La espiritualidad rusa a través del arte llega al Vaticano
7:00 p m| 5 dic 18 (VN/EFE).- Más de medio centenar de obras de la Galería Tretiakov (más importante de Rusia) se exhiben en el Vaticano en una “peregrinación” por la espiritualidad y el arte rusos a través de íconos antiguos y la pintura de los siglos XIX y XX. La muestra, que podrá visitarse gratuitamente hasta el 16 de febrero de 2019, se ha instalado en la galería Braccio di Carlo Magno, un espacio de una simplicidad elegante situado en un flanco de la Basílica de San Pedro, bajo la Columnata de Bernini. Buena parte de las pinturas de la exposición no han salido jamás de Rusia, como destacó Zelfira Tregulova, directora de la Galería Tretiakov.
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“Estamos ante una de las muestras sobre arte ruso en el extranjero más insólitas de las últimas décadas. Las obras que brindamos constituyen la quintaesencia de la identidad artística rusa”, explicó Zelfira Tregulova, directora de la Galería Tretyakov.
Después que la muestra “Roma Aeterna” que en otoño del 2016 viajó hasta Rusia, para exponer 42 cuadros de la Pinacoteca vaticana, toca ahora en el Vaticano tener este huésped de honor.
Si en aquella ocasión grandes obras de arte de Bellini, Rafael o Caravaggio procedentes de los Museos Vaticanos viajaron a la capital rusa, esta muestra constituye otro hito de colaboración con el que las dos grandes instituciones esperan repetir el éxito. La directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, dijo que en verdad, la belleza “crea puentes, acerca las culturas diversas y crea hermandad”. Lo escribió en la introducción del catálogo: “Peregrinación por el Arte Ruso: de Dionysius a Malévich”.
A cinco años del encuentro en el Vaticano entre el papa Francisco y el presidente ruso Vladimir Putin, cuando se pusieron las bases para este intercambio de préstamos del arte, y a dos años del excepcional éxito de la muestra en Rusia, de la Pinacoteca vaticana, el Brazo de Carlo Magno hospeda esta muestra rusa.
Esta exposición son 54 obras de arte, muchas de las cuales salidas por primera vez de sus museos, donde se encuentran custodiadas. Los cuadros se han instalado en lo que es un recorrido expositivo sencillo y elegante, que sigue a la majestuosa arquitectura del Bernini. La muestra no sigue un recorrido cronológico, sino que recorre el arte figurativo rusa del siglo XV al siglo XIX.
La directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, explica a Vatican News que el mensaje de la muestra es “la unidad del alma espiritual rusa, y es la misma unidad desde el siglo XV hasta principios del XX con Malevic. Y se interpreta al final de la exposición con un trabajo fuerte y provocativo que es la ‘Plaza Negra’, que en la exposición se coloca al lado de un ícono del Último Juicio del siglo XV, un ícono muy tradicional”. Los curadores, agrega Jatta, “han hecho una elección muy especial. No hay un proceso cronológico y ni siquiera hay un proceso temático e iconográfico. Son simplemente combinaciones que deberían llevar a los visitantes a una especie de ascensión, que nos permite razonar sobre ciertos temas de la espiritualidad rusa”.
Para ello, se han buscado analogías inesperadas pero finalmente evidentes para el visitante entre obras separadas por muchos siglos y de estilos totalmente dispares. Así, por ejemplo, la “Aparición de Cristo al pueblo”, de Alexándr Ivánov, se encuentra junto a dos iconos: “Bautismo” y “Transfiguración”.
El “Dolor inconsolable”, de Iván Kramsky, se opone al icono “No llores por mí, Madre”, mientras su pintura “Cristo en el desierto” se encuentra junto al “Cristo en la cárcel (Cristo sentado)”, una escultura de madera del siglo XVIII de Perm. “El baño del caballo rojo” (1912), del simbolista Petrov-Vodkin, se empareja con otra escena de hombre a caballo, el icono de “El milagro de San Jorge y el dragón”, del siglo XVI.
Los atrevidos paralelismos llegan a uno de sus puntos culminantes con el gran icono del “Juicio universal” (segunda mitad del siglo XVI, Nóvgorod) situado junto al “Cuadrado negro” que pintó Malévich en 1915.
Entre otras grandes pinturas que han salido de la Tretyakov para ser exhibidas en el Vaticano se encuentran “El visitante inesperado”, “Procesión religiosa en la provincia de Kursk” y “Antes de la confesión”, las tres de Ilyá Repin; “El demonio (sentado)”, de Mijail Vrubel; “Trinidad”, de Natalia Goncharova, o “Moscú. Plaza Roja”, de Kandinsky.
Los comisarios de la exposición son Arkady Ippolitov y Tatyana Udenkova. El primero subrayó en la rueda de prensa de presentación la “unidad” de las obras expuestas pese a su diversidad cronológica, mientras que Udenkovav aseguró que en el arte ruso “nunca se interrumpió la conexión con el arte antiguo, aunque la pintura moderna se dedicara a otros temas”.
Luego, Ippolotov agregó que “la Plaza de San Pedro es el centro de la cultura europea y también el centro espiritual de Europa. Por eso, la exposición es en primer lugar sobre la espiritualidad y sobre cómo el alma toma forma en Rusia”.
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Fuentes:
Vida Nueva / Agencia EFE / Vatican News