Francisco sobre Vatileaks II: “No me distrae de la labor de reforma que estamos realizando”

11:00 p m| 11 nov 15 (VI/RD/BV).- Las cosas han cambiado, y para siempre, en la Iglesia católica. En lugar de ocultar los problemas, o lamentarse, el Papa compartió sus impresiones tras el escándalo del “Vatileaks II”. Y lo hizo asegurando que “este triste hecho no me distrae de la labor de reforma que estamos llevando a cabo”, con “el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y la santidad cotidiana de todo bautizado”. Francisco hizo estos comentarios de manera pública, al final del rezo del Angelus la semana pasada.

Luego el P. Federico Lombardi, portavoz vaticano, señaló que gran parte de la información filtrada ya se conocía, gracias justamente al empeño impulsado por el mismo Francisco. “Esta movida tiene la finalidad de crear la impresión de un ‘reino permanente de la confusión’, no hace justicia a la reforma de la Curia que ya ha sido puesta en marcha ampliamente ni al compromiso de la Santa Sede para llegar a la transparencia”, argumentó Lombardi.

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El Papa Francisco habla en público sobre los nuevos Vatileaks

“Sé que muchos estáis turbados por las noticias que han circulado sobre los documentos confidenciales de la Santa Sede robados y publicados”, comenzó el Papa. “Quisiera deciros ante todo que robar estos documentos es un delito, un acto deplorable que no ayuda. Yo mismo había pedido que se hiciera ese estudio, y mis colaboradores y yo conocíamos muy bien esos papeles. De hecho, han sido tomadas medidas que han comenzado a dar sus frutos, algunos visibles”, subrayó Francisco, arrancando la ovación de la plaza.

“Por eso, quiero asesguraros que este triste hecho no me distrae de la labor de reforma que estamos llevando a cabo con mis colaboradores, y con el apoyo de todos vosotros. Sí, con el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y la santidad cotidiana de todo bautizado. Por eso os doy las gracias y os pido que sigais rezando por el Papa y por la Iglesia, sin dejaros preocupar, sino yendo adelante con voluntad y esperanza”.

Los miles de fieles que abarrotaban san Pedro en “un buen día con este hermoso sol”, como lo definió el Papa, aplaudieron a rabiar: con este hombre al frente de la Iglesia todo es posible, incluso afrontar escándalos que, en otro tiempo, costaron cabezas e, incluso, la dimisión de un Pontífice.

Antes, Bergoglio se refirió a dos pasajes del Evangelio, con los escribas -“lo que no se debe hacer”-, y la anciana viuda, “un ideal ejemplar de cristianos”.

Así, señaló, “Jesús critica a los escribas, maestros de la ley, tres defectos que se manifiestan en su estilo de vida: soberbia, avidez e hipocresía. A ellos les gusta que les hagan reverencias en las plazas, les gustan los espacios de honor en las sinagogas y en los banquetes, Pero bajo esta apariencia solemne se esconde falsedad e injusticia”.

“Mientras se pavoneaban en público -prosiguió-, usan su autoridad para devorar los bienes de las viudad, que eran consideradas, junto con los huérfanos y los extranjeros, las personas más indefensas y menos protegidas. Finalmente, los escribas, dice Jesús, rezan mucho para hacerse ver”.

“Hoy también existe el riesgo de asumir estas actitudes”, denunció Francisco, cuando “se separa la oración de la justicia, porque no se puede dar culto a Dios y causar daño a los pobres. O cuando se dice que se ama a Dios y en cambio se antepone a él la propia vanagloria, el propio beneficio”.

Por el otro lado, la “pobre mujer viuda que arroja dos monedas al templo”. Los ricos “han dado lo que les sobra con ostentación, mientras que la viuda, con discreción y humildad, ha dado todo lo que tenía para vivir. Por esto, dice Jesús, ella ha dado más que todos”. Y es que “ella no quiere ir a mitad con Dios. En su pobreza ha comprendido que teniendo a Dios tiene todo. Se siente amada totalmente por Él, y a la vez le ama totalmente. ¡Qué bello ejemplo!”

“Jesús nos dice a nosotros hoy que el criterio de juicio no es la cantidad, sino la plenitud. Hay una diferencia: tú puedes tener mucho dinero, pero estar vacío, no hay plenitud en tu corazón. Pensad esta semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cuestión de cartera, sino de corazón. Hay diferencia entre cartera y corazón. Desde hace años, hay enfermedades cardáicas que hacen bajar el corazón a la cartera”.

Y es que “amar a Dios con todo el corazón significa fiarse de su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperar nada a cambio”, añadió el Papa, quien recordó una anécdota con una familia en Buenos Aires, que le ayudó a comprender que “al mirar de frente a las necesidades del prójimo estamos llamados a privarnos de algo indispensable, no sólo de lo que nos sobre”.


Breve reseña sobre los Vatileaks II

Al final de un mes muy intenso para la vida de la Iglesia debido al Sínodo de los obispos, y bien marcado por episodios opacos como la falsa noticia de la enfermedad del Papa, vuelve a explotar el caso “Vatileaks”. O mejor, el último estertor del viejo “Vatileaks”, se presenta con el clamoroso arresto en el Vaticano de un monseñor español, Luis Ángel Vallejo Balda, Secretario de la oficina del Revisor General de las cuentas vaticanas, y la relacionista pública Francesca Immacolata Chaouqui. Ambos son acusados de haber difundido información, que días después fue publicada en dos libros, sobre las finanzas vaticanas, mismas que habían jurado mantener en secreto, y de haber ofrecido incluso grabaciones de las conversaciones entre Francisco y sus colaboradores.

Dicen que lo hicieron “para ayudar al Papa”, para “vencer la guerra” en contra de los grupúsculos que se opondrían a la renovación y a la transparencia. Pero Bergoglio no debe haber quedado tan contento de estos gestos tan generosos, pues aprobó personalmente los arrestos de esta extraña pareja de “cuervos”, cuya participación en el nuevo escándalo no ha sorprendido a muchos en el Vaticano.


“Vatileaks” y las fatigas de una reforma en curso

Detrás de los libros “Avaricia” y “Vía Crucis” no hay ningún complot curial contra Francisco. Así como tampoco ninguna oposición entre lo “viejo” y lo “nuevo”: si la hipótesis acusatoria se confirma, los dos “topos” (o “cuervos”) que filtraron los documentos a los dos autores fueron nombrados por el nuevo Papa como miembros de la comisión para la reforma económico-administrativa de la Santa Sede (la Cosea).

Leyendo ambos libros, con páginas de documentos, cifras, declaraciones, grabaciones de audio, uno no encuentra datos clamorosos. Mucho de ese material, de hecho, ya ha sido publicado. Sobre el escándalo de las casas de Propaganda Fide o de la Apsa cedidas a los vip que buscan departamentos a buen precio ya habían salido cientos de artículos bien documentados. Lo mismo se puede decir sobre las cuentas sospechosas del IOR. Incluso los gastos del cardenal George Pell y de sus empleados habían sido publicados por el periódico italiano “L’Espresso”.

Entre las novedades están, ciertamente, las palabras que pronunció el Papa en la reunión a puerta cerrada con los purpurados que se ocupan de cuestiones económicas y los diálogos que algunos los cardenales sostuvieron antes del anuncio de la creación de un nuevo dicasterio económico centralizado en la Santa Sede. Se trata de grabaciones obtenidas sin que los presentes lo supieran. Pero leyendo estas transcripciones no se tiene la idea de una guerra abierta, sino, por el contrario, se aprecia la determinación de Francisco para llegar a la transparencia sobre las cuentas, sobre la gestión de las contrataciones y sobre los costos.

En cambio, lo que es completamente nuevo es la noticia de la caja fuerte en la que se conservaban los documentos de la Cosea, que fue saqueada. ¿Quién y por qué habría violado ese y otros dispositivos de seguridad, robando pocos cientos de euros? Los libros también añaden un triste detalle sobre las ya conocidas polémicas relacionadas con el departamento del cardenal Tarcisio Bertone: no se sabía, efectivamente, que 200 mil euros de la fundación para los niños enfermos del Hospital Bambin Gesù hubieran sido utilizados con ese destino. Pero, también aquí, se podía escribir algún renglón más para explicar que el manager bertoniano, Giuseppe Profiti, y que todo el Consejo de Administración del Hospital fueron sustituidos en enero de 2015 por el nuevo Secretario de Estado Pietro Parolin. También son completamente nuevas las cifras relacionadas sobre el destino del Óbolo de San Pedro, usado en parte para iniciativas de caridad y en parte para rellenar huecos en el balance de la Santa Sede.

Lo que más sorprende es más bien el panorama general: los dos libros presentan los resultados de la mayor y más minuciosa investigación sobre las cuentas vaticanas que se haya hecho. Pero quien la llevó a cabo fue el mismo Vaticano, encomendándose a asesores externos y ajenos: la investigación para saber cuánto dinero hay y cómo se gasta; cuántos inmuebles hay, cuánto valen realmente y cómo son administrados; qué papel tienen las fundaciones y cómo administran sus gastos; el monitoreo minucioso de todas las cuentas del IOR, que concluyó con la clausura de cientos de ellas… Todo esto salió a la luz por primera vez por voluntad de Papa Francisco, gracias a las dos comisiones referentes y a los asesores internacionales que, evidentemente, hicieron un buen trabajo. Y permitieron que se comenzara a concretar la reforma. Claro, no sin discusiones, fricciones, contraposiciones, dificultades y obstáculos. Como los que al principio se dieron entre la comisión de la Cosea y las oficinas de la Secretaría de Estado con respecto al destino del Óbolo de San Pedro, pero que después habrían sido superados.

El panorama que surge al leer estos dos libros (y los datos más nuevos) se refiere a los primeros meses del Pontificado de Bergoglio, pero al ir leyendo los documentos se pierden de vista los contextos y sobre todo lo que está sucediendo en el presente. Existen todavía muchos casos de mala administración, todo un ecosistema de privilegios y privilegiados. Existen tensiones entre la nueva Secretaría para la Economía y otros entes como la Apsa. Pero se ha recorrido mucho camino desde los tiempos de Calvi y Sindona, desde los tiempos de la quiebra Ambrosiana y de las cuentas del IOR utilizadas para maxi-sobornos o reciclar dinero sucio. Benedicto XVI comenzó la estación de la renovación y del adaptarse a los estándares internacionales, para abrir el pequeño mundo vaticano y sus institutos, que a veces eran utilizados como bancos “offshore”.

Su sucesor quiso proseguir la obra interrumpida con una determinación férrea. Se ha hecho mucho durante estos primeros años de Pontificado. Todavía hay mucho que hacer, por ejemplo en relación con la Apsa y la administración de los inmuebles. Francesco Peloso, en su bien documentado libro “El banco del Papa”, muy útil para comprender el escenario de todos estos hechos, escribió que todo lo que está sucediendo es “la narración de un cambio de época en el cual el papado ha aceptado y asumido las reglas de la globalización financiera”, como el “anti-reciclaje”.

El desafío que el Papa Francisco trata de plantear “a su misma Iglesia -se lee en el libro de Peloso- es el de una estructura económica que, a pesar de no renunciar a una relación directa con los mercados financieros globales, produzca círculos de redistribución virtuosa en su interior para entregas recursos principalmente a las misiones evangelizadoras en las diferentes formas en las que se encarna en las diferentes partes del mundo, privilegiando, de preferencia, a las más necesitadas”. Un desafío del que todavía no se puede cantar victoria.


Vallejo Balda y Chaouqui, una pareja extraña y las viejas tramas del poder

En julio de 2013, Vallejo Balda logró a que se nombrara Chaouqui miembro de la comisión que habría tenido entre sus manos los documentos más reservados sobre las finanzas vaticanas. El vínculo entre ellos es muy estrecho: él se presentaba como “el concomo del Papa”, ella como “la comisaria del Papa”. La encarnación de un nuevo recorrido, hecho de transparencia y de muchas amistades con gente que cuenta en el mundo de la economía, de la información, de la política. Ahora, el monseñor español, de 53 años y cercano al Opus Dei, que pretendía convertirse en el hombre-clave de la economía de la Santa Sede, se encuentra en una celda de la Gendarmería vaticana. Tiene la cara entre las manos, preocupado por su anciana madre con la cual, hijo único, vivía hasta hace tres días en Roma. Mientras ella, Francesca Immacolata, italiana de 32 años, la joven rampante capaz de abrir las puertas del Vaticano a sociedades de asesoría internacional y a conocidos vip, estuvo detenida durante una noche en el Vaticano, en una residencia de monjas salesianas, antes de ser liberada.

Según las primeras investigaciones, habrían ofrecido todo el material para dos nuevos libros: “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi y “Vía Crucis” de Gianluigi Nuzzi. También los dos autores se dicen convencidos de que la publicación de estos volúmenes “ayudará al Papa”. Un Papa obligado a tomar distancias cotidianamente de todos los que lo quieren “ayudar”. Hay que recordar dos fechas para comprender el origen de este nuevo embate del viejo “Vatileaks”, en el que en su momento estuvo también involucrada Francesca Chaouqui, quien corroboró con entrevistas anónimas en periódicos la importancia de los documentos robados por el mayordomo de Benedicto XVI.

La primera fecha es el 18 de julio de 2013. Francisco publica un “motu proprio” con el que instituye la comisión referente sobre los problemas económicos y administrativos de la Santa Sede (Cosea): Vallejo Balda es nombrado Secretario y, sorpresivamente, como parte del equipo encargado de monitorear las cuentas y los problemas de gestión de los entes y dicasterios vaticanos, es nombrada, gracias al amigo monseñor, Francesca Chaouqui. Las dudas sobre la oportunidad de su nombramiento son inmediatas: la joven mujer escribe “tuits” desenvueltos en contra del cardenal Tarcisio Bertone y en contra del ex-ministro de Economía italiano Giulio Tremonti (desmentiría haberlos escrito denunciado una infiltración de hackers en su cuenta de Twitter y cancelará los mensajes después de haberlos dejado meses en línea). No es ningún misterio el vinculo que hay entre ella y el sitio de “gossip” Dagospia, que publica fantasías completamente infundadas sobre la “leucemia” de Benedicto XVI. En una conversación publicada por el periódico italiano “L’Espresso” anuncia que tiene acceso a “los documentos reservados” del Vaticano y que es muy buena amiga justamente del periodista Gianluigi Nuzzi. Las polémicas se van atenuando y Chaouqui logra entrar y salir de la Casa Santa Marta, debido a su puesto.

La segunda fecha es el 3 de marzo de 2014. Ese día, después de haber instituido la Secretaría para la Economíaa y de haber nombrado como prefecto al cardenal australiano George Pell, Francisco da a conocer el nombre del “número dos” del dicasterio. En lugar de nombrar a Vallejo Balda, como había pedido hasta el último momento el mismo Pell, surge el nombre sorpresivamente de Alfred Xuereb. Es un duro golpe para la pareja Vallejo Balda – Chaouqui. El prelado español estaba convencido de que lo habrían nombrado a él. La había incluso confirmado incautamente a una emisora radiofónica de su país. Al final, tampoco le llega otro puesto a la “comisaria” Francesca Immacolata; los otros 5 miembros de la Cosea son trasladados a otro órgano vaticano, el Consejo para la Economía, pero ella se queda sin nada. Tanto ella como su amigo monseñor se sienten “en guerra” y hacen de Pell su peor enemigo.

Las fricciones entre la Secretaría de la Economía, la Secretaría de Estado y otros dicasterios de la Santa Sede no son una invención. El mismo Francisco tiene que intervenir en varias ocasiones para acotar ciertos poderes y aclarar las competencias de cada uno. Pero para la extraña pareja “en guerra”, no era suficiente. En abril del año pasado, durante la canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, Vallejo Balda y Chaouqui protagonizan un nuevo paso en falso que disgusta bastante a Papa Francisco. Organizaron un buffet con vista privilegiada para 150 selectos invitados vip en la terraza de la Prefectura para los Asuntos Económicos, sin que el superior directo de Vallejo Balda lo supiera.

Los documentos de los libros de Fittipaldi y Nuzzi sobre la gestión del hospital Bambin Gesù, sobre el costo del departamento de Bertone, sobre algunas cuentas extrañas del IOR y sobre los alquileres de las casas del Vaticano, están aderezados con grabaciones que habrían sido registradas durante las reuniones de la Cosea ante la presencia del Papa. Los gendarmes, guiados por Domenico Giani desde hace tiempo estaban investigando sobre la filtración de los nuevos documentos. Y esta vez se convencieron de haber resuelto el caso antes de que los documentos llegaran a las librerías.


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Fuentes:

Vatican Insider / Religión Digital

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