La teología iberoamericana se suma al “kairós eclesial” abierto por Francisco
8:00 a m| 17 feb 17 (RD/VN/BV).- La semana pasada se realizó el Primer Encuentro Iberoamericano de Teología, “El presente y el futuro de una teología iberoamericana inculturada en tiempos de globalización, interculturalidad y exclusión”, organizado para analizar cómo estos temas de actualidad se ven dentro del Magisterio del Papa Francisco. La Escuela de Teología y Ministerio del Boston College, universidad jesuita ubicada en el estado de Massachusetts, ha sido el lugar elegido para acoger el Encuentro.
Su actual decano, el jesuita Thomas D. Stegman, fue el encargado de dar la bienvenida. Según José Manuel Vidal, director de Religión Digital, en el Encuentro “quedó claro para todos que la Iglesia está viviendo el ‘kairós’ de Francisco, un momento propicio para avanzar en las reformas del Vaticano II”. Reunimos reseñas de las intervenciones.
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El evento se enmarcó, el primer día, con la pregunta: “¿Una nueva fase de la teología iberoamericana? ¿Un salto hacia el futuro de la teología en castellano?”, ponencia que dio Carlos Galli, uno de los gestores del encuentro. Allí se invitó a reconocer las huellas de una historia teológica común, una teología más inculturada e intercultural, el pontificado de Francisco como un kairós en la Iglesia, el desafío de una teología en castellano y la posibilidad de una teología más científica, profética y sapiencial.
Con ese horizonte propuesto, en el segundo día se profundizó, a traves de las diferentes ponencias y comunicaciones, en la realidad de pobreza que continua desafiando a la Iglesia. Los titulos de lo hablado allí dan cuenta de los aspectos tratados: “La interpelación del pobre en un mundo globalizado a 50 años del Concilio”, “Inequidad y exclusión en América Latina: situación y propuestas”, “Las periferias geográficas y existenciales. Desafíos para la teología”, “Hablar de Dios en tiempos de globalización”, “Hacia una colaboración teológica con la pastoral de Francisco”, “Teología y política hoy en América Latina”, La reforma de la Iglesia en el actual pontificado a la luz del Vaticano II” y “La nueva relación entre geopolítica y pastoral”.
El tercer día más dedicado a la interculturalidad, contó con las siguientes presentaciones: “El reto de la interculturalidad para la pastoral y la teología”, “La interculturalidad ante el reto del fenómeno migratorio en Europa”, “Interculturalidad y misión en América Latina” y “Teología y nueva evangelización”.
Las teologías más particulares fueron objeto de discusión el cuarto día, abordando los siguientes tópicos: “Actualidad y retos de la teología latina en el actual contexto de global y en tiempos de Francisco”, “Perspectiva feminista de la teología latina”, “Hacia una teología política desde la perspectiva latina” y “El reto de una teología práctica en un contexto intercultural”.
Primer día – Lunes 6 febrero
“Pienso que este encuentro es una invitación, mejor todavía, un desafío, para darle impulso al tratamiento académico, teológico-pastoral de la vivencia del cristianismo en la actualidad en nuestro continente”, expresó el cardenal venezolano Baltazar Porras Cardoso, arzobispo de Mérida, durante la homilía de la eucaristía inaugural, tras expresar su alegría por compartir esta cita “en el sugerente y comprometedor momento eclesial inaugurado por el Papa Francisco”.
A su juicio, el Primer Encuentro iberoamericano de Teología “es un reto a la fidelidad y a la herencia del Concilio Vaticano II desde el aporte original iberoamericano, que, desde Medellín hasta nuestros días, ha hecho un camino que el Papa Francisco propone al mundo entero”.
Y formuló el deseo de que este encuentro ayude a discernir “de qué manera poder servir a la Iglesia universal, mejor, al mundo entero, en actitud religiosa, en el espíritu del Vaticano II, ayudando a descubrir y potenciar la trascendencia de lo humano, haciendo accesible el mensaje de Jesús, sin proselitismos, respondiendo a las exigencias de cada tiempo y de cada pueblo”.
Los teólogos Carlos María Galli y Rafael Luciani, dos de los organizadores del encuentro junto al jesuita argentino Juan Carlos Scannone y al teólogo venezolano Félix Palazzi, fueron los encargados de inaugurar el encuentro el lunes 6. Discernir los signos de los tiempos, para ver en qué momento estamos y por dónde se mueve la acción del Espíritu hoy, y reflexionar sobre lo que caracteriza y define a esta época global, fueron las claves propuestas por el también venezolano Luciani en orden a “descubrir el paso salvífico de Dios por nuestra historia y en medio del pueblo fiel que continúa viviendo con esperanza y solidaridad, a pesar de todo lo que se le opone”. Luciani postula, para hacer frente a los peligros de la globalización, “construir una mundialización alternativa y policéntrica”. Es decir, una “dinámica mundializadora universalista, antes que globalista”.
El argentino Galli, por su parte, fue el encargado de la primera conferencia, donde enmarcó el tema del encuentro. “¿Qué puede hacer una teología, sobre todo en castellano o español, en este momento histórico?”, preguntó a los presentes, y animó a dar un balzo innanzi (salto hacia delante) en la reflexión teológica entre latinoamericanos, españoles y latinos/hispanos en Norteamérica.
“Estamos llamados a discernir los signos de los tiempos, que expresan clamores de los hombres, interpelaciones de Dios y desafíos a la Iglesia y, por eso, a la teología”, señaló Galli para referirse a lo que denominó el “kairós eclesial actual”.
A lo largo de su intervención, el teólogo de la Pontificia Universidad Católica Argentina recordó cómo la irrupción de América en la historia repercutió en la teología, suscitando nuevos interrogantes teológicos a partir de la denominada cuestión indiana, y animó a que la teología prosiguiera en el camino de una inculturación de la reflexión teológica para que sea “plenamente católica y latinoamericana”.
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Segundo día – Martes 7 febrero
En la segunda jornada las dos ponencias principales corrieron a cargo de dos de los teólogos más conocidos y reconocidos de América Latina. Por la mañana intervino al teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, y había expectación por escucharlo. Por su pasado y por su presente. Porque sigue teniendo ideas geniales, expuestas de una forma directa y sencilla. Su charla, titulada ‘La interpretación del pobre en un mundo globalizado a los 50 años del Concilio’, comenzó abordando el tema de la pobreza, que surge en los años 60, con la irrupción del pobre en la Teología y el interés de la reflexión teológica por abordar no sólo la pobreza, sino también sus causas.
A su juicio, con Pío X y Pío XII, “los pobres tenían que ser humildes, para recibir ayuda; y los ricos, generosos, para ayudar a los pobres”. Sólo con Juan XXIII se comenzó a hablar “de las causas de la pobreza”.
Gutiérrez sentó así las bases de su pensamiento: “La pobreza nunca es buena, nunca, porque siempre es muerte temprana e injusta” y “el compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de la pobreza”. Porque, el “pobre es una ‘no persona’, un no considerado persona, un insignificante”. O como dice Hanna Arendt, “el pobre es aquel que no tiene derecho a tener derechos”. Por eso, la pobreza es un un “asunto teológico, que expresa la fractura de la creación”.
El proceso teológico de la Teología de la Liberación se basó, según Gutiérrez, en dos grandes temas: la salvación universal y la relación naturaleza-sobrenaturaleza. Porque, “para hacer teología hay que estar en contacto con la realidad”.
Y para explicarlo, Gutiérrez acudió a esta metáfora: “El mensaje cristiano es como carne congelada. Ahí está todo, pero no se puede comer. Hay que descongelarlo, es decir situarlo en la realidad actual”. Como el Papa, “que se sitúa a este nivel básico, en la frescura del Evangelio”.
Una teología asentada en la praxis. Y citó, para corroborarlo, a Simone Weil, “si quieres saber si una persona cree en Dios, no te fijes en lo que dice de Él, sino en lo que dice del mundo”.
Y una teología profundamente espiritual. “La espiritualidad es fundamental en el proceso teológico, porque es un estilo de vida y una manera de ser”, explicó. Por eso, la TL nunca va a morir, aunque los medios de comunicación “la mataron al año de nacer y la siguen matando a cada rato”. De ahí que, cuando a Gutiérrez le preguntan por la muerte de la TL, siempre dice: “A mí no me invitaron a su funeral y creo que tenía derecho a estar en él”.
Por la tarde se presentó el jesuita Juan Carlos Scannone, uno de los ‘gurús’ de la Teología del Pueblo, que definió “como una corriente de la Teología de la Liberación”, y que centró su intervención en ‘La colaboración teológica con la pastoral del Papa Francisco’. A su juicio, es evidente que el Papa no quiere una “teología de despacho”, sino una teología basada en la misericordia, en la opción por los pobres y en el discernimiento. Desde la misericordia, “Francisco da importantes pasos adelante con respecto a sus dos predecesores, continuando la línea de la Iglesia y la teología latinoamericanas de Medellín a Aparecida”.
Según Scannone, que fue profesor de Bergoglio en Argentina, Francisco quiere “una Iglesia pobre, de los pobres y para los pobres”. Es decir que, como dice Pedro Trigo, “Los pobres no se sientan sólo en la Iglesia ‘como en su casa’, sino que estén en el ‘corazón de la Iglesia'”. Por eso Francisco quiere que los pobres sean “no sólo protagonistas, sino también ‘poetas sociales’, artesanos y hacedores de historia”. Especialmente, a través de los movimientos populares, a los que el papa “reconoce una imprescindible función social”.
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Tercer día – Miércoles 8 febrero
La ponencia de la mañana la dictó unas de las grandes figuras del Encuentro, el teólogo brasileño Agenor Brighenti, presidente del Instituto Nacional de Pastoral del episcopado brasileño y miembro del equipo de reflexión y perito del Celam. Como tal participó activamente en la conferencia de Santo Domingo y en la de Aparecida.
Agenor sostiene, con Mircea Eliade, que “el descubrimiento de las culturas y de la religión como su alma es el mayor descubrimiento del siglo XX, responsable de la irrupción del pluralismo cultural y religioso”.
El experto brasileño comenzó denunciando “la lógica de la violencia de la colonización”. De hecho, a su juicio, “el cristianismo fue implantado en nuestras tierras más por la fuerza que por la persuasión. Los conquistadores venían con la misión de la expansión del imperio de la fe. El cristianismo que nos llega es una mezcla de mercado y salvación, con un modelo simbólico de conquista y cristiandad”.
Pero también, entonces, hubo santos y profetas, como Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga, Toribio de Mogrovejo, Valdivieso, Antonio Viera, Montesinos o Manuel da Nóbrega, entre otros muchos. Ellos son la prueba de que surgió también, desde el principio, una “conciencia genuinamente evangélica”, que, con el paso del tiempo, se plasmó en la aceptación de la “pluriculturalidad como componente del propio ser de la Iglesia”.
Y es que, según el profesor Brighenti, “la relación evangelio-culturas se puede dar en dos paradigmas diferentes: como ‘evangelización de las culturas’ o como ‘evangelización inculturada’. El primero parte de la Iglesia y de los evangelizadores. El segundo, del pueblo que acoge el Evangelio y su cultura como realizaciones del Espíritu a lo largo de la historia”.
Por la tarde se celebraron dos conversatorios. Uno, dirigido a los profesores y alumnos de la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College. Y, otro, abierto a todo el público. En el primero intervinieron, presentados por el doctor Groome, los teólogos Carlos María Galli y Roberto Goizueta. El primero explicó las grandes líneas de la Teología del Pueblo, relacionándola con el ‘kairos’ Francisco. El segundo, reivindicó la Teología del Mestizaje de Virgilio Elizondo, como una de las corrientes de la Teología de la Liberación.
En el segundo conversatorio, los ponentes fueron Juan Carlos Scannone, Consuelo Vélez y Roberto Tomichá. Previamente se proyectó el video de saludo al Encuentro del General de los Jesuitas, el venezolano Padre Sosa.
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Cuarto día – Jueves 9 febrero
La penúltima jornada del Encuentro se centró en la Teología hispana o latina de Norteamérica (Estados Unidos, sobre todo, con una mención a Quebec, “los latinos del Norte”). La primera ponencia corrió a cargo de Roberto Goizueta, uno de los líderes de la Teología latina en USA.
Goizueta ofreció una retrospectiva y prospectiva de la Teología latina, que nació, en 1971, en San Antonio (Texas), de la mano del fallecido Virgilio Elizondo y de su inspirador, el pastoralista navarro, Casiano Floristán.
Se trata de una teología “centrada en el mestizaje como una experiencia común, que caracteriza a la comunidad latina estadounidense” y que sigue la metodología de la Teología de la Liberación. Una teología con rasgos culturales, lingüísticos y religiosos. Entre los religiosos, el más importante es “la religiosidad popular”. El “mestizaje como fuente de dignidad y orgullo”, que se plasma en una Cristología, en la que “el Cristo mestizo es el Cristo compañero” y en la devoción a la Virgen de Guadalupe.
Una teología que, según Goizueta, se abre camino en “el centro de la globalizadora cultura individualista y consumista, que hoy en día amenaza no sólo a este país, sino al mundo entero”. Con un impacto brutal “en los jóvenes latinos que se sienten atrapados entre los valores de sus padres y abuelos y la cultura individualista dominante” y en un país que “privatiza la fe”, cuando, para los latinos, la fe forma parte de la vida cotidiana y de la calle.
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Quinto día – Viernes 10 febrero
Para cerrar el Encuentro, en su última jornada se programó la reunión con los movimientos sociales y religiosos hispanos de Boston, que contaría con la participación de algunos de sus representantes, para ser luego recibir un mensaje del teólogo Carlos María Galli, y compartir una Eucaristía con todos los demás protagonistas del Encuentro.
“Me llamo Sonia. Soy de Perú. Llevo 12 años en este país. Soy indocumentada, pero no incapacitada. Confieso que el miedo ha vuelto a mi vida, no sólo por la falta de documentos, sino porque temo no poder realizar los sueños que traje en mi mochila”. Éste fue uno de los muchos testimonios que sonaron en la parroquia de San Ignacio de Boston, con la presencia de decenas de representantes de movimientos sociales y religioso de la ciudad, acompañados por los teólogos del I Encuentro Iberoamericano.
De las discusiones teológicas a la vida real de un pueblo oprimido. La convocatoria vino de la mano de Félix Palazzi, joven teólogo laico venezolano del Boston College, que la presentaba así: “En nuestra ciudad hay un gran miedo. Y no nos podemos dejar vencer por él. Queremos vencer el miedo de nuestras comunidades, en un trabajo conjunto de todas nuestras organizaciones sociales y religiosas”.
Y por el altar fueron desfilando diversas personas, representando a una variada gama de organizaciones sociales y religiosas populares. Desde una pastora a un fraile capuchino, pasando por un teólogo argentino. En todas las intervenciones planea la sombra de Donald Trump, aunque ni una sola vez se le nombró explícitamente.
“Vivimos en dos mundos. Vivimos aquí físicamente, pero nuestro corazón está en nuestros países. Estamos aquí, porque queremos un futuro mejor para nuestros hijos”, explicaba Magalia Rowe. Y añadía: “Me formé en Perú con el Padre Gustavo Gutiérrez. Estamos aquí para unir esfuerzos por nuestros hermanos que viven en las sombras. Porque juntos somos más fuertes”.
Erwin, un salvadoreño, anima a los presentes: “Llevo 40 años aquí. Fui arrestado y tuve una orden de expulsión, pero salí adelante. Ustedes también lo conseguirán, a pesar de que últimamente oigamos por todas partes que no merecemos estar aquí o tener una vida decente aquí”.
A algunos latinos indocumentados les preocupan las repercusiones que la actual situación pueda tener en sus hijos: “¿Qué va a pasar con nuestros niños, que escuchan constantemente esta retórica del desamor?”. Y piden al Boston College que estudie académicamente las repercusiones psicológicas del miedo y de la ‘caza de indocumentados’ sobre los más pequeños.
Por parte del I Encuentro Iberoamericano de Teología intervino el teólogo argentino Carlos María Galli, dando gracias por “haber sido invitado a este encuentro ecuménico, interreligioso y solidario” y ofreciendo la solidaridad de los teólogos: “Nosotros estamos son ustedes. Rezamos por ustedes. Acompañamos su causa, porque es la causa de todos los pueblos y de todos los emigrantes del mundo”.
Y añadía: “Venimos a conocer sus nombres, sus voces y sus rostros. A través de ellos, estamos en sus corazones”. El pastoralista argentino señaló también que el propio Jesús fue emigrante y refugiado en Egipto y que “cada vez que recibimos a un hermano nuestro, estamos acogiendo al propio Cristo”.
También recordó que el Papa Francisco es hijo de inmigrantes italianos en Argentina, asi como su lucha en favor de emigrantes y refugiados.
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Fuentes:
Religión Digital / Revista Vida Nueva