Dos sacerdotes cuyos mensajes necesitamos

9:00 p m| 30 jun 17 (VN/BV).- Dos personajes cuyo testimonio inspiran a Francisco el modelo de sacerdote para la Iglesia de hoy, lo movieron a rendirles homenaje peregrinando a sus tumbas. Son dos grandes italianos del siglo pasado: Don Primo Mazzolari y Don Lorenzo Milani.

No se trata de sacerdotes canonizados, sino que han vivido su ministerio unidos a Cristo y a los pobres, con fuerte espiritualidad; que han vivido el Evangelio inculturado en el tiempo preciso que les tocó vivir, metidos entre el pueblo santo de Dios, entre la gente. Y que por eso tuvieron también serias dificultades y problemas.

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Ha sido una visita privada, no oficial, en la que el Papa ha rezado ante las tumbas de los presbíteros y se ha encontrado con quienes los han conocido. Una peregrinación, ha dicho, “sobre las huellas de dos párrocos que han dejado una senda luminosa, por ‘incómoda’, en su servicio al Señor y al pueblo de Dios”.

Y es que, ha resaltado Francisco, “los párrocos son la fuerza de la Iglesia en Italia; cuando son el rostro de un clero no clerical, están dando vida a un verdadero y auténtico ‘magisterio de los párrocos’, que hace tanto bien a todos”.


Primo Mazzolari y el “catolicismo social”

La primera parada del viaje ha sido Bozzolo, en la diócesis de Cremona, adonde el Papa ha llegado en helicóptero a las 9:00 h.

Primo Mazzolari (1890-1959) destacó por sus publicaciones en oposición al fascismo, los excesos del comunismo y el apoyo a las resistencia. Fue uno de los fundadores de la Democracia Cristiana italiana y el creador del periódico ‘Adesso’ (‘Ahora’), la acción periodística le valió para ser conocido como el “párroco de Italia”. A esta localidad de Mantua llegó en 1921, y volverá en 1932 ya como párroco hasta el final de sus días.

El papa Francisco ha rezado ante la tumba del sacerdote, declarado Siervo de Dios. Ante la comunidad parroquial, le ha rendido un homenaje recordando cómo el “catolicismo social” se fue desarrollando en la región y ha reivindicado la fuerza de “la gracia de Dios que recorre incesantemente hacia el mundo” y que se expresa en la palabra, “predicada y escrita”, del párroco de Bozzolo.

Para Bergoglio, Mazzolari fue un sacerdote que “ha buscado cambiar la Iglesia y el mundo a través de un amor apasionado y una dedicación incondicional”. Primo Mazzolari fue “un párroco convencido de los destinos del mundo se maduran en la periferia, y ha hecho de su humanidad un instrumento de la misericordia de Dios”; tanto es así que se le ha llamado el “párroco de los alejados, porque los ha amado y buscado siempre, se ha preocupado no de definir sobre la mesa un método de apostolado válido para todos y para siempre, sino de proponer el discernimiento como camino para interpretar el ánimo de cada persona”. Y es que, ha dicho Francisco, “el sacerdote no es uno que exige la perfección, sino que ayuda a cada uno a dar lo mejor de sí”.

A partir de su ejemplo, el Papa ha pedido decisión a los presbíteros para ser “Iglesia pobre para y con los pobres, la Iglesia de Jesús”, que Mazzolari definía como “existencia incómoda”.

ENLACE: Discurso conmemorativo del Papa Francisco – Primo Mazzolari


Don Primo Mazzolari y “la más pobre de las misas”

El 28 de enero de 1959, don Primo estaba sereno. A pesar de todo. A pesar del ruido que se estaba haciendo a propósito de su persona: quizá estaba acostumbrado. O quizá no. Por lo demás hacía ya más de cuarenta años que “el predicador de la Baja mantovana” llevaba diariamente sobre sus espaldas el pesado fardo de polémicas que sus palabras provocaban en la Iglesia y en el mundo.

“Los clásicos de la predicación cristiana”, decía, “son para mí las Sagradas Escrituras, los Padres, y los escritos de los santos y de los místicos, cuyo conocimiento aportaría consistencia y amplitud a la doctrina. La teología ofrece los conocimientos, el alma hay que encontrarla en otro lugar”.

Hacía muchos años que el predicador don Primo Mazzolari respondía a las llamadas que le llegaban desde toda Italia. Siempre había deseado conversar “con autoridad caritativa” y “con sentimiento paternal”, estaba convencido de que era necesario “sentirse a la gente a la que se habla cercana y querida, interpretar su ánimo”. Siempre había dialogado con todos, sin pretensiones o prejuicios ideológicos ni religiosos, porque sabía que la fe no se la puede dar uno mismo, ni tampoco puede darla. “Puedo darla a conocer, dar testimonio de ella, pero ‘el aceite de la lámpara’ viene del Padre de las luces”. Sus palabras habían sabido suscitar no solo polémicas, sino también fervores y esperanzas en muchos hombres, cristianos y no cristianos.

Mucho antes, al comienzo de los cuarenta don Primo ha publicado una decena de libros y su fama de sacerdote predicador ha superado los confines de la diócesis. En los textos que salieron durante aquellos años, don Primo habla también de su deseo de reformar la acción evangelizadora de la Iglesia, profundizando en los temas de la apertura a los “lejanos” y de la atención a los pobres y los marginados. Apertura y atención a todos los hombres.

Escribe: “Y cuando digo “quiero ver al hombre”, no me refiero al hombre de los filósofos, que no me interesa, como tampoco me interesa el dios de los filósofos. Me refiero al hombre real, al hombre verdadero, en carne y hueso: es decir, a alguien al que puedo tocar. Y este hombre al que puedo tocar y que pide piedad soy yo mismo. El hombre es pobre\, todo hombre. No por lo que no tiene, sino por lo que es, por lo que no le es suficiente, y que le convierte en mendigo en todas partes, tanto si tiende la mano como si la cierra”.

Fue precisamente uno de estos libros, La più bella avventura. Sulla traccia del “prodigo” –fruto de las predicaciones en misiones populares que había hecho entre el 29 y el 32, y publicado en el 34 con el imprimatur de la curia de Brescia–, lo que le acarreó a don Mazzolari la primera censura severa de la Congregación del Santo Oficio, entonces llamada “Suprema”. El libro, que Ernesto Buonaiuti definió “de una altura y una densidad intensísimas”, había causado la alarma sobre todo por su difusión entre las comunidades protestantes de la zona, y el Santo Oficio le consideró lacónicamente “erróneo” (click aquí para leer el texto completo).


Milani, sacerdote con una pasión educativa

La segunda etapa de la peregrinación de Francisco ha sido la aldea de Barbiana, en Florencia, a la que ha llegado en helicóptero a las 11:10 h. La pequeña población que ha hecho universal la propuesta educativa y pastoral de Lorenzo Milani (1923-1967), quien llegó al seminario con 20 años, tras un profundo camino de conversión. Destinado a esta aislada aldea en 1954, el nuevo párroco procuró que el pueblo tuviera carretera, agua, luz y, sobre todo, una escuela para los más pobres.

El Papa de nuevo oró ante la sencilla tumba del sacerdote, en el cementerio local. Posteriormente, en un prado, al lado de la parroquia, se ha encontrado con algunos de aquellos alumnos de Milani.

Francisco le ha definido como un sacerdote que luchó para que “sea defendida y promovida la dignidad personal, con la misma entrega que Jesús ha hecho de sí mismo, hasta la cruz”. A los alumnos del párroco, les ha dicho que son “testimonio de su pasión educativa, de su empeño por despertar en las personas lo humano que se abre a lo divino”.

La escuela, ha recordado el Papa, no “era una cosa diferentes respecto a su misión de sacerdote, sino la forma concreta en la que se desarrolla aquella misión”. Una tarea que ha definico como “devolver la palabra a los pobres, porque sin la palabra non hay dignidad y, por lo tanto, ni dignidad ni justicia”.

ENLACE: Discurso conmemorativo del Papa Francisco – Lorenzo Milani


Pedagogía social y espiritualidad en L. Milani: hacia una educación ética-liberadora

Estamos celebrando los 50 años de “Carta a una maestra”, recomendada por el mismo Papa Francisco, uno de los documentos y testimonios más relevantes de la pedagogía contemporánea. Fue un escrito colectivo realizado por los alumnos de la Escuela de Barbiana, que puso en marcha Lorenzo Milani, educador y sacerdote-presbítero italiano que está siendo cada vez más valorado por los estudios actuales y por el mismo Papa Francisco.

ENLACE: Lorenzo Milani y la escuela de Barbiana

La vida y obra de L. Milani es apasionante, un testimonio luminoso de espiritualidad, fe y ética con una pedagogía liberadora al servicio de las personas, de los pueblos y de los pobres. Su pensamiento educativo tiene un claro carácter humanista y personalista ya que pone en el centro de su pedagogía a las personas con sus necesidades, potencialidades y capacidades. Con una educación humanizadora, moral e integral que promueve el que las personas, los pueblos y los pobres sean los sujetos protagonistas de su promoción y liberación integral.

Una pedagogía social y comunitaria que promueve el diálogo y la colaboración solidaria con los otros en el proceso educativo, con una lectura y escritura compartida. Esta educación social para la realidad y el compromiso estudia las relaciones sociales, económicas y políticas a través de los periódicos, las leyes u ordenamientos jurídicos como son los contratos laborales, las otras culturas con sus lenguas.

Es una pedagogía crítica y ética que valora la realidad con sus males, desigualdades e injusticias, que analiza críticamente la opresión, violencia y dominación de los poderosos y rico sobre los pobres, excluidos y víctimas de la historia. Con una mirada espiritual y ética en la fraternidad universal, en la paz y justicia mundial con los pobres de la tierra, por una solidaridad social e internacionalista, que trasciende toda frontera, muro y barrera; frente a todo nacionalismo excluyente e insolidario, contra todo poder, violencia, guerra e injusticia (click aquí para leer el texto completo).


Fuentes:

Vida Nueva / Radio Vaticano / Oficina prensa vaticana / Blog de Agustín Ortega / Revista 30 días

Puntuación: 5 / Votos: 2

Buena Voz

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