¿Qué nos dice el viaje a Armenia sobre Francisco?

11:00 p m| 5 jul 16 (CRUX/BV).- Los viajes del Papa son importantes por muchas razones: su relevancia geopolítica, su trascendencia en las relaciones con otras iglesias cristianas y otras religiones, su impacto en la comunidad católica local, la cobertura de los medios que generan, y más. Sin embargo, por ser actividades que marcan el camino de cada pontífice, también son importantes por lo que revelan acerca de la personalidad y prioridades que tiene cada uno. El viaje de Francisco a Armenia no fue una excepción, ya que aportó interesantes perspectivas en tres cuestiones: sus fuertes lazos con Argentina, la seriedad con la que se toma a los ortodoxos, y su racha de terquedad. Análisis del vaticanista John Allen Jr. publicado en el portal Crux.

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Los viajes al extranjero son algunos de los eventos en los que, año tras año, un Papa pone mucho de sí mismo: tiempo para preparar discursos y gestos, buena cantidad de energía pensando los mensajes que quiere transmitir, y así sucesivamente.

Eso significa que hay otro nivel de interpretación cada vez que un Papa sale del Vaticano, y es lo que finalmente, el hecho de salir de viaje, revela acerca de su propia personalidad y prioridades.

En este sentido, vale la pena preguntar lo que el reciente viaje a Armenia nos dice sobre el pontífice argentino. Revisando lo que pasó, se sugieren tres conclusiones.


Cuestiones argentinas

Desde el principio, ha sido sorprendente la frecuencia con que Francisco, al ser presionado para explicar alguna declaración en particular o decisión política, invoca sus antecedentes en Argentina.

En realidad, hay demasiados ejemplos para contar, pero con la finalidad de elegir uno casi al azar, recordamos que en una sesión con sacerdotes de la diócesis de Roma a principios de este mes, Francisco provocó controversia al sugerir que hay casos en los que resulta mejor para las parejas convivir juntos por un tiempo en lugar de participar de un “matrimonio de apuro”.

“Hay un acontecimiento social que se da en la capital argentina”, dijo. “Yo prohibí celebrar matrimonios religiosos, en Buenos Aires, en los casos que nosotros llamamos ‘matrimonios de apuro’, matrimonios ‘con prisa’ (reparadores), cuando hay un niño en camino” (leer aquí última pregunta en el documento oficial con la declaración completa).

De hecho, Francisco citó su experiencia en Buenos Aires no menos de cinco veces, en esa dirección, a los sacerdotes, en varios temas.

Lo mismo ocurrió en la visita a Armenia, especialmente en la conferencia de prensa que ofreció en el avión papal a su regreso. Francisco citó Argentina en tres puntos distintos:

– Para explicar su decisión de añadir la palabra “genocidio” a un discurso sobre las masacres sufridas por los armenios en 1915 a manos de los turcos otomanos, diciendo que “en Argentina, cuando se hablaba del exterminio armenio, siempre se usaba la palabra ‘genocidio’… Yo vengo con esa palabra”.

– Al bromear sobre el furor en torno a su decisión de crear una comisión para estudiar las diaconisas, citó a un expresidente argentino que le gustaba aconsejar a los presidentes de otros países, que si no sabían cómo resolver un problema, “crean una comisión”.

– Al explicar por qué cree que los homosexuales no son el único grupo que se merece una disculpa de los cristianos, citó su experiencia cuando era niño en Buenos Aires, y recordó que “no se podía entrar en la casa de una familia divorciada”.

Todo esto es muy natural, no solo porque Argentina es el hogar del pontífice, sino porque era legendario su disgusto de viajar fuera de ella. Pasó solo pequeños tramos de su vida en el extranjero antes de ser elegido Papa, por lo que, inevitablemente, sus puntos de referencia emergen de la experiencia vivida en su país.

En otras palabras, si se quiere entender la mente y el corazón de este Papa, entonces Argentina es el lugar a donde se debe ir.


Seriedad con los ortodoxos

El ecumenismo, es decir, el esfuerzo por la unidad cristiana, ha sido un compromiso colectivo de la Iglesia católica durante los últimos cincuenta años, y todos los papas recientes han tratado de hacer sus movidas con diversas denominaciones y movimientos en el mundo cristiano.

Si bien todos han considerado una prioridad estrechar los lazos con los ortodoxos -debido a que la ruptura entre Oriente y Occidente en el año 1054 es el cisma más grande-, en el abstracto uno podría pensar que no es algo que le apasione a Francisco. Después de todo, los ortodoxos son conocidos precisamente por la clase de doctrina “rígida” que es una “bestia negra” para este Papa, y también por lo general tienen un enfoque formalista litúrgico que en realidad no es su estilo.

Sin embargo, ha quedado claro que Francisco está genuinamente comprometido a una verdadera unión con el mundo ortodoxo.

El cardenal Jorge Mario Bergoglio también era lo común para los católicos orientales en Argentina, que no tenían su propio prelado, y tenía estrechos vínculos con los líderes ortodoxos en el país.

Desde su elección, ha convertido a Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla, en un valioso amigo y socio en múltiples frentes, y personas cercanas hablan de una fuerte amistad entre ellos. También maquinó un histórico encuentro con el patriarca Kirill de Moscú en Cuba.

En Armenia, las connotaciones ecuménicas de la visita fueron abrumadoras. Francisco se alojó en el palacio apostólico de Karekin II, Catholicos de la Iglesia Apostólica Armenia, una de las seis iglesias ortodoxas orientales, y ambos hicieron absolutamente todo juntos.

“Nos hemos encontrado, nos hemos abrazado como hermanos, hemos rezado juntos y compartido los dones, las esperanzas y las preocupaciones de la Iglesia de Cristo” dijo Francisco a Karekin el domingo, después de participar en la Divina Liturgia en la Catedral Apostólica Armenia.

“La oímos -a la Iglesia- latir al unísono, y en la que creemos y sentimos como una. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza”, dijo.

Además, Francisco terminó el viaje proporcionando una opinión positiva sobre el reciente Concilio de las iglesias ortodoxas orientales, que se vio afectado cuando los rusos ortodoxos y otras tres iglesias se retiraron.

Sin embargo, en la conferencia de prensa durante el vuelo de regreso a Roma, Francisco lo calificó como un “paso adelante”.

“Se ha dado un paso adelante, no al cien por cien, pero un paso adelante. Las causas que han justificado las ausencias son sinceras para ellos, y son cosas que se pueden resolver con el tiempo… El mero hecho de que estas Iglesias autocéfalas se hayan reunido en nombre de la Ortodoxia, para mirarse a la cara, orar juntos, hablar y tal vez decir alguna ocurrencia, es muy positivo. Doy gracias al Señor. En el próximo serán más”.

La conclusión es que cuando se trata de la relación iglesia católica / ortodoxa, Francisco no se lo está tomando para nada a la ligera… va en serio.


Francisco el necio

A pesar de su reputación bien ganada por su humildad y sencillez, hay otro aspecto de la personalidad de Francisco que es un poco menos comentada:: También puede ser terco como una mula cuando ha tomado una decisión sobre algo.

Su visita a Armenia comenzó y terminó con recordatorios al respecto.

Durante una liturgia en Roma en abril del 2015 para conmemorar el 100° aniversario de la masacre de armenios durante la Primera Guerra Mundial, Francisco la describió utilizando el término “genocidio”, lo que provocó que Turquía retire su embajador y emita una protesta diplomática.

En el período previo a este viaje, los funcionarios del Vaticano parecían restar importancia a las expectativas de que Francisco podría utilizar ese término nuevamente. En una sesión informativa antes del viaje, el portavoz P. Federico Lombardi mencionó que aunque “genocidio” describe la realidad de lo que ocurrió, se pueden usar otras palabras también, para evitar politizar totalmente la visita; y el mismo Francisco dijo recientemente que él prefiere el término “martirio” para describir el sufrimiento actual de los cristianos en Oriente Medio.

Cuando las copias de los discursos de Francisco fueron entregadas a los periodistas de antemano, la palabra “genocidio” nunca apareció, sin embargo, cuando se dirigió a los políticos y diplomáticos, el Papa no se contuvo y la utilizó cuando se refirió a “aquel genocidio”.

En el avión papal en el camino de regreso a Roma, Francisco dijo que pensó muy bien el asunto de usar ese término y que habría sido “muy extraño” estar en Armenia y no utilizar el término.

Por supuesto, ya sabía que eso no iba a caer bien en Turquía, otro país que ha visitado y que tiene, desde una perspectiva interreligiosa, una importancia estratégica para el Vaticano.

Rápidamente, el vice primer ministro turco acusó a Francisco de exhibir una “mentalidad de los cruzados”, y un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores acusó que el lenguaje del pontífice va a complicar los esfuerzos de paz en la región.

Obviamente, a pesar de eso, Francisco decidió hacerlo de todos modos.

Al final del viaje, el pontífice realizó otra de sus, ahora famosas, conferencias de prensa durante el vuelo, en este caso duró casi una hora.

Y es un hecho que es conciente que las críticas hacia estas sesiones espontáneas papales van creciendo en algunos círculos católicos. Estos críticos dicen que Francisco habla demasiado, especialmente en situaciones improvisadas, cuando está propenso a decir cosas que despiertan controversia y, que pueden confundir sobre la postura del Papa y la Iglesia respecto a diversos asuntos.

Sin ir muy atrás en el tiempo se han dado varios casos, incluyendo un comentario de que “buena parte” de los matrimonios sacramentales estos días son nulos porque las parejas no entienden lo que significa un compromiso de por vida, y también el ya mencionado comentario acerca de cómo hay casos que convivir antes es mejor que un “matrimonio de apuro” a causa de un embarazo.

En ese contexto, habría sido comprensible si Francisco se mostraba un poco reservado, discreto, sin querer explayarse con los periodistas, y tal vez imponer límites a los tipos de preguntas que respondería.

En cambio, allí estaba él, permitiendo una asombrosa variedad de temas -disculpas a los homosexuales, Brexit, Martin Luther, mujeres diáconos, el Papa Benedicto XVI, el Concilio panortodoxo, y más. Una vez más, sus comentarios se convirtieron en “el tema Católico de la jornada”.

Otras figuras públicas podrían decidir que simplemente no necesitan amargarse el día, o que esas controversias pueden perturbar su agenda, pero es evidente que Francisco ha tomado la decisión de que no se va a contener, respecto a lo que tenga que decir. En otras palabras, se trata de un Papa decidido a hacerlo a su modo.


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Fuente:

Crux

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