Francisco: No dejemos transcurrir en vano el tiempo de Cuaresma

9:00 a m| 13 mar 19 (VN/RD).- Una cita de la Carta a los Romanos –”La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios”– es el punto de partida para el mensaje de Cuaresma del Papa, en el que sugiere tres puntos de reflexión para todos los cristianos con la intención de “acompañar nuestro camino de conversión”: la redención de la creación, la fuerza destructiva del pecado y la fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón.

En la homilía del miércoles de ceniza, Francisco propuso los días de Cuaresma como un “tiempo para redescubrir la ruta de la vida” que nos permita “liberarnos de los tentáculos del consumismo y de las trampas del egoísmo, de querer cada vez más… la Cuaresma es un llamado a detenernos y ayunar de lo superfluo”. Y en un encuentro con sacerdotes romanos, hizo un llamado a no caer en la autosuficiencia y la autosatisfacción. Reunimos también enlaces a otras reflexiones para estas semanas de preparación a la Pascua.

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Los 3 consejos de Francisco para la Cuaresma 2019

1. La redención de la creación

“La celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo (cf. Rm 8,29) es un don inestimable de la misericordia de Dios”, señala el Papa en su mensaje. Y añade: “Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos –espíritu, alma y cuerpo–, estos alaban a Dios y, con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas, como demuestra de forma admirable el ‘Cántico del hermano sol’ de san Francisco de Asís (cf. Enc. Laudato si, 87). Sin embargo, en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte”.

2. La fuerza destructiva del pecado

Dice Francisco que, “efectivamente, cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas –y también hacia nosotros mismos–, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca”. Y precisa: “Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección, está claro que la lógica del todo y ya, del tener, cada vez más acaba por imponerse”, explica el Papa. “Como sabemos –continúa–, la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo”. Por eso, “cuando se abandona la ley de Dios, la ley del amor, acaba triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil”, subraya.

3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón

“La creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una ‘nueva creación’. En efecto, manifestándose, también la creación puede ‘celebrar la Pascua’. Y el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”. Según afirma, “la Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”.

Por último, Bergoglio pide que “no dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable”. “Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación”, concluye.

ENLACE: Mensaje completo del Santo Padre Francisco para la Cuaresma de 2019

 

Francisco: “La Cuaresma es una llamada a detenerse y ayunar de lo superfluo”

“Necesitamos liberarnos de los tentáculos del consumismo y de las trampas del egoísmo, de querer cada vez más, de no estar nunca satisfechos, del corazón cerrado a las necesidades de los pobres”, ha dicho Francisco en su homilía durante la misa de inicio de la Cuaresma, celebrada el 6 de marzo, en la basílica de Santa Sabina all’Aventino (Roma). “La Cuaresma se abre con un sonido estridente, el de una trompeta que no acaricia los oídos, sino que anuncia un ayuno”. “Es un sonido fuerte, que quiere ralentizar nuestra vida que siempre va a toda prisa, pero a menudo no sabe hacia dónde”, en definitiva, un tiempo que es una “llamada a detenerse, a ir a lo esencial, a ayunar de aquello que es superfluo y nos distrae”.

“Es un despertador para el alma” cuyo sonido llama a la conversión, ya que “si tenemos que regresar, significa que nos hemos ido por otra parte”. Y es que la Cuaresma “es el tiempo para redescubrir la ruta de la vida”. Un camino en el que “como en todo viaje”, lo que realmente importa es “no perder de vista la meta”. Por eso, el Papa ha señalado que “cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿en el camino de la vida, busco la ruta? ¿O me conformo con vivir el día, pensando solo en sentirme bien, en resolver algún problema y en divertirme un poco?”.

En este miércoles de ceniza, se ofrece este “signo que nos hace pensar en lo que tenemos en la mente”. Así, la “ligera capa de ceniza que recibiremos es para decirnos, con delicadeza y sinceridad” que de todas las cosas que “tienes en la mente, detrás de las que corres y te preocupas cada día, nada quedará”, ya que, por mucho que “te afanes”, lo cierto es que el ser humano no se lleva “ninguna riqueza” de esta vida.

Vivir para el fuego, no para las cenizas

“Las realidades terrenales se desvanecen, como el polvo en el viento”, ha añadido Francisco. Mientras, las personas estamos inmersas en una “cultura de la apariencia” que “nos lleva a vivir por las cosas que pasan”, pero que sin embargo “es un gran engaño”, ya que es similar a “una llamarada” de la que, una vez terminada, “quedan solo las cenizas”. Por eso, Jorge Mario Bergoglio ha subrayado que la Cuaresma es “volver a descubrir que estamos hechos para el fuego que siempre arde, no para las cenizas que se apagan de inmediato”, es decir, “por Dios, no por el mundo; por la eternidad del cielo, no por el engaño de la tierra; por la libertad de los hijos, no por la esclavitud de las cosas”.

“En este viaje de regreso a lo esencial”, la limosna, la oración y el ayuno son los tres pasos que “devuelven” a los cristianos “a las tres únicas realidades que no pasan”. Es decir, “la oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el prójimo; y el ayuno con nosotros mismos”. Y es que Dios, los hermanos y la propia vida son las tres realidades “que no acaban en la nada y en las que debemos invertir”.

Francisco ha recordado a los presentes que el corazón “es como una brújula en busca de orientación”, o como “un imán que necesita adherirse a algo”. Pero, si solo se une a las cosas terrenales “se convierte, antes o después, en esclavo de ellas”. Sin embargo, si se adhiere “a lo que no pasa”, las personas pueden “encontrarse a si mismas y ser libres”. Por eso, la Cuaresma “es un tiempo de gracia para liberar el corazón de las vanidades”.

Para finalizar, el Papa ha recordado que “Jesús en la cruz es la brújula de la vida, que nos orienta al cielo”, ya que su desprendimiento por amor “nos muestra la necesidad de una vida más sencilla, libre de tantas preocupaciones por las cosas” y enseña una “renuncia llena de valentía”.

ENLACE: Homilía completa del Papa en Misa de bendición e imposición de la ceniza

 

El Papa llama al clero a “no caer en la autosatisfacción”

“Nunca debemos dejar de advertirnos los unos a los otros de la tentación de la autosuficiencia y la autosatisfacción”, ha dicho el papa Francisco en un encuentro a puerta cerrada con los miembros del clero romano el 7 de marzo, en la tradicional liturgia penitencial de inicio de la Cuaresma, celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán.

De la misma manera, el Papa ha recordado que no “formamos el pueblo de Dios” por iniciativa o mérito propio, “sino por su gracia”, sin la cual “no podríamos hacer nada”. “Pensar de nosotros mismos de forma autocomplaciente es muy malo y siempre nos hará daño”, ha añadido.

Francisco ha señalado que, aunque “por un tiempo podemos salirnos con la nuestra”, la realidad es que, “al caminar solos, la autosuficiencia estalla” para convertirse en “soledad”. Por este motivo, “es bueno tener un poco de miedo a nosotros mismos, a nuestra omnipotencia, a nuestra astucia, a nuestro doble juego”.

“Somos especialistas en inventar situaciones”, ha subrayado Francisco, animando a los presentes a “quitarse los cosméticos del alma” para comprobar “que no somos hermosos”. Asimismo, haciendo referencia a los casos de abusos a menores, ha advertido de que “el pecado nos desfigura, y sufrimos con la experiencia humillante cuando nosotros mismos o uno de nuestros hermanos sacerdotes u obispos caemos en el abismo sin fin del vicio, la corrupción o, lo que es peor del crimen que destruye las vidas de otros”.

“Es evidente que el verdadero significado de lo que está ocurriendo se encuentra en el espíritu del mal”, ha mantenido. Sin embargo, el Señor está “purificando” a su Iglesia “para convertirnos a todos”. “Nos está haciendo experimentar esta prueba para que entendamos que sin Él somos polvo”, ha apostillado, recalcando que, de esta manera, “nos está salvando de la hipocresía”.

ENLACE: Mensaje completo al clero de Roma

 

10 palabras para empezar la Cuaresma con buen pie

La ceniza representa el carácter purificador de la Cuaresma, el tiempo litúrgico de la penitencia y la conversión por antonomasia. Por eso la revista Vida Nueva, en este inicio de cuaresma repasa algunas de las palabras que pueden iluminar estas semanas de preparación a la Pascua.

1. Ceniza. Los civilizaciones antiguas, también la bíblica, tenían ya interiorizado el gesto de cubrirse con ceniza la cabeza como señal de luto o de arrepentimiento profundo. También en el cristianismo formó parte del proceso penitencial como señal de conversión. De ahí se institucionalizó en Roma un rito de imposición de ceniza al iniciar los cuarenta días de penitencia y conversión. Tiempo necesario, según la biblia, para que las decisiones maduren.

2. Ayuno. Francisco recomienda “ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, para saciar nuestra avidez, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón”.

3. Oración. Una de las claves espirituales de la cuaresma. En el mensaje para este año, el Papa pide “orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia”.

4. Limosna. “Dar limosna para salir de la necedad de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad”, según Bergoglio.

5. Misericordia. “La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales”, escribía Francisco en su mensaje para la Cuaresma del Año de la Misericordia en 2016.

6. Pobreza. “Que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza”, deseaba el papa Francisco en 2014.

7. Conversión. “Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc 1,15) es una de las frases que más repetirán los sacerdotes en el Miércoles de Ceniza. Un versículo que recoge bien el espíritu penitencial del tiempo. Las lecturas de la liturgia del día son eminentemente expresivas al respecto: “Volveos al Señor, vuestro Dios, y desgarrad vuestro corazón en vez de desgarrar la ropa…”(Joel 2, 13), se lee en la primera lectura. La Cuaresma es acoger la invitación de Jesús para ir a lo más profundo de nosotros mismos, a ser coherentes y sinceros a la vez que nos soñamos mejores.

8. Corazón. “Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI. Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro”, escribió Francisco en su mensaje para la Cuaresma de 2015.

9. Alegría. La Cuaresma no es el tiempo de las caras largas o avinagradas. Es el momento de una profunda alegría esperanzada. “Nuestro mundo, necesitado de Resurrección, espera sobre todo del cristiano que dé razón de su esperanza” escribía José María Avendaño en el Pliego de Cuaresma de Vida Nueva en 2011. Y es que la Cuaresma es “un camino de preparación para celebrar y vivir a fondo el misterio central de nuestra fe, que es la Resurrección de Jesucristo y la promesa de nuestra propia resurrección. En realidad, la Cuaresma presenta una visión alegre del mundo”.

10. María. El ‘Stabat Mater’ es el himno mariano por excelencia de este tiempo de Cuaresma. Las imágenes de la Dolorosa que procesionarán por las calles durante la Semana Santa nos ayudan a entrar en la auténtica Pasión de Jesús. “¡Oh dulce fuente de amor!,/ hazme sentir tu dolor/ para que llore contigo./ Y que, por mi Cristo amado,/ mi corazón abrasado/ más viva en él que conmigo”, versionó Lope de Vega.

 

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Fuentes:

Revista Vida Nueva / Religión Digital

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