permanente presencia en los asentamientos precarios;
ENLACE. Todas las recomendaciones y reseña de la intervención del Dr. Gustavo Moreno
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Fuentes:
La Nación / AICA / Religión Digital / Télam