Pastora Bencke: “Es posible la unidad, pero dejando de lado el poder”
7:00 p m| 31 may 17 (RD/BV).- Romi Marcia Bencke es Pastora de la Iglesia evangélica de confesión luterana en Brasil, y actualmente trabaja en el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas de Brasil (CONIC), desempeñando la función de Secretaria General. En la semana previa a la fiesta de Pentecostés, se celebra en Brasil la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, lo que no puede reducirse a una discusión teológica, según Bencke, sino a tener actitudes que nos permitan convivir y entender que es más lo que nos une que lo que nos separa.
En esta entrevista, la pastora comenta algunas dificultades que se viven diariamente en pos de alcanzar la unidad entre los cristianos, algo que es una posibilidad real en la medida en que se deje de lado todo lo que hace referencia al poder. También muestra su postura respecto al papel de la mujer en las diferentes Iglesias cristianas y en la sociedad brasileña, y la actitud del CONIC en referencia a la situación socio-política por la que está pasando Brasil. Entrevista de L.M. Modino.
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El CONIC, que está formado por cinco Iglesias, la Iglesia católica Romana, la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil, la Episcopal Anglicana, la Presbiteriana Unida y la Sirio-Ortodoxa de Antioquía, y es una entidad que forma parte del Consejo Mundial de Iglesias, trabaja en el camino de la unidad, a pesar de las dificultades enfrentadas.
-¿Hasta qué punto ha avanzado el trabajo ecuménico en Brasil? ¿Cuáles son las dificultades del día a día para avanzar en ese trabajo ecuménico?
El movimiento ecuménico ya tuvo momentos mucho más fuertes que ahora, pues vivimos un momento de bastante decrecimiento del trabajo ecuménico, y tal vez una de las razones es que el movimiento ecuménico latinoamericano siempre se caracterizó por la acción social y profética, fue un movimiento muy articulado en el contexto de la Dictadura, las personas cristianas contrarias a esa Dictadura se organizaron para luchar por la abertura democrática.
También fue muy importante dentro del proceso constituyente, aquí en Brasil. En este momento, en que percibimos un conservadurismo dentro de las Iglesias, el fortalecimiento del clericalismo y todas esos aspectos, es algo que también afecta mucho al movimiento ecuménico.
En todo lo que se refiere a fe y doctrina, a las cuestiones dogmáticas, en algunos momentos se consiguió avanzar mucho, como en el reconocimiento mutuo del bautismo, que se consiguió aquí en Brasil y que fue asumido y firmado por las Iglesias miembro del CONIC, pero creo que hoy no es posible hacer un debate sobre esos puntos, pues las Iglesias están muy centradas en sí mismas, siendo eso algo que se percibe en la celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que en el pasado fue mucho más fuerte que ahora.
-Frente a ese ambiente dentro del clero, tenemos la postura del Papa Francisco que es claramente ecuménica, como ha demostrado en este año en que se celebra el V Centenario de la Reforma Luterana. ¿Por qué esa actitud del Papa no está presente en toda la Iglesia Católica?
Esa es una de las preguntas que yo también me hago, pues percibo que, en la Iglesia Católica, el Papa Francisco tiene esa gran abertura ecuménica, inclusive en los discursos, donde llama la atención al decir que para poder ofrecer un testimonio público más coherente con el Evangelio es necesario que establezcamos el diálogo entre las diferentes confesiones.
Aquí doy valor a momentos muy importantes, como el encuentro con el Arzobispo de Canterbury, su participación en la celebración ecuménica conjunta en Lund, Suecia, el documento conjunto entre católicos y luteranos, “Del Conflicto a la Comunión”, que es un documento muy importante. La celebración de la Reforma es la primera celebración ecuménica de la Reforma, y la presencia del Papa Francisco es, sin duda, una de las luces que hacen posible esa celebración.
Aquí en Brasil, no sólo en el ámbito católico, y yo puedo hablar también en el ámbito luterano, no se consigue avanzar en esas cosas, no llegan a las comunidades. Por ejemplo, el estudio del documento “Del Conflicto a la Comunión” quedó restringido, en la Iglesia Luterana, a la comisión bilateral de diálogo católico luterana. Quien forma parte de esa comisión conoce el documento y sabe sobre su contenido, pero en las comunidades, que es donde debería realizarse el estudio, eso es algo que no llega. Es una cosa cerrada, que muestra la forma de ser Iglesia en Brasil, es algo que no avanza.
En otras esferas y ambientes ecuménicos lo que se percibe es que son sólo algunas personas las que se indentifican con la propuesta ecuménica. Para esas personas la actitud del Papa es sumamente importante, pero son personas concretas, sin que se abran los canales institucionales de las Iglesias.
Dentro del propio CONIC, que es el Consejo de Iglesias, algo institucional, a veces se percibe que quienes se aproximan al CONIC son las personas que ya tienen ese carisma y comprensión ecuménica de ser Iglesia, pero no es una práctica abierta, cotidiana. A veces la gente quiere celebrar la Semana de Oración, pero se encuentran con el sacerdote no quiere, gente que tiene que comprar los subsidios de la Semana de Oración por cuenta propia para organizar un pequeño grupo que no encuentra el apoyo de la Iglesia.
-Esa falta de ecumenismo, ¿hasta que punto refleja una visión negativa en la sociedad brasileña?
Desde mi punto de vista provoca reacción, pues en verdad, lo que sale fortalecido es ese tipo de discurso religioso más conservador, tanto en el ámbito católico como en el protestante, pues el movimiento ecuménico es un movimiento de fronteras. Es allí donde conseguimos discutir algunas temáticas que son más sensibles dentro de las propias Iglesias, cómo nos relacionamos y establecemos el puente entre confesionalidad y religiosidad, teología y sociedad. En ese ambiente ecuménico se tiene más libertad para eso.
Con la fragilidad del movimiento ecuménico, la tentación es fortalecer otras posturas más exclusivistas. Cada uno está más preocupado con la defensa de los dogmas, de las doctrinas de su Iglesia, que en pensar cómo nuestra forma de interpretar la Biblia, de expresar nuestra fe en Jesucristo, puede contribuir para la transformación efectiva del fortalecimiento de la lucha por justicia. Eso se ha fragilizado y es algo que percibo desde mi experiencia, viendo que la fragilidad del movimiento ecuménico tiende a fortalecer esa visión más cerrada de la práctica de la fe.
-Uno de los grandes debates de la sociedad actual es el papel social de las mujeres, ¿cómo es vista la mujer en la sociedad brasileña?
Soy militante por los derechos de las mujeres. En Brasil existen altísimos índices de violencia contra la mujer y ha aumentado el discurso y la defensa de una visión más patriarcal de la familia. Eso impacta directamente en la vida de las mujeres.
El año pasado el CONIC hizo un encuentro ecuménico de mujeres, algo que no se realizaba desde hacía muchos años por parte del CONIC. Estaban presentes mujeres católicas, de varias Iglesias protestantes, presbiteriana, metodista, luterana, de las Iglesias pentecostales. Eran 90 mujeres de diferentes Iglesias y fue increible ver las respuestas al hacer un diagnóstico sobre las principales dificultades que las mujeres enfrentan dentro de la Iglesia. El clericalismo fue el punto que se hizo presente en el diagnóstico de las mujeres de todas las Iglesias, algo que es igual en la sociedad.
Muchas de las reivindicaciones del Movimiento de Mujeres es la falta de espacio dentro de las Iglesias. Una de las cosas que provoca más tensión es el de los derechos sexuales reproductivos, que creo que no debería entrar en debate si las Iglesias deberian tener una postura diferente en relación a ese tema. Pero sí es necesario pensar en cómo podemos tener una actitud pastoral con una mujer que, independientemente de los motivos, necesita interrumpir un embarazo. La cuestión no es si eso es o no es legal, sino cómo podríamos tener una actitud pastoral sin juzgar.
La religión forma parte de nuestra vida, como brasileños y brasileñas, y muchas veces se percibe que la religión todavía es utilizada como discurso para justificar prácticas opresoras contra las mujeres.
El año pasado tuvimos un grupo de mujeres evangélicas que se habían alejado de sus Iglesias. Nos encontrábamos un sábado por mes para hablar de teología y mujeres, en la perspectiva de la Teología Feminista, y los relatos que ellas narraban eran inimaginables, sobre lo que ellas vivían dentro de sus Iglesias, inclusive en la mía.
-Aquí volvemos a una situación similar a la que antes comentábamos, pues frente a la tentativa del Papa Francisco de dar protagonismo a las mujeres dentro de la Iglesia, a pesar de la oposición interna, nos encontramos con un clericalismo que pone a la mujer en un segundo plano y las aparta de un papel protagonista dentro de la Iglesia, ¿cómo repercute todo eso dentro de las diferentes Iglesias Cristianas?
Pienso que hoy mucha gente no asume su sacerdocio en una dimensión de servicio y sí de estatus. Cuando es desde esa dimensión de estatus no hay interés, por parte de nosotras como mujeres, en compartir el ministerio. En muchas Iglesias que ordenan mujeres, dentro del CONIC la Iglesia Luterana, la Anglicana y las Presbiteriana Unida, también se percibe que muchas veces, cuando se pone a una mujer en un espacio de lideranza, como puede ser pastora sinodal u obispa, es más para hacer un discurso políticamente correcto que para cambiar efectivamente la estructura de la Iglesia.
Es muy bonito hacer una foto para mostrar que tenemos una mujer obispa o pastoral sinodal, pero cómo eso aparece en la política de cambio de la Iglesia, en el discurso, en cambiar la forma como tienen lugar las relaciones de poder… Ahí todo se va complicando, siendo más difícil.
-La Iglesia Católica ha reconocido con la celebración del V Centenario de la Reforma Luterana que a nivel de doctrina hoy no hay muchas diferencias entre ambas Iglesias. ¿Llegar a la unidad es una posibilidad real o por ahora es una utopía?
Creo que sí que hay una posibilidad real. El documento “Del Conflicto a la Comunión”, creo que es un buen documento, en el que las dos Iglesias reconocen los excesos cometidos en el periodo de la Reforma. El documento sobre la justificación por la gracia y la fe, que fue firmado conjuntamente, también creo que es un gran avance, pues la justificación por gracia y fe es el centro de la teología luterana, lo que ha sido reconocido por la Iglesia Católica.
Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. Ahora bien, yo pienso así, es posible, creo que los pasos están dados, pero lo que es necesario es dejar de lado lo que hace referencia al poder, pues sería muy bueno que consiguiésemos dar un paso a más y poder comulgar juntos, celebrar la comunión, la Eucaristía juntos, lo que todavía supone un límite.
Teológicamente tenemos como conseguir eso, pero es necesario, más que rever los preceptos teológicos, que a veces lo conseguimos hacer, dejar de lado las diferencias que nos llevan a querer fortalecer un pseudo-poder. Dejamos de lado la gracia de Dios y no llevamos a cabo el testimonio que deberíamos dar.
-El CONIC se ha posicionado sobre la situación política por la que pasa Brasil, ¿cuál es la postura de este organismo ante la coyuntura socio-política por la que pasa el país?
Desde que comenzó todo este proceso en Brasil, el CONIC siempre se posicionó en la defensa de la democracia, lo que tiene mucho que ver con la historia del CONIC, que fue creado en 1982, periodo del proceso constituyente, en el que el CONIC fue extremamente activo, lo que caracteriza su acción pastoral y diaconal.
En este momento tan complejo que Brasil vive, esta ha sido nuestra postura desde el principio, la defensa y promoción de la democracia en Brasil. Reconocimos que lo que sucedió con la Presidente Dilma Rousseff representó una ruptura democrática y la consecuencia de eso sería una amenaza para los derechos sociales que ya estaban garantizados por la Constitución, y ahora, con estos últimos acontecimientos que están ocurriendo, hemos emitido una nueva nota llamando la atención sobre las represiones que se han dado contra los movimientos sociales, lo que está sucediendo en el Congreso cada vez que se discute sobre las reformas laborales y previdenciaria o la cuestión indígena, momentos en los que el Congreso es cercado por la policía.
En la última nota, la directoría del CONIC expresó su posicionamiento a favor de las elecciones directas inmediatas. Esto fue debatido, inclusive fui una de las que cuestioné sobre el riesgo de esa situación, pues puede provocar la llegada de culquier persona en una elección directa, pero ahí se comprendió que para garantizar realmente una representación democrática es necesario unas elecciones generales. Ese fue uno de los aspectos que la directoría definió para colocar en el último documento.
No siempre nuestra posición refleja con fidelidad la posición de las Iglesias, pero esa es una discusión que se ha llevado a cabo y que muestra que muchas veces el CONIC necesita ser profético y provocar a las Iglesias para que asuman una actitud más profética.
Fuente:
Religión Digital