A propósito de una economía global justa

9:00 p m| 14 jun 17 (CYJ/BV).- Un sistema económico que ponga en el centro al sujeto económico y no a la persona humana es injusto desde su misma raíz. Por eso es necesario el compromiso de seguir trabajando para analizar las causas estructurales de la injusticia en nuestro mundo. Con la “intención” de movilizarnos a actuar desde los principios éticos de la doctrina social de la Iglesia, el Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús, elaboró desde la óptica de la praxis el documento “Por una economía global justa”, del cual nace un análisis realizado por el grupo de economistas del Centro de Estudios “Cristianisme i Justícia”.

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1. Los signos de los tiempos

Partiendo de la realidad, enumera los llamados “signos de los tiempos”, las señales desde la óptica de la justicia social que nos muestran hacia dónde va nuestro mundo: la pobreza se mantiene elevada; la desigualdad ha aumentado de manera continua; los pueblos indígenas y las minorías étnicas marginadas han sufrido discriminación; las mujeres son más proclives que los varones a vivir la pobreza y la desigualdad de oportunidades; la naturaleza del trabajo está cambiando con rapidez; los mercados financieros se han expandido espectacularmente; el sector privado se ha vuelto cada vez más importante; la sostenibilidad de nuestras prácticas económicas actuales es hoy un reto decisivo; la violencia que asola nuestra época tiene con frecuencia raíces económicas; el papel de los medios de comunicación es cada vez más importante; está surgiendo una nueva sociedad global; crece un movimiento a favor de la responsabilidad social cooperativa. Estos signos nos muestran que hay motivos reales para la esperanza y, a su vez, algo profundamente equivocado se evidencia en las relaciones económicas mundiales.

2. Cinco problemas urgentes

Un enfoque para la praxis debe ceñirse a los puntos más importantes en este momento histórico, que se condensan en cinco:

2.1. El reto de la pobreza severa

Esta pobreza severa es injusta, ofensiva, escandalosa y va contra la voluntad de Dios. Hay que buscar y urgir todos los medios para su desaparición absoluta ya que nuestro mundo cuenta con ellos.

2.2. La herida social de la desigualdad

El Concilio Vaticano II afirma: “todos los seres humanos constituyen una familia” (GS 24) en la que todos somos interdependientes y tenemos la misma dignidad de hijos e hijas de Dios. Estas notables desigualdades contradicen el plan de Dios sobre la humanidad, no responden al bien común, crean unas distancias y diferencias insostenibles y se prestan a grandes explotaciones y humillantes dependencias.

2.3. Los riesgos de la financiarización actual

Hay una serie de instrumentos financieros –valores, obligaciones, deudas, préstamos que no responden al dinero real– presentes a nivel global que dan lugar a manipulaciones, son fuente de tratados confusos, abusan de letras pequeñas en contratos y que arrastran a posibles corruptelas cuando no a una corrupción generalizada y a la explotación de los sectores más débiles de la sociedad.

2.4. La injusticia de la violencia

Los monopolios de poder económico frente a la precariedad de los que carecen de lo más elemental representan en sí mismos una violencia que contradice al bien común, a los derechos personales y sociales de las mayorías, a la dignidad de la persona humana y a la voluntad de Dios. Si estalla, la respuesta violenta es sofocada de forma contundente por los agentes del “orden”, provocando una espiral de violencia para la cual solo existe una única y definitiva salida: la justicia social y el respeto a los derechos humanos.

2.5. La fragilidad de la casa común

Como afirma el papa en Laudato si el ritmo de extracción de recursos naturales lleva al colapso de los sistemas vitales de la Tierra. Es urgente tomar conciencia de la situación y determinar medidas urgentes, globales y de cumplimiento controlado.

3. Una nueva visión

La visión del bien común está siempre presente en la doctrina social de la Iglesia y viene a ser la luz desde la que hay que discernir las respuestas operativas.

3.1. El bien común hoy

El bien común no se mide por cifras globales y resultados generales sino por su distribución en atención a la justicia distributiva que se fundamenta en la dignidad de todas las personas y de toda la persona. Por desgracia o por mala fe, un enfoque centrado en el crecimiento del producto interior bruto obvia la dimensión distributiva de la economía, permitiendo en ciertos casos un discurso de progreso y bienestar cuando en realidad sus consecuencias son la pobreza o la explotación. La justicia contributiva debe fundamentarse sobre aquellos sectores, grupos y personas que más tienen, y la justicia distributiva debe centrarse sobre todo en los que menos tienen.

3.2. Instituciones para el cambio

Parlamentos y gobiernos deberían trabajar sin tregua contra la corrupción y las políticas que no favorecen el bien común; y la sociedad civil y las organizaciones y redes por la justicia y el bien común deben velar porque así sea, y presentar proyectos, leyes y actuaciones a favor de ello. La experiencia demuestra que muchos de los avances en este sentido han sido promovidos y aun guiados por dichas organizaciones.

Nota final

Así pues, recomendamos la lectura del documento “Por una economía mundial más justa”, situándolo en el nivel de la praxis. Aunque no concrete planes de acción evaluables, ni tenga en cuenta algunos fundamentos bíblicos o de la enseñanza social de la Iglesia, creemos que el documento puede ser de gran utilidad y mueve a la acción. Siguiendo a Arrupe, nos parece que un sistema económico que ponga en el centro al sujeto económico y no a la persona humana es injusto desde su misma raíz. Por eso nos comprometemos a seguir trabajando para analizar las causas estructurales de la injusticia en nuestro mundo.

ENLACE: “A propósito de una economía global justa”. Documento completo de CyJ (2016)

ENLACE: “Por una economía global justa. Construir sociedades sostenibles e inclusivas”. Documento completo del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Curia General de la Compañía de Jesús (2016)


Fuente:

Centre d’Estudis Cristianisme i Justícia

Puntuación: 5 / Votos: 2

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