“La escuela católica, antes de ser católica es escuela”
7:00 a m| 12 jun 18 (RD).- Tener la capacidad de responder a los desafíos contemporáneos es una tarea prioritaria para las escuelas católicas, y esto será consecuencia de un diálogo con pedagogías que han emergido de ese mismo contexto. Es una de las claves que destaca en una entrevista a Óscar Pérez Sayago, secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), destacado organismo enfocado en la enseñanza en América Latina. Luego, agrega que “repasando la historia vemos que muchos fundadores fueron innovadores en su tiempo y que la escuela católica, su tradición, está fundada en la innovación, en mostrar el cambio”.
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-Eres el secretario general de la CIEC, la Confederación Interamericana de Educación Católica. ¿Qué es la CIEC?
Es la Confederación Interamericana de Educación Católica, representamos a las escuelas católicas desde Canadá hasta Argentina.
-No es solo Latinoamérica entonces.
Exacto. Tenemos cinco regiones grandes y tres idiomas: inglés, español y portugués. Nuestro trabajo es agrupar y unir la escuela católica de América bajo el principio de conservar la identidad y potenciar la calidad de la escuela católica.
-¿De cuántos colegios y alumnos estamos hablando?
Estamos trabajando por tener información exacta de esto. Se dice que, con los colegios y las federaciones que contamos, tenemos más de 25.000 colegios en América. Las federaciones más grandes son EE.UU., que tiene 7.000 colegios y México, que tiene 4.000. Luego está Brasil con 2.000 y las federaciones de colegios de Centroamérica, con alrededor de 50 o 60. Esto significa que somos la fuerza más viva en educación en todo el continente. No solo católica, sino en educación en general.
-Hablabas de distintos idiomas. Pero también de distintas realidades, porque no es lo mismo la realidad de Suramérica que la de México, y no digamos la de Canadá o EE.UU. ¿Cómo se aborda ese desafío? Y más siendo un hermano menor de los norteamericanos, que a veces son muy suyos.
Fue curioso, cuando EE.UU. ingresó a la CIEC, el presidente de EE.UU. me contestó a un correo que yo había mandado en el que le decía que juntos somos más en un solo continente. Me dijo: “Óscar, recuerde que somos dos continentes; América del Norte y América del Sur”. Yo le respondí: “No; somos uno”. Y es así de interesante, porque hay que reconocer que somos el mismo continente, la misma tierra y, aunque con distintas experiencias, tenemos un solo objetivo, que es trabajar por la escuela. Él me decía que en EE. UU. el 30% de su escuela es de inmigrantes. Sobre todo en español. Por lo tanto, hay un trabajo interesante para compartir y, sobre todo, para aprender juntos.
-Desde luego. Pero el problema de la violencia, por ejemplo, es diferente.
Sí hay países con más nivel de agresión y de violencia, como México y Colombia, por ejemplo. Pero si vamos a ver el nivel de bulling, nos encontramos con que es un tema constante en toda América.
-Un problema que al papa Francisco, que por cierto es el primer papa americano de la historia, le preocupa muchísimo. Y es algo para lo que la instituciones de Iglesia tienen mucho que trabajar, aunque también están siendo pioneros.
Sí, precisamente nosotros, como CIEC, queremos renovar el espíritu de la escuela católica. Generalmente a la escuela católica en América nos la han tildado de ser tradicional y conservadora. El objetivo de la CIEC es demostrar que desde nuestros inicios estamos apuntando por responder a los desafíos.
Precisamente estamos en España para el proyecto “No te calles”, de denunciar el acoso escolar. Queremos hacer un convenio para atajar el bulling, el matoneo. Pero todo esto tiene que ver con tocar temas fundamentales de la educación como la familia, las realidades y los maestros, que también nos tenemos que formar para dar una respuesta.
-La autoridad de los maestros y su propia capacidad, al menos en España, ha descendido muchísimo. También el propio concepto de maestro. A esto se añaden los propios problemas que tienen ellos a nivel laboral, incluso psíquico: las situaciones en algunos colegios, la falta de autoridad, los conflictos con los propios padres, etc.
Los maestros sufren. El Papa, en el congreso de Brasil de la CIEC decía: Primero, que son los más mal pagados de América. No sé aquí, en España, pero en Colombia, seguía diciendo el Papa, a pesar de ser la profesión más importante, es la peor pagada. Segundo, que los maestros sufren el desprestigio de la familia; los padres son más agresivos que los mismos hijos, desprecian la labor docente.
Y tercero, que sufrimos también el desprecio de los muchachos, porque usted hace una encuesta y pregunta a los muchachos qué quieren ser, y ninguno quiere ser docente. Creo que tenemos la tarea de dignificar la profesión docente, que la Iglesia lo ha hecho. Trabajar por dignificar la profesión y darles herramientas para enfrentar los grandes problemas que tiene la escuela hoy en día.
-¿Es un niño un bicho raro si estudia en un colegio católico?
En algunos lugares, todavía.
-¿Qué podemos hacer para romper ese prejuicio?
Para ilustrar estos prejuicios podemos fijarnos en un vídeo de Los Simpson en que Homero le dice a Bart que lo ponen en un colegio católico porque ahí lo castigarán, lo juzgarán y lo mandarán al infierno. Como confederación estamos trabajando en romper esos prejuicios en torno a la escuela católica. Acabamos de tener, en enero, el congreso de escuela católica “Trabajando la innovación”.
Repasando la historia vemos que muchos fundadores fueron innovadores en su tiempo y que la escuela católica, su tradición, está fundada en la innovación, en mostrar el cambio. Y hoy, recorriendo América he visto cómo la escuela católica responde a los intereses, a las realidades.
Estamos haciendo presencia en un continente cada vez más difícil en muchos sentidos: corrupción política, crisis económica y desempleo, globalización cultural que, si bien nos permite entrar en contacto con el mundo, a veces hace que perdamos nuestra propia identidad.
Por lo tanto, al hablar de formación integral la escuela está apuntando a estos desafíos en todos los estratos sociales, porque educamos a los más pobres, a la clase media, pero también a la clase política y la élite, en nuestro continente.
-Decías que estás aquí porque participas en el congreso In&Out de Edelvives. Tenéis ahí una alianza también con la fundación, lo has comentado, con el proyecto contra los abusos “No te calles”. ¿Qué significa esa vía?
Desde la escuela católica América reconoce que no hay exclusividad, sino que estamos abiertos a entrar en contacto, y el objetivo es sumar. El año pasado firmamos una alianza con la editorial Edelvives y la Fundación Edelvives para trabajar en común temas que beneficien a la escuela católica. Gracias a esto participaron en nuestro congreso en enero, donde se trabajó el tema espiritualidad, un tema que en América está latente porque durante mucho tiempo hemos educado seres religiosos pero poco espirituales. A veces sufrimos de bulimia pastoral en nuestros colegios.
Entonces, el objetivo es trabajar la espiritualidad para que la religiosidad sea vivida equilibradamente. Y Edelvives nos ha ofrecido herramientas de trabajo. Desde mañana empezamos a trabajar, en esta semana, todo el proceso de denuncia de “No te calles”, de que la escuela católica, junto con estas instituciones trabajamos por defender los derechos de los niños y de los jóvenes.
También estaré en pastoral In&Out, en el encuentro sobre acompañamiento a los jóvenes, pues las realidades juveniles nos obligan a responder también de manera distinta. En definitiva, se trata de entrar en la realidad de ellos para salir con la nuestra; formarlos integralmente pero entendiendo el contexto en que viven para responder.
-El tema de los abusos que, en la cuestión de la Iglesia, desgraciadamente está muy de moda. No solo hay abusos en la Iglesia, pero sí que es verdad que cuando se da en la Iglesia hay un doble componente, porque estamos hablando de una institución que no solo debería vender normas de buen comportamiento, sino también un mensaje: el mensaje del Evangelio de Jesús.
Sí. Lastimosamente, porque todas estas noticias que se revelan a diario, de una u otra manera, afectan a la escuela católica. En un informe de escuela católica del Vaticano encontramos que, precisamente en América, a pesar de ser la escuela católica más numerosa, han disminuido los estudiantes. Y estudiando las causas nos damos cuenta de que han disminuido por todos estos problemas de la Iglesia católica.
Como por ejemplo el caso de Chile. Yo creo que ahí tenemos que hacer un trabajo formativo con los maestros de acompañamiento a los estudiantes, y también de denuncia, frente a las cosas que no están bien. El Papa ha sido claro en denunciar y atacar todo aquello que dañe la dignidad de los niños y jóvenes que asisten a nuestras escuelas.
-¿Cuáles crees que son las claves de la escuela católica para hoy y para el futuro que, entiendo, es el gran trabajo que tenemos pendiente?
Nosotros entendemos que la escuela católica, antes de ser católica es escuela. Entonces, lo primero que tenemos que hacer es entrar en diálogo con las pedagogías contemporáneas para responder a los desafíos. En América vivimos procesos de suplencia de competencias: en algunos países se suple al Estado en educación, en otros se compite con el Estado. Pero yo creo que tenemos que hacer una verdadera presencia.
Creo en lo que el Papa dice de romper con la dictadura del adjetivo y darle importancia al sustantivo. Si la escuela católica reconoce que primero es escuela y que por medio del saber se transforma el ser humano y se transforma la sociedad, pues podemos ser católicos.
El principal desafío que tenemos como escuela católica en América es velar por conservar la identidad rompiendo la bulimia pastoral, porque la escuela no es una parroquia. Pero también trabajar por la calidad de la educación. Y si nosotros formamos humana y cristianamente a los muchachos, vamos a transformar la sociedad.
-Buenos ciudadanos que además serán cristianos. Porque un cristiano no deja de ser ciudadano de la sociedad en la que esté.
Precisamente nuestro objetivo como escuela católica es formar buenos seres humanos. Y si son cristianos, un punto más todavía. Pero jamás hacemos proselitismo. Yo creo que toda nuestra federación en América estamos trabajando en este mismo sentir.
Dice el padre André Fossion que el objetivo de la escuela como tal es entretejer tejidos de fraternidad, fortalecer la fraternidad en la escuela. Entonces, si fortalecemos la escuela podemos construir el Reino de Dios desde la escuela para la sociedad; ese es el objetivo.
Hay que convencer con el ejemplo y no con el libro, única y exclusivamente. El Papa dice que se evangeliza con el testimonio, la coherencia y con la conmoción. No ser patrones de finca, sino buscar de qué manera estamos cercanos a los estudiantes para acompañarlos. Y cuando se acompaña no se ofende, se confronta. Es la meta que buscamos con las nueva generaciones.
-No es la primera vez que lo dice el Papa; educar en las tres dimensiones: con la cabeza, el corazón y las manos. Y que hay una educación integral en ese sentido: que se piense como se siente, cómo se hace, etc. Con todas la derivadas que tiene.
En América hablamos de formación integral. El Papa sintetiza en esas tres, nosotros reconocemos que son diez las dimensiones del ser humano: el ser político, el ser social, el ser estético, el ser ético, el ser ecológico, ahora con “Laudato si”, pero también el ser tecnológico, el ser espiritual. Bueno, se me olvidan tres o cuatro, pero lo primero que debe ser característico en la escuela católica es que educamos integralmente. Si hacemos esto podemos trabajar pastoralmente. Rompiendo el esquema de que la escuela es una parroquia, buscamos saber transformar a los niños y jóvenes que están ahí, y con ellos transformar la sociedad.
-Transformando la escuela católica podemos transformar también el resto de la Iglesia.
Claro. Aunque, el Papa lo dice, la tarea de educación es difícil porque no queda en la escuela, luego llegan los niños a la casa y ven otro ambiente distinto. La pregunta es cómo ser el segundo hogar si no hay un primero. Para solucionar eso, el objetivo es fortalecer la familia, que creo que a veces en la escuela la hemos dejado a un lado. Fortalecer las instituciones. Como decíamos, también en la política hacer un trabajo fuerte fomentando otras actividades, como el deporte, por ejemplo.
-No hacer compartimentos estanco, sino que todo esté relacionado, como la propia vida lo está.
Incluso con las mismas empresas. Ahora que se habla de fortalecer las relaciones de empresa-escuela, ver cómo humanizamos también la empresa. Porque nuestros estudiantes van a salir a dirigir esas empresas. En definitiva, cómo formamos y transformamos el mundo donde nos encontramos.
-¿Cuál es tu relación con Francisco? ¿Se conocen?
Tuve la gracia de conocerlo en el 2016, en agosto. Le dije: papa Francisco, soy colombiano. Y me dijo: qué culpa tengo yo que usted sea colombiano. Fue curiosa esa respuesta, pero ha sido interesante, porque queremos llevar el pensamiento de Francisco a la educación.
Creo que él es un gran educador: su apuesta, el congreso de Roma, el mensaje que mandó a Brasil el año 2016 nos está iluminando. El problema es llevarlo a la práctica. Nos ilumina bastante, pero hay que hacer el trabajo por llevar a la práctica su propuesta educativa también.
-Tienes 32 años, eres joven y ahora en octubre tenemos un sínodo sobre los jóvenes que, la dinámica, igual había que pensar en cambiarla. Pero en todo caso: ¿qué esperas, como joven católico, de este sínodo?
Al ver el tema de los sínodos y la preocupación del Papa por los jóvenes nosotros, como escuela católica, nos adelantamos. Y del 1 al 3 de junio vamos a hacer el Segundo Encuentro de Pastoral Educativa con el tema “Acompañamiento pastoral a los jóvenes”. En ese encuentro, en el que también nos acompañará Edulvives y otras empresas que nos apoyan, queremos reflexionar sobre el contexto en el que viven los jóvenes para dar un acompañamiento adecuado. Y queremos compartirle a los obispos, mandar esas conclusiones de nuestro evento.
Lo que nos dicen estos veinticinco mil niños y jóvenes que estudian en nuestras escuelas. Por medio del cardenal Rodríguez Maradiaga, que es nuestro directo espiritual, queremos enviar al sínodo estas conclusiones donde los niños y jóvenes, el Papa lo dice en el libro “Dios es joven”, requieren novedad. Que sirva de documentación para estudiar cómo hacer para, la escuela y la pastoral, acercarnos a los niños y a los jóvenes con esta novedad. Esto requiere cambiar la mirada, cambiar las acciones.
-Una institución que se supone que es muy vieja.
El Papa dice en el libro: “Dios es joven porque es novedad constante”. Los jóvenes nos piden novedad y esto requiere que tengamos que cambiar nuestro lenguaje, nuestra manera de acercarnos, de dialogar. Y por eso vamos a reflexionar en el encuentro de pastoral en República Dominicana sobre esta realidad para compartirlo con la Iglesia.
Creo que los obispos quieren dar una respuesta y escuchar a los jóvenes, y nosotros compartirles qué nos dicen los niños y jóvenes desde la escuela. Al final la escuela, como institución formal, sigue siendo una institución muy importante, y desde ahí tenemos algo que aportar al sínodo.
En el encuentro vamos a tener el lanzamiento del libro “Dios con nosotros”, del cardenal Maradiga. Vamos a compartirlo con la intención de iluminar, y llenarnos también de formación para responder adecuadamente, porque a veces respondemos como nos educaron a nosotros y resulta que con los niños y jóvenes de ahora hay que hablar de manera distinta: acercarnos por medio de la música, la moda, los imaginarios.
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Fuente:
Religión Digital